El Libro de Mormón puede mantenerte volando alto.
Sería peligroso (por no decir un desperdicio de combustible) pilotar un avión sin rumbo, sin un plan ni un destino. Es necesario tener una idea de adónde te diriges y cómo vas a llegar allí. La vida es igual, y el Libro de Mormón puede proporcionar la dirección que necesitamos.