2021
A la medida
Febrero 2021


A la medida

La autora vive en Utah, EE. UU.

“Cuando soy bueno y atento, y ayudo a alguien más, me siento muy feliz” (Children’s Songbook, pág. 197, solo disponible en el idioma inglés).

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tennis shoes

¡Riiiing!

Tony sonrió al levantarse de su pupitre. ¡Finalmente había llegado el recreo!

Otros niños pasaron corriendo a su lado hacia el patio, pero Tony se tomó un tiempo. Estaba esperando a Sean, quien era nuevo en la clase. Quizás podrían jugar juntos.

“¡Eh, Sean!”, dijo Tony. ¿Te gusta jugar al baloncesto?

“¿Que si me gusta? ¡Me encanta!”, dijo Sean.

“Genial”. Tony sonrió. “Ven; ¡vayamos a jugar!”.

Tony y Sean se pasaron todo el recreo dando rebotes y pases, y encestando el balón.

“¡Fue muy divertido!”, dijo Tony, mientras volvían al salón de clases. “Eres muy bueno”.

“Gracias”, dijo Sean. “¡Es divertido jugar con alguien a quien le gusta el baloncesto tanto como a mí!”.

Después de eso, Tony y Sean jugaban baloncesto en el recreo todos los días. Practicaban las diferentes jugadas que habían inventado y perfeccionaban su rebote. A Tony le encantaba el zumbido que producía el cesto cuando el balón pasaba por la red.

“¡Ahí va!”, gritó Tony. Le pasó el balón a Sean; este lo atrapó y saltó para encestar. Tony notó que algo colgaba de una de las zapatillas de Sean.

El balón rebotó en el borde del aro. “Ay, casi”, dijo Tony. “¡Buen intento!”.

“Gracias”, dijo Sean. “Pienso que podría jugar un poco mejor si no fuera por mis zapatillas”. Se rio mientras levantaba la zapatilla para que Tony la viera. “Me van a comprar unas nuevas tan pronto como mi papá encuentre trabajo”.

Tony sonrió. “¡Pero si te compran zapatillas nuevas me vas a ganar todo el tiempo!”, bromeó. “¡No te podré ganar nunca!”.

Mientras Tony caminaba desde la escuela a casa esa tarde, pensaba en Sean, que iría caminando a su casa con una zapatilla desgastada. Tony sabía que sería muy difícil jugar al baloncesto con las zapatillas en esas condiciones. ¡Con el cambio de tiempo, a Sean se le enfriarían los pies! Tony se preguntaba si habría algo que pudiera hacer para ayudar.

“¿Estás listo para acostarte?”, le preguntó el papá más tarde esa noche.

“Sí”, dijo Tony. “Estaba pensando. ¿Conoces a mi amigo Sean, con el que juego al baloncesto durante el recreo? Las zapatillas que tiene se están desgastando. Tiene que esperar a que su papá consiga trabajo para poder comprar unas nuevas. Realmente me gustaría ayudarlo de alguna manera.

“Es una excelente idea”, dijo el papá. “¿Qué tal si hacemos una oración? Sé que el Padre Celestial te ayudará a saber qué puedes hacer”.

Tony asintió y se arrodilló con su papá a orar.

A la mañana siguiente, mientras Tony se preparaba para ir a la escuela, notó algo en su armario. ¡Era un par de zapatillas adicionales de su hermano mayor! Tony aún no las había usado porque todavía le quedaban un poco grandes. ¡Las había olvidado por completo!

Me pregunto si le quedarán bien a Sean, pensó Tony. Puso las zapatillas en su mochila, la cerró y salió rápido hacia la escuela.

“Hola”. Tony se dirigió hacia Sean y levantó las zapatillas. “Las encontré en el armario. A mí no me quedan bien, y me pregunté si te quedarían a ti”.

“Caray. ¡Muchas gracias!”. Sean se las puso y amarró los cordones. “¡Me quedan a la medida!”.

Tony se sintió feliz. Sabía que el Padre Celestial había escuchado su oración para saber cómo ayudar a su nuevo amigo. “¡A ver quién llega primero a la cancha!”.

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