2021
Envuelta en amor
Febrero 2021


Envuelta en amor

La autora vive en West Midlands, Inglaterra

“El Santo Espíritu […] [nos] guiar[á] hacia el bien” (Canciones para los niños, pág. 56).

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a grandpa handing a white blanket to a girl

Abby no podía dejar de dar golpecitos en el suelo con los dedos de los pies. Estaba tan emocionada que sentía mariposas en el estómago. Estaba en un bautismo, pero no en un bautismo cualquiera. ¡Estaba en su bautismo! Abby, su familia y sus amigos habían cantado juntos una canción de la Primaria, habían orado y habían escuchado el discurso de la abuelita. Ya solo quedaba el discurso del abuelito antes de que la bautizaran.

El abuelito caminó hacia el frente de la sala y le guiñó un ojo. Puso una gran bolsa en el suelo. “Abby, estamos muy orgullosos de tu decisión de bautizarte hoy”, dijo. “El día del bautismo es un día lleno de regalos. Tú estás dando el regalo del ejemplo a tus hermanos y hermanas”. Sonrió a los cuatro hermanos menores de Abby.

“También estás haciéndole promesas a Dios”, añadió el abuelito. “Y Él te está haciendo promesas a ti; pero hay otro gran regalo que recibirás hoy”.

El abuelito se detuvo y metió la mano en la bolsa, de donde sacó una suave cobija blanca y se la entregó. “Este es un regalo que te hacemos la abuelita y yo, pero también es un recordatorio del don del Espíritu Santo que recibirás hoy. Cuando te cubras con esta cobija, quiero que pienses en las formas en que sentimos el Espíritu Santo. El Espíritu Santo te puede confortar como una suave cobija. También puede guiarte y decirte lo que es correcto”.

Abby se puso la cobija sobre los hombros y sonrió a su abuelito. Cuando el discurso acabó, se fijó en la sensación que le transmitía la cobija. Era cálida, confortable y la ayudaba a sentirse segura.

Por fin llegó el momento de que Abby fuera bautizada. Entró en la pila de agua tibia y tomó la mano de su papá. Miró a sus hermanos y hermanas y les sonrió antes de cerrar los ojos.

La voz del papá sonó alta pero apacible mientras pronunciaba la oración bautismal en francés. “Je te baptise au nom du Père, et du Fils, et du Saint-Esprit. Amen”.

El agua tibia cubrió a Abby y entonces, con la misma rapidez, ella salió del agua. Eso fue todo. ¡Se había bautizado!

Abby abrazó fuerte a su papá y salió de la pila. Se quitó el traje bautismal y se puso su vestido. Cuando salió, maman (mamá) y sus amigas Isobel y Florence la estaban esperando y la ayudaron a atarse el lazo de su vestido y a peinarse el cabello mojado.

“Estamos tan orgullosos de ti”, dijo maman.

Florence sonrió a Abby a través del espejo. “Me encantan los bautismos”.

“Toma; dejaste esto en la silla”. Isobel le dio a Abby su nueva cobija blanca.

Abby la sostuvo cerca de sí mientras maman y sus amigas conversaban y reían. La cobija era cálida y confortable, tal como el abuelito había dicho, pero no solo sentía esa calidez por fuera. Por dentro, Abby también se sentía segura y bien. En su corazón sabía que había tomado la decisión correcta, y que el Padre Celestial estaba feliz.

Esa sensación cálida y feliz se parecía mucho a su cobija. ¡Tenía que ser el Espíritu Santo!

Abby se miró en el espejo y sonrió. Estaba deseando que la confirmaran y recibir el don del Espíritu Santo para poder sentirse así siempre. Ese sería el mejor regalo de todos.