Conferencia General
Reunidos a salvo en el hogar celestial
Conferencia General de abril de 2023


14:48

Reunidos a salvo en el hogar celestial

Estamos en una posición inigualable de recoger a Israel a ambos lados del velo como nunca antes en el plan del Padre.

El presidente Russell M. Nelson, nuestro amado profeta, ha puesto énfasis en gran manera en que nuestra singular responsabilidad es ayudar a recoger al Israel disperso y preparar al mundo para la segunda venida de Jesucristo1. El Padre de nuestros espíritus desea que Sus hijos sean reunidos de nuevo a salvo en el hogar celestial.

El plan de nuestro Padre Celestial para recoger a Sus hijos en nuestro hogar celestial no se basa en el éxito según el mundo, la situación económica, la educación formal, la raza ni el género. El plan del Padre se basa en la rectitud, en guardar Sus mandamientos y en recibir ordenanzas sagradas y en honrar los convenios que hacemos2.

La doctrina divinamente inspirada de que todos somos hermanos y hermanas y de que “todos so[mos] iguales ante Dios” es la base de esta gran labor de recogimiento. Esa doctrina está en consonancia con quienes desean profundamente que personas de diversas condiciones económicas y razas tengan una mejor vida. Celebramos tales esfuerzos y nos sumamos a ellos. Además, deseamos que todos los hijos de Dios vengan a Él y reciban las bendiciones eternas que Él ofrece mediante Su evangelio3. En el prefacio del Señor a Doctrina y Convenios, Él declara: “… escuchad, pueblos lejanos; y vosotros los que estáis sobre las islas del mar, oíd juntamente”4.

Me encanta que el primer versículo de Doctrina y Convenios incluya a las personas que están en las “islas del mar”. He tenido tres llamamientos específicos para prestar servicio y vivir en las islas del mar. Primero, como joven misionero, presté servicio en las islas británicas; segundo, como nueva Autoridad General, en las islas Filipinas; y luego como Presidente de Área en las islas del Pacífico, las cuales incluyen muchas islas de la Polinesia.

Esas tres áreas han recogido con éxito a los creyentes en el evangelio restaurado de Jesucristo. Los misioneros llegaron por primera vez a las islas británicas en 1837. Fue un año después de que José Smith dedicara el Templo de Kirtland, donde Moisés entregó “las llaves del recogimiento de Israel de las cuatro partes de la tierra, y de la conducción de las diez tribus desde el país del norte”5. El éxito inmediato en las islas británicas es legendario. Para 1851, más de la mitad de los miembros de la Iglesia eran conversos bautizados en las islas británicas6.

En 1961, el élder Gordon B. Hinckley visitó e inició las labores misionales de tiempo completo en las islas Filipinas. En ese momento había un solo poseedor del Sacerdocio de Melquisedec filipino. Asombrosamente, hoy hay más de 850 000 miembros de la Iglesia en las islas Filipinas. Admiro al pueblo filipino; tienen un profundo y perdurable amor por el Salvador.

Quizás sea menos conocida la labor misional continua en las islas de la Polinesia; comenzó en 1844, cuando Addison Pratt llegó a lo que hoy es la Polinesia Francesa7. Muchos polinesios ya creían en la familia eterna y aceptaban a Jesucristo como su Salvador. Hoy, aproximadamente el veinticinco por ciento de los polinesios de esas islas son miembros de la Iglesia8.

Una vez escuché a una joven de diecisiete años en una lejana isla tahitiana que era miembro de séptima generación. Rindió homenaje a sus antepasados, que se habían convertido en 1845 en Tubuai, dos años antes de que los primeros miembros de la Iglesia llegaran al valle del Lago Salado9.

Nuestra doctrina es clara en cuanto a que habrá un tiempo y una hora para que toda persona reciba y responda al mensaje del Evangelio. Estos ejemplos son solo parte de un panorama mucho más amplio. El presidente Nelson ha recalcado continuamente que el recogimiento de Israel es “el desafío […], la causa […] y la obra más grandiosa de la tierra hoy en día”10.

Hasta la restauración de la Iglesia de Jesucristo, incluso la salida a la luz del Libro de Mormón y la revelación y las llaves del sacerdocio dadas al profeta José Smith, la comprensión del recogimiento de Israel era fragmentaria y limitada11.

El nombre distintivo “Israel” fue el título conferido a Jacob12. Llegó a representar a la posteridad de Abraham por medio de Isaac y Jacob. La promesa y el convenio originales con el padre Abraham se exponen en Abraham 2:9–10, que dice en parte:

“Y haré de ti una nación grande […].

“Y […] bendeciré [a todas las naciones] mediante tu nombre; pues cuantos reciban este evangelio serán llamados por tu nombre; y serán considerados tu descendencia, y se levantarán y te bendecirán como padre de ellos”.

Durante el concilio de los cielos, en la vida preterrenal, se trató y se sostuvo el Plan de Salvación. Este incluía ciertas leyes y ordenanzas del sacerdocio instituidas antes de la fundación del mundo y basadas en el recogimiento13. También incluía el primordial principio del albedrío.

Después de varios siglos de ser un pueblo poderoso, incluyendo los reinados de Saúl, David y Salomón, Israel se dividió. La tribu de Judá y parte de la tribu de Benjamín se convirtieron en el reino de Judá. El resto, conocido como las Diez Tribus, se convirtió en el reino de Israel14. Después de doscientos años de existir en forma separada, el primer esparcimiento de Israel ocurrió en el año 721 a. C., cuando las diez tribus de Israel fueron llevadas cautivas por el rey de Asiria15. Más adelante, se dirigieron a los países del norte16.

En el año 600 a. C., al comienzo del Libro de Mormón, el padre Lehi guio una colonia de israelitas a las Américas. Lehi entendía el esparcimiento de Israel, del que era parte. Nefi lo cita al decir que la casa de Israel se “compararía a un olivo, cuyas ramas serían desgajadas y esparcidas sobre toda la faz de la tierra”17.

En el llamado Nuevo Mundo, la historia de los nefitas y lamanitas, tal como consta en el Libro de Mormón, termina aproximadamente en el año 400 d. C. Los descendientes del padre Lehi están dispersos a lo largo de las Américas18.

Mormón lo describe claramente en 3 Nefi 5:20, donde leemos: “Soy Mormón, y soy descendiente directo de Lehi. Tengo motivo para bendecir a mi Dios y a mi Salvador Jesucristo, porque sacó a nuestros padres de la tierra de Jerusalén”19.

Claramente, el punto culminante en la historia cronológica de Israel es el nacimiento, el mensaje, el ministerio y la misión de nuestro Señor y Salvador Jesucristo20.

Después de la muerte y resurrección del Salvador, las cuales dieron forma a la eternidad, se produjo una segunda dispersión de Judá entre los años 70 d. C. y 135 d. C. cuando, debido a la represión y persecución de los romanos, los judíos se dispersaron por todo el mundo conocido en aquel momento.

El presidente Nelson ha enseñado: “El Libro de Mormón salió a la luz como una señal de que el Señor había comenzado a recoger a [los] hijos del convenio”21. Así pues, el Libro de Mormón, traducido por el profeta José Smith por el don y el poder de Dios, está dirigido a los descendientes de Lehi, al Israel disperso y a los gentiles que han sido adoptados por las tribus de Israel. El encabezado del capítulo de 1 Nefi 22 dice, en parte: “Israel será esparcido sobre toda la faz de la tierra — Los gentiles alimentarán y nutrirán a Israel con el Evangelio en los últimos días”. La Portada del Libro de Mormón declara que uno de los propósitos del libro es “convencer al judío y al gentil de que Jesús es el Cristo”. Con la Restauración y el Libro de Mormón, el concepto de recoger a Israel se ha ampliado enormemente22.

Quienes aceptan el evangelio de Jesucristo, independientemente de su linaje, se convierten en parte del Israel congregado23. Con dicho recogimiento y los numerosos templos construidos y anunciados, estamos en una posición inigualable de recoger a Israel a ambos lados del velo como nunca antes en el plan del Padre.

El presidente Spencer W. Kimball, al hablar del recogimiento literal de Israel, declaró: “El recogimiento de Israel consiste en que las personas se unan a la Iglesia verdadera […] y lleguen al conocimiento del Dios verdadero […]. Por lo tanto, toda persona que haya aceptado el Evangelio restaurado y que ahora procure adorar al Señor en su propia lengua y con los santos de la nación en que viva ha cumplido con la ley del recogimiento de Israel y es heredera de todas las bendiciones prometidas a los santos en estos últimos días”24.

“El recogimiento de Israel ahora implica la conversión”25.

Visto a través de una lente clara, los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tienen el gran privilegio de amar, compartir, invitar y ayudar a recoger a Israel para que reciban la plenitud de las bendiciones de los convenios del Señor. Eso incluye a africanos y europeos, a sudamericanos y norteamericanos, a asiáticos, a australianos y a quienes están en las islas del mar. “Porque, en verdad, la voz del Señor se dirige a todo hombre”26. “Tal recogimiento continuará hasta que los justos se reúnan en las congregaciones de los santos en las naciones del mundo”27.

Nadie se ha referido al recogimiento de manera más directa que el presidente Russell M. Nelson: “Cada vez que hacen algo que ayuda a cualquiera, a ambos lados del velo, a dar un paso hacia hacer convenios con Dios y recibir sus ordenanzas esenciales del bautismo y del templo, están ayudando a recoger a Israel. Es así de sencillo”28.

¿Y cuál es el estado de la Iglesia hoy? En los sesenta y dos años desde que comencé a servir en una misión en 1960, el número de misioneros de tiempo completo que sirven con llamamientos del profeta ha aumentado de 7683 a 62 544. El número de misiones ha aumentado de 58 a 411. El número de miembros ha aumentado de aproximadamente 1 700 000 a aproximadamente 17 000 000.

La pandemia del COVID-19 impactó temporalmente en algunas de nuestras oportunidades de compartir el Evangelio. También proporcionó experiencia en el uso de nuevas tecnologías, las cuales aumentarán el recogimiento en gran manera. Estamos agradecidos de que los miembros y los misioneros ahora estén ampliando sus esfuerzos por recoger al Israel disperso. Continúa el crecimiento en todas partes, especialmente en Sudamérica y África. También agradecemos que tantas personas en todo el mundo hayan respondido a la potente invitación del presidente Nelson a aumentar el servicio misional. Sin embargo, nuestro compromiso de amar, compartir e invitar puede aumentar en gran manera.

Una parte esencial de esta labor misional es que los miembros individualmente lleguemos a ser faros de luz ejemplares29 dondequiera que vivamos30. No podemos estar “camuflados”; nuestro ejemplo cristiano de bondad, rectitud, felicidad y amor sincero por todas las personas puede crear no solo un faro de guía para ellas, sino también la comprensión de que hay un refugio protector en las ordenanzas de salvación y exaltación del evangelio restaurado de Jesucristo.

Por favor, entiendan que hay bendiciones extraordinarias por compartir el evangelio de Jesucristo. Las Escrituras hablan de gozo y paz, perdón de los pecados, protección de las tentaciones y poder sustentador de Dios31. Más allá de esta vida terrenal, estaremos preparados para compartir el Evangelio con quienes están “en tinieblas y bajo la servidumbre del pecado en el gran mundo de los espíritus de los muertos”32.

Mi ruego específico hoy es que cada niño, niña, jovencito, jovencita, familia, cuórum, Sociedad de Socorro y clase evalúe cómo aceptamos individual y colectivamente el impresionante consejo de ayudar a recoger a Israel que nos han dado el Señor y nuestro amado profeta.

Respetamos el albedrío. En este mundo secular, muchos no aceptarán participar en el recogimiento de Israel, pero muchos otros sí lo harán y el Señor espera que quienes han recibido Su evangelio se esfuercen, de manera urgente, por ser un faro de luz ejemplar que ayude a los demás a venir a Dios. Eso permitirá que nuestros hermanos y hermanas de toda la tierra disfruten de las celestiales bendiciones y ordenanzas del evangelio restaurado de Jesucristo y sean reunidos de nuevo a salvo.

Comparto mi testimonio apostólico, seguro y certero de la divinidad de Jesucristo y del plan de nuestro Padre Celestial para nosotros. En el nombre de Jesucristo. Amén.

Notas

  1. Véase Russell M. Nelson, “Mensaje de bienvenida”, Liahona, mayo de 2021, pág. 7.

  2. Véase Doctrina y Convenios 20:37.

  3. Véase 2 Nefi 26:33.

  4. Doctrina y Convenios 1:1. En Doctrina y Convenios 1:4, el Señor prosigue: “Y la voz de amonestación irá a todo pueblo por boca de mis discípulos, a quienes he escogido en estos últimos días”.

  5. Doctrina y Convenios 110:11.

  6. En 1851, había un total de 52 165 miembros de la Iglesia. Según los registros de la Iglesia y el “Religious Census of 1851” en Inglaterra y Gales había más de 28 000 miembros en esos lugares (véase Robert L. Lively Jr., “Some Sociological Reflections on the Nineteenth-Century British Mission”, en Mormons in Early Victorian Britain, editado por Richard L. Jensen y Malcolm R. Thorp, 1989, págs. 19–20).

  7. Véase Santos: La historia de la Iglesia de Jesucristo en los últimos días, tomo I, El estandarte de la verdad, 1815–1846, 2018, págs. 503–504, 522–523, 583.

  8. Tonga: 45 %; Samoa: 31 %; Samoa Americana: 22,5 %; y Polinesia Francesa: 7 %.

  9. Véase Santos, págs. 583–584.

  10. Russell M. Nelson, “Juventud de Israel”, devocional mundial para jóvenes, 3 de junio de 2018, HopeofIsrael.ChurchofJesusChrist.org.

  11. Esta doctrina singular y potente se halla en el Libro de Mormón y brevemente en el décimo artículo de fe, que comienza: “Creemos en la congregación literal del pueblo de Israel y en la restauración de las Diez Tribus” (véase James E. Talmage, The Articles of Faith, decimosegunda edición,1924, págs. 314–344).

  12. Tal como se registra en Génesis 32:28, leemos en el relato de las Escrituras: “No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres”.

  13. Véase Joseph Smith, en “History, 1838–1856, volume D-1”, pág. 1572, josephsmithpapers.org; véase también Joseph Smith, “Discourse, 11 June 1843–A, as Reported by Wilford Woodruff”, págs. 42–43, josephsmithpapers.org; Joseph Smith, “Discourse, 11 June 1843–A, as Reported by Willard Richards”, pág. 241, josephsmithpapers.org.

  14. Véase Bible Dictionary, “Israel, Kingdom of”; James E. Talmage, The Articles of Faith, pág. 315. Roboam y sus súbditos fueron conocidos como el reino de Judá y se ubicaron en la parte sur del Israel actual.

  15. Véase 2 Reyes 17:23.

  16. Véase Doctrina y Convenios 133:26; véase también Doctrina y Convenios 110:11.

  17. 1 Nefi 10:12. Ammón luego dijo: “… bendito sea el nombre de mi Dios que ha tenido presente a este pueblo, el cual es una rama del árbol de Israel, y se ha perdido de su tronco en una tierra extraña” (Alma 26:36).

  18. El presidente Spencer W. Kimball, al referirse al Israel lamanita, enseñó que Sion es toda América. Él dijo: “Estamos en Israel y se nos está recogiendo” (The Teachings of Spencer W. Kimball, editado por Edward L. Kimball, 1982, pág. 439).

  19. Cuando al padre Lehi se le indicó que tomara a su familia y partiera al desierto, al menos parte de la razón era que Jerusalén sería destruida (véase 1 Nefi 2). La destrucción del Templo de Salomón, la caída de Jerusalén y la cautividad de la tribu de Judá ocurrieron aproximadamente en el año 586 a. C.

    “Israel fue conquistado alrededor del año 720 a. C. y sus diez tribus fueron llevadas al exilio […]. [En Jerusalén], el Templo de Salomón sufrió varios ataques de potencias extranjeras antes de que, finalmente, en el año 586 a. C., fuera totalmente destruido por el ejército de Nabucodonosor, el rey de Babilonia” (David B. Green, “The History of the Jewish Temple in Jerusalem”, Haaretz, 11 de agosto de 2014, haaretz.com/jewish/.premium-history-of-the-temple-in-jerusalem-1.5256337). Véase también 2 Reyes 25:8–9.

  20. Véase Tad R. Callister, The Infinite Atonement, 2000.

  21. Russell M. Nelson, “Los hijos del convenio”, Liahona, julio de 1995, pág. 33; véase también “Convenios”, Liahona, noviembre de 2011, pág. 88.

  22. Véase Russell M. Nelson, en R. Scott Lloyd, “Seminar for New Mission Presidents: ‘Swift Messengers’ to Scattered Israel”, Church News, 13 de julio de 2013, thechurchnews.com. El presidente Nelson ha dicho que el recogimiento “no depende del lugar donde se viva, sino que es asunto de dedicación individual. Las personas pueden ‘[ser llevadas] al conocimiento del Señor’ [3 Nefi 20:13] sin dejar su tierra natal” (“El recogimiento del Israel disperso”, Liahona, noviembre de 2006, pág. 79). Véase también 3 Nefi 21:1–7.

  23. Nuestra doctrina es clara; el Señor esparció a las tribus de Israel debido a su rebelión e iniquidad; no obstante, el Señor también se valió de la dispersión de Su pueblo escogido entre las naciones del mundo para bendecir a tales naciones (véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Israel — El esparcimiento de Israel”, scriptures.churchofjesuschrist.org).

  24. Spencer W. Kimball, The Teachings of Spencer W. Kimball, pág. 439.

  25. Resumen del encabezamiento en Spencer W. Kimball, The Teachings of Spencer W. Kimball, pág. 438. Véase también “All Are Alike unto God”, editado por E. Dale LeBaron, 1990, una colección de veintitrés historias de conversión de Santos de los Últimos Días de raza negra africanos. La hermana Julia N. Mavimbela dijo que antes de unirse a la Iglesia, al ver la palabra Israel, ella “hubiera arrojado el libro a un lado y hubiera dicho: ‘Es para los blancos, no es para nosotros. No somos los escogidos’. Hoy sé que pertenezco a una familia real, si vivo rectamente. Soy israelita y cuando efectuaba mis ordenanzas en el templo, sentí que todos los que estamos en la tierra somos una familia” (en “All Are Alike unto God”, pág. 151).

  26. Doctrina y Convenios 1:2.

  27. Spencer W. Kimball, The Teachings of Spencer W. Kimball, pág. 438.

  28. Russell M. Nelson, “Juventud de Israel”.

  29. El apóstol Pablo dijo a su joven amigo Timoteo que fuera “ejemplo de los creyentes” (1 Timoteo 4:12).

  30. Véase 3 Nefi 18:24.

  31. Véanse Mosíah 18:8–13; 3 Nefi 18:25; Doctrina y Convenios 18:10–16; 31:5; 62:3.

  32. Doctrina y Convenios 138:57.