Élder Jack N. Gerard
Setenta Autoridad General
Cuando era niño, el élder Jack N. Gerard se despertaba todos los días alrededor de las 5:00 h para ayudar a cuidar las vacas lecheras de la familia. Crecer en una pequeña comunidad agrícola cerca de Mud Lake, Idaho, EE. UU., le enseñó no solo a trabajar arduamente y asumir responsabilidades, sino también a reconocer el valor de todas las personas como hijos de Dios.
“Todos tenían una función que cumplir y todos estaban aquí por un propósito, independientemente de su condición o su prestigio en la vida”, dijo el élder Gerard, quien fue sostenido el 31 de marzo de 2018 como Setenta Autoridad General. Esa lección ha sido una bendición durante toda su vida.
Su carrera, que ha incluido prominentes puestos de liderazgo para varias organizaciones, tales como la National Mining Association, el America Chemistry Council y, recientemente, el American Petroleum Institute, le ha brindado oportunidades de asociarse con personas de todos los ámbitos de la vida.
El élder Gerard nació en 1957 y sus padres son James y Cecil Gasser Gerard. Después de servir en la Misión Australia Sidney, el élder Gerard asistió a la Universidad de Idaho, donde consiguió una pasantía y luego un puesto de tiempo completo entre el personal de un congresista de Idaho.
Mientras trabajaba en Washington, D.C., conoció a Claudette Neff, que estaba trabajando como asistente en el personal de un senador de Utah. “Ella irradiaba la luz del Evangelio”, dijo el élder Gerard sobre su encuentro. Ellos se casaron el 4 de abril de 1984 en el Templo de Salt Lake; tienen ocho hijos y cuatro nietos.
El élder Gerard obtuvo una licenciatura en ciencias políticas y un doctorado en derecho de la Universidad George Washington.
El élder Gerard ha prestado servicio como obispo, presidente de estaca, Setenta de Área, maestro de Doctrina del Evangelio y presidente de la Escuela Dominical.
El élder Gerard dijo que él y su esposa comparten el deseo de hacer la voluntad del Señor. “Como débiles mortales, estamos comprometidos con lo que el Señor desee que hagamos, y nos sentimos humildes y honrados… de consagrar nuestro tiempo y esfuerzo a la obra del Señor”.