Devocionales de 2024
Lecciones de la vida de un joven adulto


Lecciones de la vida de un joven adulto

Devocional mundial para jóvenes adultos

Domingo, 5 de mayo de 2024

Introducción

Élder Carlos A. Godoy: Gracias por estar aquí con nosotros en este bello e histórico lugar. Es un honor estar aquí con ustedes hoy. Gracias por acompañarnos desde los cuatro puntos cardinales del mundo. Nos encanta estar con los jóvenes adultos. Tienen una función esencial en la Iglesia y están pasando por un momento crucial en la vida. Las decisiones que tomen hoy influirán enormemente en su futuro. Por eso, esperamos que esta tarde podamos sumar algo útil a los muchos mensajes excelentes que ya han recibido en otros devocionales.

Me alegro de que nos acompañen el hermano Chad Webb y su esposa, Kristi, y el élder Clark Gilbert y su esposa, Christine. Gracias por acompañarnos hoy.

Estoy encantado de que Mônica me acompañe en este devocional. Vamos a aplicar un método de enseñanza en equipo; espero que les guste.

Como parte de nuestro mensaje, compartiremos un breve video animado, producido por la Iglesia, sobre nuestras versiones juveniles. Mônica y yo teníamos más o menos la edad de ustedes.

Con este video, esperamos enseñarles varios principios que puedan aplicar en su vida ahora mismo. El video dura cinco minutos y en él verán varios momentos de nuestra vida. Presten mucha atención y busquen los principios que crean que tienen relación con ustedes. Más adelante comentaremos algunos de esos principios. ¿Les parece bien?

[video]

Yo no estaba buscando el Evangelio ni una iglesia. Tenía dieciséis años y un amigo de mi hermano mayor fue a mi casa a invitar a nuestras hermanas menores a una actividad, porque creía que mi hermano y yo no estábamos hechos para la Iglesia. Cuando llegamos a la capilla, estaban jugando a una actividad muy sencilla, pero estaban muy concentrados en el juego y riéndose. Y yo pensé: “¿Por qué están tan felices?”.

Entonces, dos días después, estaba recibiendo las lecciones en la capilla, porque mi familia no estaba demasiado interesada en recibirlas. Yo me sentía feliz con el Evangelio. Sabía que era verdadero, lo suficiente como para estar dispuesto a ser bautizado sin mis padres. Pero me resultó difícil encajar.

No tenía amigos, así que por un tiempo me senté en la parte de atrás del salón sacramental: observaba, escuchaba y volvía a casa. Puedes hacer esto durante un tiempo, pero si no tienes amigos, aunque sepas que es verdad, resulta difícil, sobre todo si tienes amigos afuera que te piden que vuelvas.

Un domingo fui a la capilla, una vez más, y estaban haciendo inscripciones. “¿Qué es eso?”, les pregunté.

“Es para una conferencia de jóvenes”, me dijeron. “Deberías ir”.

Yo respondí: “De acuerdo, quiero intentarlo”. Posteriormente, en la conferencia de juventud, todos aquellos jóvenes estaban jugando, cantando y bailando; y, de repente, una voz dijo por el altavoz: “Hagamos la primera oración”.

De golpe, toda aquella gente tan ruidosa se puso reverente. Para mí fue: “¿Qué? ¿Qué pasa aquí?” ¿Cómo puede este grupo de jóvenes ser tan ruidoso y, un segundo después, estar reverente para ofrecer una oración? Vaya, sí son diferentes. Quiero ser como ellos. En mi caso, el Señor de nuevo me enviaba un mensaje: “Carlos, no te rindas. Este es tu lugar”.

El día siguiente estaba dando vueltas por ahí y vi a una joven que estaba sola, tocando la flauta. Cuando vi esa chica dije: “¡Guau!”; y el corazón me empezó a latir más rápido. Quería hablar con ella. Era muy genuina y cordial y empezó a hablarme como si yo fuera una persona normal. Se convirtió en mi amiga, mi única amiga, y gracias a ella pude conocer a otros amigos.

Después de aquella conferencia para jóvenes, decidí que iba a seguir asistiendo. Mi familia se mudó a otra parte de la ciudad. Fui a la capilla que había cerca de mi nueva casa, ¿y adivinen quién estaba allí? ¡Mônica! Ese era su barrio. Al final de la reunión, una hermana se acercó a mí y me preguntó: “¿Eres miembro de la Iglesia?”.

Yo estaba acostumbrado a esa pregunta, y le dije: “Sí, creo que sí. Claro que lo soy”.

Ella me dijo: “Oh, deberías asistir a Seminario”.

En mi entorno, el seminario era adonde uno iba a convertirse en sacerdote, en un cura.

Así que le dije: “No, no; yo quiero casarme y tener hijos”.

Ella me respondió: “No, Seminario es para los jóvenes, para aprender acerca del Evangelio”. No hay muchos jóvenes en nuestro barrio. De hecho, solo hay tres: Adriana Weber, Carlos Arthur Lencini y Mônica Brando.

Y yo pensé: “Vaya. No sé qué es, pero quiero estar allí”.

Cada mañana recibí la buena palabra de Dios, y eso me permitió entender quién era yo, y me dio fortaleza para seguir luchando y seguir avanzando en mi proceso de conversión.

Luego se me asignó a servir como compañero de orientación familiar del presidente de los Hombres Jóvenes. Aunque yo no sabía mucho sobre el Evangelio, él siempre me daba asignaciones para que yo enseñara. Creo que él confiaba en mí más de lo que yo confiaba en mí mismo.

Y este es otro dato interesante— él era el padre de Mônica. Por cierto, aquella joven angelical que mencioné, Mônica, que me había ayudado, se convirtió en mi esposa más adelante. Después de que ambos sirviéramos en una misión, nos casamos en el templo. Ahora ella es madre de cuatro hijos y abuela de siete nietos, y sigue siendo un ángel en mi vida.

Si miran a su alrededor, no tengo duda de que encontrarán a personas que necesitan la ayuda de ángeles. El Señor los necesita a ustedes. Por lo tanto, cuando se miren en el espejo, no olviden esto: en su interior hay un hermoso espíritu que es un hijo o una hija del Padre Celestial, con todos esos atributos y ese potencial en su interior.

[Fin del video]

Élder Godoy: Hecho de menos ese pelo. Bueno. Ahora vamos a tratar algunos de esos temas. Y la soledad es el primero.

¡No están solos!

Hermana Mônica Godoy: Creo que este es un momento ideal para detenernos y analizar lo que pasó. Carlos, en su versión juvenil, se sentía solo y desanimado.

Quizás algunos de ustedes también se hayan sentido solos y olvidados, como sucedió aquí. No es fácil sentir que somos invisibles o que no tenemos mucho valor. Si se encuentran en una situación similar, no dejen que ese sentimiento los abrume: no están solos. Es posible que los demás no interactúen con ustedes o no los acepten como deberían. Es una situación triste, pero recuerden que no están solos, porque el Salvador siempre está a su lado. Él los conoce, sabe lo que sucede en su vida, los ama y está a su alcance, siempre que ustedes lo necesiten. No se den por vencidos intentando encajar. Él enviará a ángeles para ayudarlos.

Élder Godoy: Este es un mensaje para todos aquellos en nuestro entorno que se sienten solos u olvidados. Se supone que nosotros somos esos ángeles. Miren a su alrededor, más allá de su círculo habitual de amigos. Esas personas están ahí, han estado ahí, y quizás no los hayan visto. Ustedes han estado tan ocupados con su vida, con sus buenos amigos y compañeros, que no han visto a quienes esperan sentirse amados y aceptados. Pero están ahí, buscando amistad y esperando encajar. Es probable que estén en la parte de atrás del salón sacramental o en una esquina del salón de clases. Y es muy probable que no lleven una camisa blanca y una corbata, o un hermoso vestido de domingo, pero están haciendo todo lo que pueden por encajar. Por favor, denles una oportunidad. Necesitan su sonrisa, su apretón de manos y su amistad. El presidente Spencer W. Kimball dijo esto al respecto:

“Dios nos tiene en cuenta y vela por nosotros; pero por lo general, es por medio de otra persona que atiende nuestras necesidades”.

Bueno. Salir con personas del sexo opuesto. Enamorarse.

Enamorarse

Hermana Godoy: OK, aquí hay otro buen tema del que hablar: el momento en que te enamoraste de mí.

Élder Godoy: Sabía que ibas a elegir ese tema.

Hermana Godoy: ¡Por supuesto! Fue un momento hermoso, con una lección que podemos compartir. Algunos de ustedes se enamorarán y reconocerán con facilidad al amor de su vida; será amor a primera vista.

Élder Godoy: Creo que ese fue mi caso. Mírenme la cara.

Hermana Godoy: Pero en mi caso fue distinto.

Élder Godoy: Lo sé.

Hermana Godoy: No debemos esperar encontrar a nuestro compañero eterno de la misma forma que otros lo hacen. Algunas personas lo sentirán con claridad y fuerza, y a otras les podría llevar más tiempo, esfuerzo y paciencia. Es algo que resultará evidente conforme inviertan en la relación. No se apresuren a darse por vencidos porque no hayan tenido una impresión fuerte al principio; la experiencia nos enseña que algunos matrimonios excelentes empezaron poco a poco, cita a cita.

Élder Godoy: Mônica tiene razón. Al menos en nuestro caso, así fue. Yo sentí una profunda impresión en el corazón en cuanto la vi. En mi caso, fue como ver “una columna de luz”. Ella, por el contrario, no sintió nada especial al principio. Me tuve que esforzar mucho durante varios meses para que ella se diera cuenta de que yo podía ser una buena opción. Al principio, nos hicimos buenos amigos y, después de muchas citas, ella por fin se dio cuenta de que se estaba enamorando de aquel joven “apuesto”. Más o menos.

Esta experiencia nos enseña otro principio: la forma en que recibimos revelación. El proceso de encontrar a la persona ideal es similar al proceso de recibir revelación.

Me gusta lo que el élder Bednar enseña acerca de la revelación. Para enseñarnos, él usa el ejemplo de dos experiencias que la mayoría de nosotros hemos vivido con la luz.

Menciona la experiencia que sucede cuando “entramos en un cuarto oscuro y encendemos el interruptor de la luz […]; en un instante, la habitación se llena de luz y hace que desaparezca la oscuridad. […] Una luz que se enciende en un cuarto oscuro es semejante a recibir un mensaje de Dios rápida y completamente, y todo de una vez”. Así era lo que yo sentía por Mônica.

La otra experiencia sucede “al observar la noche transformarse en la mañana. […] En comparación con el hecho de encender una luz en un cuarto oscuro, la luz del sol naciente no irrumpe de inmediato. [Por el contrario], la intensidad de la luz aumenta de manera gradual y constante, y […], finalmente, el sol se asoma por el horizonte […].

“El aumento gradual de la luz que irradia el sol naciente es semejante a recibir un mensaje de Dios ‘línea por línea, precepto por precepto’ (2 Nefi 28:30)”. Así fue cómo Mônica descubrió que yo era la persona adecuada para ella. Le tomó un poco más de tiempo.

El élder Bednar concluye así: “La mayoría de las veces, la revelación viene en pequeños incrementos a lo largo de cierto tiempo, y se concede de acuerdo con nuestro deseo, dignidad y preparación”.

Hermana Godoy: Se puede decir lo mismo acerca de recibir una confirmación espiritual sobre nuestros compañeros eternos. La mayoría de las veces, la sentiremos en pequeños incrementos a medida que conocemos a personas y pasamos tiempo con ellas.

Fortaleza espiritual

Élder Godoy: Permíteme responder. Como vieron en el video, asistir a Seminario fue una decisión vital para mí. Aunque el motivo original para asistir fue una hermosa joven y no las lecciones sobre el Evangelio, Seminario influyó profundamente en mi conversión y mi trayectoria espiritual.

Gracias a aquellas dosis diarias de enseñanzas del Evangelio, pude fortalecer mi testimonio y resistir las tentaciones a lo largo del día. Eso me ayudó a entender que yo era un hijo de Dios y que Él tenía un plan para mí en esta vida.

Hermana Godoy: Este mismo principio se aplica a Instituto, que también formó parte de la época en que salimos juntos. Espero que estén aprovechando este excelente recurso. En Instituto no solo encontrarán la verdad del Evangelio, sino también amigos de verdad. Fíjense en lo que el presidente Nelson ha dicho sobre Instituto:

Video: “Mis queridos hermanos y hermanas, los amo. Pienso en ustedes y oro por ustedes con frecuencia. Ustedes viven en una época como ninguna otra. Están en la edad de tomar decisiones cruciales, decisiones que afectarán el resto de su vida terrenal y eterna. Tomar esas decisiones puede parecer a veces abrumador o incluso aterrador. Pero también es emocionante, porque estamos viviendo en una época trascendental.

“¿Puedo invitarlos a hacer algo que los ayudará como pocas cosas pueden hacerlo? ¡Asistan a Instituto! He visto a mis hijos, nietos y muchos bisnietos asistir a Instituto, y eso les ha cambiado la vida a todos ellos.

“Instituto los ha ayudado a ellos, y los ayudará a ustedes, a profundizar su conversión a Jesucristo. Asistir a Instituto los ayudará a sentir más el gran amor del Padre Celestial por ustedes. Instituto les ofrecerá instructores inspiradores, amigos fieles y un sentimiento de pertenencia. Los ayudará a ver por qué vivir el Evangelio lleva a la felicidad sin fin. Asistir a Instituto los ayudará a vivir el Evangelio y a sentir más gozo, ahora mismo.

  • Si quieren saber la verdad sobre quiénes son en realidad, asistan a Instituto.

  • Si quieren saber cuál es el propósito de la vida, asistan a Instituto.

  • Si quieren permanecer en la senda de los convenios, asistan a Instituto.

  • Si quieren aprender a dejar que Dios prevalezca en su vida, asistan a Instituto.

  • Si quieren ser pacificadores, asistan a Instituto.

“Les prometo estas bendiciones y expreso mi amor por ustedes, en el sagrado nombre de Jesucristo. Amén”.

Élder Godoy: Mientras seguimos en este capítulo de la fortaleza espiritual, permítanme hablar sobre mi experiencia con la orientación familiar.

Como vieron en el video animado, se me asignó a servir aunque yo no tenía mucho que ofrecer. Prestar servicio hizo que me sintiera valorado; me preparó para ayudar a los demás y, como consecuencia, fortaleció mi testimonio personal. Una de las mejores formas de potenciar el testimonio es compartiéndolo. Espero que estén participando activamente en oportunidades de servicio; por ejemplo, ministración, historia familiar, servicio en el templo o cualquier otra asignación de la Iglesia en la que se olviden de ustedes mismos y ayuden a otros. Eso los bendecirá, fortalecerá y protegerá.

Me gusta el pasaje de Doctrina y Convenios que recalca este principio:

“De cierto digo que los hombres deben estar anhelosamente consagrados a una causa buena, y hacer muchas cosas de su propia voluntad y efectuar mucha justicia”.

Y, por cierto, como lo dije en el video, aquel compañero de orientación familiar que tuve me cayó tan bien, que me casé con su hija. Se convirtió en mi suegro, es el padre de Mônica. Yo fui muy activo en mis asignaciones de orientación familiar. Cada mes estaba allí en su casa para hacer orientación familiar.

Hermana Godoy: Una bendición para esta generación, que la nuestra no tuvo, es la de tener templos cerca. En nuestra juventud, el único templo de Brasil estaba en Sao Paulo, muy lejos de nosotros. En aquella época, los jóvenes adultos iban al templo cuando se marchaban a servir en una misión o se casaban. Afortunadamente, el presidente Nelson ha recalcado en la actualidad la importancia de recibir la investidura, independientemente de la misión o el matrimonio. Más que nada, se trata de prepararse. Espero que piensen en esto.

Asistir a la Casa del Señor con frecuencia también nos brinda bendiciones. En el templo recibimos lecciones que nos ayudan a vencer el mundo. Me encantó lo que dijo el presidente Nelson en la última conferencia:

Video: “Nada los ayudará más a aferrarse a la barra de hierro que adorar en el templo con la regularidad que sus circunstancias lo permitan. Nada los protegerá más, cuando hagan frente a los vapores de tinieblas del mundo. Nada reforzará más su testimonio del Señor Jesucristo y de Su Expiación, y nada los ayudará más a entender el magnífico plan de Dios. Nada calmará más su espíritu en los momentos de dolor. Nada abrirá más los cielos. ¡Nada!”.

Élder Godoy: Gracias, presidente Nelson, por sus enseñanzas. lo amamos mucho. Bien, el siguiente tema: servir una misión.

Servir en una misión

Hermana Godoy: Llegó la hora de hablar sobre las misiones. Seis meses después de que Carlos se fuera a la misión, yo fui a la mía.

Élder Godoy: ¡Qué coincidencia!

Hermana Godoy: No fue ninguna coincidencia. Ambos queríamos servir al Señor y queríamos un futuro juntos, así que consideramos nuestras misiones como una buena manera de complacer al Señor y, al mismo tiempo, prepararnos para nuestra vida conyugal. Sabíamos que también nos brindaría bendiciones muy necesarias para un joven matrimonio en el futuro.

Élder Godoy: Sin duda, nuestras misiones bendijeron nuestras vidas. Gracias a nuestras misiones, se fortaleció nuestro testimonio del Salvador, aumentó nuestro conocimiento del Evangelio y las habilidades de comunicación y liderazgo que aprendimos allí nos ayudaron en nuestras profesiones. Pero, sobre todo, nos sentimos bien al poder llevar a cabo las misiones que el Señor esperaba de nosotros.

Hermana Godoy: Quiero preguntarte algo. ¿Y qué pasa con quienes no pueden ir o no finalizan su misión por diversos motivos? ¿Pueden seguir teniendo esperanza en un futuro brillante?

Élder Godoy: ¡Claro que sí! Siempre tendrán a su lado a un amoroso Padre Celestial. No debemos juzgar a quienes han tenido una experiencia misional diferente o no han tenido ninguna. Después de todo, aunque servir en una misión puede ser una experiencia de aprendizaje decisiva en la vida y es una responsabilidad del sacerdocio para los hombres jóvenes, no es una ordenanza del Evangelio; por lo tanto, no se penalizará a nadie por ello en su progreso en esta vida ni se perderán bendiciones en la eternidad.

Hermana Godoy: Me alegro por haber tenido la oportunidad de servir y se lo recomiendo a todos; pero, como sabemos, las jóvenes son bien recibidas y muy necesarias, pero su servicio es opcional.

Élder Godoy: También me siento agradecido por mi experiencia misional. Creo que regresé de esos dos años más preparado para la vida. Y con un mejor corte de pelo.

Hermana Godoy: Hablando de regresar de la misión… ¿Y si hablamos del matrimonio?

Élder Godoy: Sí. Afrontemos el tema.

Criar una familia

Hermana Godoy: Nosotros éramos dos exmisioneros con mucho amor, muchos planes y nada de dinero.

Élder Godoy: ¡Así es! Lo recuerdo.

Hermana Godoy: Al mirar atrás, me doy cuenta de lo lindo que fue empezar nuestra vida conyugal como lo hicimos y lograr juntos nuestras metas educativas, profesionales y temporales. Lo hicimos juntos y esos desafíos y experiencias nos hicieron acercarnos todavía más.

Élder Godoy: Lo recuerdo y estoy de acuerdo. Aquellos años en que edificamos nuestra vida y logramos nuestras metas se convirtieron en recuerdos preciados. Eso no significa que esté mal empezar la vida conyugal con estabilidad económica. Solo queremos compartir un mensaje con aquellos de ustedes que están esperando avanzar en su relación hasta que tengan todo lo que necesitan. Necesitan las cosas básicas, el uno al otro y al Señor de su parte. Todo lo demás lo pueden lograr juntos, y eso reforzará su matrimonio. Y estoy buscando algunos aquí mismo en la audiencia.

Hermana Godoy: Cambiando de contexto, pero no de tema, quiero hacer otro comentario sobre la vida conyugal: cuando ustedes, los jóvenes adultos, nos ven a las parejas y las familias ya establecidas, quizás crean que siempre fue así, que todo siempre parece estar bien y que la vida ha sido fácil para nosotros. Quizás haya sucedido así en algunos casos, pero no en la mayoría.

Élder Godoy: Al menos, no en nuestro caso.

Hermana Godoy: La vida conyugal es una experiencia de aprendizaje que con suerte mejora a medida que progresamos. El amor ha existido desde el principio, pero llevarse bien cada día es algo que se construye paso a paso. Tenemos que adaptarnos el uno al otro, reír y llorar en ocasiones; los hijos nos darán gozo y dolores de cabeza; padeceremos enfermedades en ocasiones y, a veces, no tendremos suficiente dinero. ¿Pero saben qué? Así es como la vida tenía que ser.

Élder Godoy: Pero hay algo que es seguro: si incluimos el Evangelio de Jesucristo en esta ecuación, la vida conyugal resultará mucho más fácil y gozosa.

Hermana Godoy: Así que, segunda pregunta. ¿Qué pasa con quienes no tengan la oportunidad de casarse en esta vida? ¿Quieres decirles algo?

Élder Godoy: Sí. Me gusta el consejo del presidente Hinckley a las hermanas, que creo qu se puede aplicar a todos. Veamos lo que Él dijo:

Video: “Algunas de ustedes, lamentablemente, no se casarán en esta vida. Así sucede a veces. Si eso ocurre, no vivan lamentándose; el mundo todavía necesita sus talentos, necesita su contribución. La Iglesia necesita su fe, necesita sus manos fuertes que brinden ayuda. La vida nunca es un fracaso en tanto no la llamemos así. Hay muchas personas que necesitan su ayuda, su amorosa sonrisa y su tierna bondad. Veo a muchas mujeres capaces, atractivas y maravillosas a quienes el romance ha dejado de lado. No lo entiendo, pero sé que en el plan del Todopoderoso, el eterno plan que llamamos el plan de felicidad de Dios, habrá oportunidad y recompensa para todos los que las busquen”.

Élder Godoy: Hay un pasaje en Mosíah 2:41 que expresa esta misma promesa.

“Y además, quisiera que consideraseis el bendito y feliz estado de aquellos que guardan los mandamientos de Dios. Porque he aquí, ellos son bendecidos en todas las cosas, tanto temporales como espirituales; y si continúan fieles hasta el fin, son recibidos en el cielo, para que así moren con Dios en un estado de interminable felicidad. ¡Oh recordad, recordad que estas cosas son verdaderas!, porque el Señor Dios lo ha declarado”.

En resumen, el mensaje, como dijo el élder Bednar, es este: sean buenas jóvenes y buenos jóvenes, guarden los mandamientos y el Señor se ocupará de todo. Al final, todas las bendiciones se otorgarán a los fieles.

Môni, ¿quieres hacer algún comentario final?

Hermana Godoy: Sí. Quisiera concluir con mi testimonio.

Sé que somos hijos e hijas de un Padre Celestial amoroso. Sé que Jesús es el Cristo y que vive. Sé que esta vida es el tiempo para prepararse para comparecer ante Dios. Sé que Él nos guía y que prepara la senda. No estamos solos. Sé que el templo es la Casa del Señor sobre la tierra. Es un lugar en el que podemos recibir conocimiento e inspiración en nuestra vida. Sé que tenemos un profeta hoy en día, y él nos enseña y nos guía.

En el nombre de Jesucristo. Amén.

Élder Godoy: Muchas gracias. Me encanta enseñar contigo. Y te amo.

¿Y qué dicen los Gilbert? ¿Algún comentario o enseñanza para este hermoso público?

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