2010
Un recuerdo de Navidad
Diciembre de 2010


En las palabras de los profetas

Un recuerdo de Navidad

De “Dones atesorados”, Liahona, diciembre de 2006, págs. 3–4.

President Thomas S. Monson

En algún rincón de mi casa tengo un pequeño bastón negro, con el mango de imitación de plata, que una vez perteneció a un pariente lejano. ¿Por qué lo he conservado durante más de setenta años? Existe una razón especial. De pequeño, participé en una obra de teatro sobre la Navidad organizada en nuestro barrio, y tuve el privilegio de representar a uno de los Reyes Magos. Con una bufanda grande de colores en la cabeza, la cubierta del banco del piano de mi madre sobre el hombro y el bastón negro en la mano, recité mi parte: “¿Dónde esta el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle” (Mateo 2:2). Todavía se mantiene vívido en mi mente lo que sentí en mi interior cuando nosotros tres, los “Reyes Magos”, miramos hacia arriba y vimos la estrella, atravesamos el escenario, encontramos a María con el pequeño Jesús, nos postramos y adoramos al Niño, y luego abrimos nuestros tesoros y le ofrecimos los presentes: oro, incienso y mirra.

En especial me gustó el hecho de que no volvimos al perverso Herodes para traicionar a Jesús, sino que obedecimos a Dios y tomamos otro camino.

Los años han pasado, pero el bastón de Navidad sigue ocupando un lugar especial en mi casa; y llevo en mi corazón un compromiso con Cristo.