El Amigo
Orar por Alejandro
Noviembre de 2024


“Orar por Alejandro”, El Amigo, noviembre de 2024, págs. 32–33.

Orar por Alejandro

“¿Sabe Jesús lo que se siente al tener cáncer?”, preguntó Gerardo.

Esta historia ocurrió en El Salvador.

Gerardo patinó hasta los escalones de la entrada de su casa. El auto de mamá estaba en la entrada. Eso significaba que ella y su hermano mayor, Alejandro, habían regresado del médico. Gerardo se quitó los patines y corrió adentro.

“¿Gerardo?”, llamó mamá. “¡Estamos aquí!”.

Gerardo entró en la sala de estar. Alejandro estaba recostado en el sofá y mamá se sentó a su lado. Parecía preocupada.

Gerardo también estaba preocupado. La semana anterior se habían enterado de que Alejandro tenía cáncer; estaba muy enfermo.

Pero Alejandro se incorporó y sonrió cuando entró Gerardo. “¡Hola! “¿la pasaste bien?”,

“Sí, pero ¿cómo te fue en la cita con el médico?”, preguntó Gerardo.

“Dice que tendrán que operarme”, contestó Alejandro.

Mamá asintió: “Pero los mejores médicos que pueden ayudarlo están en el hospital de niños. Como Alejandro tiene 14 años, es demasiado mayor para que lo atiendan allí. Tendremos que buscar otro lugar”.

A Gerardo se le hizo un nudo en el estómago. Si no podían conseguir ayuda para Alejandro, ¿qué iba a pasar? ¿Empeoraría el cáncer?

Gerardo se fue a su habitación; necesitaba pensar.

En la Primaria, Gerardo había aprendido que el Padre Celestial siempre lo escuchaba y sabía que siempre podía pedirle ayuda.

Así que se arrodilló junto a la cama y cruzó los brazos: “Querido Padre Celestial, por favor, ayuda a Alejandro. “Por favor, ayúdanos a encontrar médicos que puedan hacer la cirugía”.

Un niño cenando.

Poco después, mamá lo llamó a cenar. Había hecho pupusas [tortillas rellenas], la comida favorita de Gerardo. Le dio un gran mordisco a la gruesa tortilla asada rellena de queso y frijoles [porotos, judías], pero todavía se sentía preocupado por su hermano.

Alejandro apenas comió algo de la pupusa. Fruncía el ceño y se movía muy lentamente.

Su mamá también lo había notado, “¿Por qué no vemos un video de la Iglesia?”, preguntó. Les gustaba ver videos sobre Jesucristo cuando se sentían tristes.

“Está bien”. Gerardo retiró los platos mientras mamá preparaba el video. Luego todos se sentaron a mirar.

En el video, Jesucristo oraba en un jardín, junto a un árbol. Gerardo conocía aquella historia. Fue cuando Jesús sufrió antes de morir en la cruz.

Cuando terminó el video, Gerardo se sintió tranquilo y en paz, pero tenía una pregunta. “¿Por qué Jesús tuvo que sufrir tanto?”, preguntó.

Mamá los abrazó a él y a Alejandro, y dijo: “Jesús eligió sentir el dolor porque nos ama. Sintió todos los dolores por los que nosotros pasamos”.

Gerardo miró a Alejandro. “¿Sabe Jesús cómo nos sentimos al tener cáncer?”

“Sí, lo sabe”, dijo mamá. “Sabe lo difícil que es y debido a que sabe cómo nos sentimos, Él sabe cómo ayudarnos”.

Gerardo sintió una calidez en el corazón, como si lo cubriera una gran manta. El Padre Celestial y Jesucristo conocían y amaban a su familia. Sabían cómo ayudar a Alejandro.

Cuando Gerardo llegó a casa de la escuela al día siguiente, encontró a su mamá preparando una maleta.

“¡Buenas noticias!”, dijo. “Hablé con el médico del hospital de niños. Van a atender a Alejandro. Lo operarán mañana”.

Gerardo abrazó fuerte a su mamá. “¡El Padre Celestial nos está ayudando! ¿Podemos orar y agradecerle?”.

“Buena idea”, dijo mamá. Vayamos a buscar a Alejandro”.

Una familia orando.

Mientras oraban juntos, Gerardo sintió paz. El Padre Celestial había oído su oración. Ahora Alejandro tendría la cirugía que necesitaba. Gerardo sabía que Jesucristo entendía por lo que estaban pasando y que siempre los ayudaría durante las pruebas.

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Ilustraciones por Ricardo Guerrero