“Tenemos aquí el talento para comenzar”
En 1985, Joe C. Jarwleh tenía dificultades para establecer una escuela cristiana en Monrovia. Mientras se enfrentaba con una orden de desalojo, recibió ayuda inesperada de un oficial de policía local. Mientras recibía entrenamiento en los Estados Unidos, el oficial había visitado Salt Lake City, donde recorrió la Manzana del Templo y la Manzana de Bienestar. Él le sugirió a Jarwleh que escribiera a la Iglesia y pidiera ayuda. En respuesta a su carta, Jarwleh recibió un Libro de Mormón y otros libros de la Iglesia, y se le alentó a continuar aprendiendo sobre la Iglesia. Sin embargo, la Iglesia aún no tenía reconocimiento legal en Liberia.
Sin desanimarse, Jarwleh comenzó a compartir el Libro de Mormón con sus alumnos, con los padres de sus alumnos y con sus amigos. En ese momento, él era miembro de la Iglesia Templo de Cristo, una congregación que buscaba “una iglesia de Dios que nos diera salvación”, que se reunía regularmente en New Kru Town. Jarwleh llevó el Libro de Mormón a las reuniones y poco tiempo después les escribió a los líderes de la Iglesia en Salt Lake City para informarles que la congregación estaba “orando incansablemente para que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días fuera legalmente reconocida y establecida en Liberia”.
Thomas Peihopa, un hombre de Nueva Zelanda, llegó a la oficina de Jarwleh poco tiempo después para hablar de la escuela de Jarwleh. Peihopa se sorprendió al ver una copia de Principios del Evangelio en el escritorio y le hizo saber que él era Santo de los Últimos Días. Jarwleh estrechó con emoción la mano de Peihopa e inmediatamente le hizo prometer que regresaría. Después de la segunda visita de Peihopa, este empezó a participar de las reuniones dominicales en la escuela y pronto fue invitado a hablarles a los miembros de la Iglesia Templo de Cristo en New Kru Town. Después de que Peihopa habló, ellos le pidieron que los bautizara y que fuera su líder. Peihopa explicó que él no podía hacer ninguna de las dos cosas sin autorización de los líderes de la Iglesia, pero estuvo de acuerdo en continuar asistiendo a sus reuniones. Peihopa también escribió a las Oficinas Generales de la Iglesia en representación de ellos.
Poco tiempo después, otro miembro de la Iglesia, Harvey D. Brown, llegó a Liberia en una asignación de trabajo. Brown, que había servido como presidente de misión en Tailandia, acompañó a Peihopa a una reunión de la Iglesia Templo de Cristo. Después de la reunión, Brown dijo que “nunca había visto una congregación tan lista esperando a ser bautizada”. Brown quedó impresionado por un folleto que el grupo había publicado y distribuido que resumía los principios del Evangelio restaurado. Más tarde, Brown asistió a la Soul Winning Church of Christ [Iglesia de Cristo Ganadora de Almas], otro grupo que había estado escribiendo a los líderes de la Iglesia en Salt Lake City, y también los encontró convertidos y sinceros en su deseo de unirse a la Iglesia. Brown escribió con urgencia a las Oficinas Generales de la Iglesia. “Ha llegado el momento y tenemos aquí el talento para comenzar”, declaró él.
Cuando Brown fue invitado a una recepción a la que asistirían funcionarios del gobierno que podrían ayudar a la Iglesia a obtener el reconocimiento oficial en el país, vio la mano de Dios en ello. Al final de la noche, tenía una idea clara de lo que se requería. El 12 de mayo de 1987, el gobierno de Liberia reconoció oficialmente a la Iglesia. “Innumerables oraciones de los investigadores liberianos habían sido contestadas”, escribió Brown. El 22 de agosto de 1987, después de la llegada de los misioneros, Thomas Peihopa ayudó a bautizar a 47 personas, la mayoría de ellas miembros de la Iglesia Templo de Cristo, en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. La Misión Ghana Accra pronto organizó grupos en los hogares en New Kru Town y Congo Town.