Historia de la Iglesia
“Lo aceptaré con fe”


“Lo aceptaré con fe”

George Rickford estudiaba para ser un sacerdote anglicano cuando conoció a los misioneros en 1969 y recibió un testimonio del Evangelio restaurado. Sin embargo, debido a su ascendencia de color, él no podía ser ordenado al sacerdocio bajo las normas de la Iglesia de ese entonces. Cuando los misioneros le dijeron sobre la restricción, respondió con una “reprensión severa acerca de la discriminación” y los echó de su casa. “Lloré muchísimo cuando se marcharon”, recordó Rickford. “Lastimó mi orgullo, fue un insulto y estaba realmente decepcionado”.

A pesar de la decepción, pronto Rickford empezó a compartir el relato de José Smith con un amigo que era sacerdote de la iglesia Anglicana. “Al contar ese relato, sentí un emoción abrumadora”, recordó George Rickford. “Algo tomó control y yo solo irradiaba”. Esa noche, él se detuvo en un parque para agradecerle a Dios la fuerte vivencia espiritual y se sintió compelido a preguntar sobre el sacerdocio. “Oh, Padre, ¿qué me dices sobre [la restricción]?”, dijo. “No lo comprendo y me parece que es muy incorrecto”. En respuesta, él recordó: “La palabra ‘fe’ fue deletreada letra por letra ante mis ojos cerrados… Hermosos sentimientos me atravesaron de la cabeza a los pies”. Entonces, estas palabras consoladoras llegaron a su mente: “George, no tienes que entender todo sobre Mi evangelio, sino que debes comprometerte a él. ¿Por qué no muestras tu fe al aceptar lo que has escuchado y dejas el resto en Mis manos?”. Rickford reconoció el Espíritu del Señor en ese mensaje. “Aún con mis ojos cerrados, me escuché a mí mismo decir: ‘Sí, Señor, lo haré; lo aceptaré con fe. Y, por cierto, gracias, muchas gracias’”.

Con esa respuesta, fue bautizado “debido a su fuerte fe” y participó activamente en la Iglesia. Él no pudo bendecir la Santa Cena, pero pronto se lo llamó a enseñar Seminario. Efectuó bautismos por los muertos de manera vicaria en el templo, pero no pudo ser investido o sellado a su familia.

El 9 de junio de 1978, Rickford recibió una llamada telefónica de un amigo que le leyó la declaración del presidente Spencer W. Kimball en la que se extendía el sacerdocio y se daba el acceso a las bendiciones del templo sin importar la raza. “Las implicaciones de lo que él estaba leyendo me hicieron comprender”, dijo Rickford, “y sentí que se me erizaba la piel”. Casi enseguida Rickford recibió el sacerdocio y fue sellado a su joven familia en el Templo de Londres, Inglaterra.