Abordar el problema de la pobreza

Luis Wajchman, presidente de la Estaca de Maipú de Cuyo, Argentina, se preocupaba por los pobres que se hallaban bajo su mayordomía. Para combatir el hambre, organizó un huerto anual de estaca, del que se ocupaban principalmente algunos miembros que no se beneficiarían de modo directo de su labor. La idea era: “Enseñamos a las personas a sembrar para que otras puedan cosechar”. Puesto que el huerto era demasiado pequeño para justificar el uso de maquinarias, los voluntarios utilizaban un arado de mano que halaba un caballo prestado. Milagrosamente, las aves que se comían las semillas de las granjas vecinas rara vez acudían al huerto. La cosecha triplicó las expectativas.

Cultivar vegetales fue el primer paso; Wajchman fomentó pequeños cursos sobre salud, los cuales enseñaban los beneficios económicos de comer más verduras y el modo de preparar las comidas usando vegetales poco conocidos. Durante una clase, entregó calabazas a los miembros de la clase y preguntó: “¿Qué puede hacerse con esto?”. La respuesta de las hermanas consistió en probar recetas.

Además, Wajchman inició proyectos a fin de proveer carne de pollo y conejo, ayudó a los miembros a aprender a confeccionar sus propias prendas, impartió cursos de alfabetización, y ayudó a los miembros en la búsqueda de empleo. En 1998, Wajchman indicó: “Aún tenemos muchos pobres entre nosotros, pero ya no son indigentes”.