“Había tomado la decisión correcta”

Ortensia Greco Conte comenzó a sentirse preocupada en cuanto a la educación religiosa de sus hijos unos años después de haberse trasladado con su esposo, Giuseppe, y con sus hijos a Australia desde su hogar en Italia. Aunque estaba familiarizada con muchas religiones, no sentía que ninguna de ellas fuera la adecuada para sus hijos. Un día de 1980, mientras miraba a sus hijos jugar en el parque, acudió a Dios en busca de ayuda. “Deseo enseñarles a mis hijos la verdad”, suplicó. “Si la iglesia verdadera está en la tierra, te pido que me ayudes a encontrarla”.

Dos días después, Ortensia vio a dos jóvenes misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Aunque no hablaba bien inglés, sintió la impresión de hablar con ellos e invitarlos a su casa. Mientras los misioneros la enseñaban, sintió que su oración había sido contestada. Ortensia deseaba ser bautizada y aunque Giuseppe era más reticente, él también se unió a la Iglesia junto con sus dos hijos mayores.

No obstante, una semana después de su bautismo, Giuseppe se reunió con algunos amigos que lo pusieron en contra de la Iglesia. “Llegó a casa enojado”, explicó Ortensia. “Dijo que los niños no podían ir a las reuniones y que si yo iba por mi cuenta no me dejaría entrar cuando llegara a casa”.

Ortensia pensó en todo lo que su esposo le había dicho y oró para recibir guía. Esa noche, en un sueño, vio a Jesucristo que la visitaba. “Me dijo que no me preocupara; que había tomado la decisión correcta”, explicó. Al domingo siguiente, ella se armó de valor y fue con los niños a la Iglesia. Cuando regresaron a casa, encontraron la puerta cerrada con llave y sus pertenencias afuera. “Me preocupaba el bienestar de los niños”, dijo, “pero también me sentí protegida”. Uno de sus hijos pequeños, Luciano, se coló por una ventana abierta y les dejó entrar en la casa.

Después de eso, aunque hubo momentos difíciles a lo largo de los años, Ortensia y sus hijos continuaron siendo plenamente activos en la Iglesia. Dieciséis años después, cuando Luciano salió a una misión en Italia, el corazón de Giuseppe hacia la Iglesia se ablandó y, en 1999, toda la familia fue sellada en el Templo de Sídney, Australia. “He aprendido que el Padre Celestial ciertamente escucha nuestras oraciones”, dijo Ortensia. “Si tenemos fe en Cristo y estamos decididos a progresar espiritualmente, con el tiempo recibiremos todos los deseos justos de nuestro corazón, ya sea en esta vida o en la venidera”.