Historia de la Iglesia
Claro y maravilloso


“Claro y maravilloso”, Historias mundiales: Haití, 2019

“Claro y maravilloso”, Historias mundiales: Haití

Claro y maravilloso

Durante toda su vida, Alexandre Mourra oró a Dios para que lo guiara a la verdad. Un día, en 1977, sintió la impresión de que debía visitar a unos parientes que no había visto en años, y durante su visita, ellos le dieron un folleto sobre José Smith. Cuando lo leyó, supo de inmediato que era verdad. “Estaba lleno de entusiasmo”, dijo Mourra. Escribió a las Oficinas Generales de la Iglesia y al presidente Richard L. Millett, presidente de la Misión Florida Fort Lauderdale, diciéndoles que quería “ser bautizado para la remisión de los pecados”. Cuando recibió un Libro de Mormón como respuesta, se quedó despierto toda la noche leyendo. “Lloraba de gozo al leer y entender las palabras que el Señor había dado a sus antiguos profetas en el continente americano”, recordó. Al amanecer, leyó la promesa que se encuentra en el último capítulo (véase Moroni 10:3–5). “Ni siquiera tuve que orar para recibir una respuesta”, dijo. “El Espíritu Santo me había estado testificando de estas verdades eternas a lo largo de horas de oscuridad”. Mourra hizo arreglos de inmediato para viajar a Fort Lauderdale para ser bautizado.

Cuando regresó a Haití, compartió su nueva fe con todas las personas que conocía. “Apenas podía creer que otras personas no aceptaran la verdad”, recordó. “Todo era muy claro y maravilloso para mí”. Pronto comenzó a predicar a una congregación en Hatte-Marée. Después de la revelación de junio de 1978 que extendía el sacerdocio a todos los hombres dignos, Mourra esperaba que la obra misional pudiera comenzar formalmente en Haití. “Tengo muchas personas listas para el bautismo”, le dijo Mourra a Millett en una llamada telefónica. “¿Cuándo va a venir de visita?”.

El 2 de julio, veintidós haitianos fueron bautizados en una acequia de riego poco profunda en Hatte-Marée. Fred y Michele Templeman, unos Santos de los Últimos Días originarios de Canadá y Francia, se habían mudado con sus hijos a Puerto Príncipe para trabajar y ayudaron a Mourra a enseñar al pequeño, pero creciente, grupo de conversos.

Los primeros bautismos en Haití

Alexandre Mourra bautiza a uno de los veintidós nuevos miembros de la Iglesia en Haití, el 2 de julio de 1978.

Mourra aprendió a dirigir en la Iglesia sobre la marcha. Un domingo, mientras iba en auto de camino a la Iglesia en Hatte-Mareé, Mourra vio a unas personas que buscaban ayuda para transportar a una mujer enferma al hospital. Cuando se detuvo, les dijo que no podía llevarla al hospital, pero se ofreció a sanarla mediante el poder del sacerdocio de Dios. Aunque no tenía experiencia, Mourra le dio una bendición y le dijo que estaba sanada; la mujer se levantó y siguió su camino. Después, Mourra continuó hasta llegar a la Iglesia y le relató su experiencia a Fred Templeman, quien le dio más instrucciones sobre cómo ungir y bendecir a los enfermos. Aunque el conocimiento de Mourra sobre la doctrina y las prácticas de la Iglesia todavía se estaba desarrollando, su fe lo sostuvo. “Él tenía toda la fe del mundo”, comentó Michele Templeman.

En marzo de 1980 se organizó la Rama Petionville en Puerto Príncipe, la primera en Haití, con Mourra como presidente. Dos meses después, cuatro misioneros fueron trasladados desde Francia para predicar en Haití.