Jóvenes
¿Podría regalar un Libro de Mormón?
El autor vive en Washington, EE. UU.
En mi primer año de escuela secundaria, el maestro de seminario invitó a la clase a regalar ejemplares del Libro de Mormón a nuestros amigos que no eran miembros de la Iglesia. A pesar de que yo era muy tímido, acepté la invitación.
Me tomó un par de días armarme de valor para hacerlo, pero finalmente, a la hora del almuerzo, le di un Libro a mi amiga Britny y expresé un corto testimonio; ella me dio las gracias por el libro.
Al terminar ese año escolar, Britny se mudó, pero seguimos comunicándonos; me comentaba acerca de la nueva escuela y que casi todos sus amigos eran miembros de la Iglesia, pero nunca me hablaba de nada espiritual.
Eso cambió antes de que me fuera a la misión; recibí un mensaje de Britny en el que decía que tenía buenas noticias para darme: se iba a bautizar y quería agradecerme el que fuera su amigo y que le hubiese dado un buen ejemplo.
Dios tomó a un muchacho tímido de quince años, sin experiencia misional, y lo guió para compartir el Evangelio con alguien que Él sabía que lo aceptaría. Sé que al escuchar al Espíritu todos podemos encontrar personas a nuestro alrededor que están esperando saber acerca del Evangelio restaurado. Sé que si ayudamos a llevar al menos una persona al Señor, “¡cuán grande será [nuestro] gozo con él [o ella] en el reino de [nuestro] Padre!” (D. y C. 18:15).