Historia de la Iglesia
“Tiene que haber algo allí”


“Tiene que haber algo allí”

El padre de Esohe Okuonghae estaba decidido a que sus hijos recibieran una buena formación académica. Su madre, quien nunca había recibido una, se preocupó y apoyó a los nueve hijos de la familia mientras estuvieron centrados en sus estudios. Más adelante, Esohe asistió a la Universidad de Nigeria, en el campus de Enugu, donde estudió derecho. Durante sus estudios universitarios conoció a Edward Ikponmwen, con quien se casó, pero su padre insistió que ella se quedara en casa hasta que terminase sus estudios.

Después de graduarse, Edward y Esohe se forjaron carreras profesionales exitosas y dieron la bienvenida a cinco hijos a su familia. Como creían que las iglesias estaban más interesadas en las manifestaciones públicas que en la devoción religiosa, los Ikponmwen no asistían a reuniones religiosas.

En 1992, Esohe estaba sirviendo como jueza en el estado de Edo, en una oficina cercana a la casa de su madre. Durante una visita a la casa, encontró a sus sobrinos leyendo un libro a su madre, Dianah, que era analfabeta. No obstante, la curiosidad inicial de Esohe acerca del libro dio paso a la preocupación cuando supo que se trataba del Libro de Mormón. Convencida de que el libro era peligroso, Esohe confrontó a su hermano, quien había llevado el libro a casa. Él le aseguró que el libro y la Iglesia que le había dado el libro eran buenos, pero Esohe no estaba convencida.

Más tarde, Esohe encontró a su madre escribiendo en un libro grande. “¿Qué libro es este?”, preguntó ella. Dianah le explicó que la iglesia que les había dado el Libro de Mormón también organizaba cursos de alfabetización, y que estaba aprendiendo a leer las Escrituras y a escribir cartas a una hija que había emigrado. “Vi a mi madre muy contenta”, recordó Esohe. Al ver eso, Esohe empezó a reconsiderar sus prejuicios sobre la Iglesia. “No he oído que las iglesias enseñen a la gente a leer y escribir”, dijo a su madre. “Tiene que haber algo allí”. El domingo siguiente, asistió al barrio local y se sorprendió por la paz que sintió.

Cuando se reunió con los misioneros, Esohe tenía muchas preguntas. Durante más de un año, ella y una compañera de trabajo, Belinda Kalu, usaron su formación jurídica para sopesar las afirmaciones y doctrinas de la Iglesia. Pero ella seguía teniendo preguntas. Sin embargo, una semana, Wilfred Idemudia, el obispo del barrio, no solo la invitó a meditar, sino a orar acerca de las cosas que le estaban enseñando. Después de orar por algún tiempo, tuvo un sueño que le confirmó la veracidad del Evangelio restaurado. Ella y su hija no tardaron en ser bautizadas.

Tal como había visto a otros servir a su madre, Esohe Ikponmwen convirtió en una prioridad el servicio en la Iglesia y en la comunidad. Ha servido como presidenta de la Sociedad de Socorro de su estaca y, en 2017, fue nombrada jueza principal del estado de Edo. “La justicia es la voluntad de Dios y la injusticia no es de Dios”, dijo después de haber prestado juramento. Después de la ceremonia, cuando le preguntaron acerca de su actitud con respecto a su trabajo, ella citó al rey Benjamín del Libro de Mormón y dijo a los periodistas: “… cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, solo estáis al servicio de vuestro Dios” (Mosíah 2:17).