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Alma 2–3: Aquel a quien escogemos obedecer


“Alma 2–3: Aquel a quien escogemos obedecer”, El Libro de Mormón: Manual del maestro, 2024

“Alma 2–3”, El Libro de Mormón: Manual del maestro

Alma 2–3

Aquel a quien escogemos obedecer

Una joven meditando sobre las Escrituras

A lo largo de las Escrituras, los profetas nos han advertido continuamente que afrontaremos las consecuencias de nuestras acciones según a quién escojamos seguir. Por ejemplo, después de un conflicto entre los nefitas y los amlicitas, el profeta Mormón enseñó que aquellos que murieron “recibir[ían] felicidad eterna o miseria eterna, de acuerdo con el espíritu que quisieron obedecer, ya fuese un espíritu bueno, ya malo” (Alma 3:26). Esta lección puede ayudarte a comprender mejor las consecuencias de a quién escoges seguir durante esta vida.

Prepararse con el objetivo en mente. Dedique tiempo a pensar en lo que los alumnos experimentarán en la clase que los ayudará a “entender y confiar en las enseñanzas y la expiación de Jesucristo”. El presidente Russell M. Nelson animó a los maestros a “recordar ese propósito cada día antes de enseñar a sus alumnos” (“Teaching Youth in the Day of the Wave”, transmisión vía satélite de Seminarios e Institutos de Religión, 6 de agosto de 2013).

Preparación del alumno: Invite a los alumnos a leer o escuchar Alma 2–3 antes de acudir a clase. Pídales que piensen en lo que pueden aprender del relato que se encuentra en estos capítulos.

Algunas posibles actividades de aprendizaje

¿Cuál es la moraleja de la historia?

Si lo desea, podría invitar a los alumnos a pensar en historias o fábulas que enseñen lecciones y a compartirlas con la clase. Si fuera necesario, podría utilizar el ejemplo siguiente. Si los alumnos están familiarizados con el ejemplo, podría invitarlos a contar la historia con sus propias palabras y a buscar la moraleja o lección. Esto ayudará a los alumnos a reconocer los principios que Mormón pretendía que aprendiéramos de sus escritos.

  • ¿Conoces una historia o fábula que enseñe una lección vital?

“El pastor mentiroso” [también conocida como “Pedro y el lobo”] es una fábula clásica, atribuida a un antiguo narrador griego llamado Esopo. Esta historia cuenta que un joven pastor engañó dos veces a sus vecinos para que creyeran que un lobo estaba atacando el rebaño de ovejas de la aldea. Para gran diversión del joven, varios aldeanos se apresuraron a ofrecer ayuda, solo para darse cuenta de que no había ningún lobo. Finalmente, un lobo sí atacó al rebaño, pero cuando el joven pidió ayuda por tercera vez, nadie acudió a ayudarlo.

  • ¿Cuál es la moraleja o lección que podemos aprender de esta historia?

Durante su estudio del Libro de Mormón, busque oportunidades de ayudar a los alumnos a reconocer e identificar los principios y las lecciones que destacó el profeta Mormón.

Así como las historias o fábulas a menudo tienen moralejas, las Escrituras también enseñan lecciones e ilustran principios. Una técnica de estudio de las Escrituras que puede resultar útil cuando estudies el Libro de Mormón consiste en fijarte en los casos en que Mormón indica claramente su propósito al incluir ciertos relatos en el registro. A menudo utiliza frases como las siguientes: “[y] así podemos discernir claramente”, “así vemos”, “en verdad, en verdad” o “he aquí”, para hacernos saber que está compartiendo principios y lecciones con nosotros (véanse Alma 24:30; 30:60; 48:17; 62:41; Helamán 3:27–28). Reconocer las lecciones y las verdades que destacó Mormón puede ayudarte a descubrir aspectos relevantes para ti y también puede aumentar la eficacia de tu estudio de las Escrituras.

Lee Alma 3:26–27 y busca una verdad que Mormón deseaba que aprendiéramos del relato que se encuentra en Alma 2–3. Si lo deseas, marca lo que encuentres.

  • ¿Qué descubriste?

Valore la posibilidad de compartir la información siguiente si los alumnos necesitan ayuda para comprender las verdades que se enseñan en Alma 3:26–27.

Como ayuda para comprender mejor este pasaje, ten en cuenta que la frase “todo hombre recibe su salario de aquel a quien quiere obedecer” nos invita a imaginar que somos empleados cuyas decisiones determinan si nuestro empleador es el Padre Celestial o Satanás (véase Alma 3:27). En este contexto, la palabra querer se refiere a tener el deseo de hacer algo. Por lo tanto, aquellos que quieren obedecer a Satanás pronto se encuentran empleados por él y reciben “miseria eterna” (Alma 3:26). Con el tiempo, las decisiones que tomemos en la vida revelarán a quién hemos escogido como nuestro empleador eterno.

Podría resultar útil escribir la verdad siguiente en la pizarra para que los alumnos puedan consultarla durante la lección.

Una posible verdad que se encuentra en Alma 3:26–27 es la siguiente: Aquel a quien escogemos obedecer en esta vida determina nuestra felicidad o miseria eterna.

Piensa en tu vida y a quién estás escogiendo obedecer. ¿Estás esforzándote por seguir a Jesucristo? ¿O estás siguiendo a otra persona? Medita sobre estas preguntas a medida que continúes tu estudio hoy.

Amlici procura ser rey

Durante los primeros años del gobierno de los jueces, Alma y su pueblo afrontaron una prueba difícil para su fe y su felicidad.

Lee Alma 2:1–12 para conocer la prueba que los nefitas afrontaron.

Considere incluir en este momento de la lección la sugerencia sobre la libertad religiosa que se encuentra en la sección Actividades de aprendizaje complementarias.

  • ¿Qué pretendía hacer Amlici si llegaba a ser rey? (véase el versículo 4).

  • ¿Cómo reaccionaron los nefitas?

  • ¿Cómo demostraron los nefitas su deseo de seguir al Salvador?

Decisiones y consecuencias

Ayude a los alumnos a buscar y compartir las diferentes consecuencias de seguir a Dios o al diablo. Una manera de hacerlo consiste en copiar el cuadro siguiente en la pizarra y pedir a los alumnos que lo completen. Otra opción es preparar varios trozos de papel pequeños antes de la clase que representen dinero o un “salario” (Alma 3:27). Luego, lleve dos bolsas de papel o cajas. Escriba “Seguir a Dios” en una de ellas y, en la otra, “Seguir al diablo o a sus siervos”. Entregue a cada alumno al menos un papel y pida a la mitad de la clase que lea cada uno de los bloques de Escrituras que se mencionan a continuación. A medida que los alumnos descubran los diferentes salarios de cada relato, invítelos a anotarlos en sus papeles y a colocar su salario en el recipiente correspondiente. Cuando los alumnos terminen, lea varios de los salarios en voz alta. Podría invitar a los alumnos a compartir otros salarios que se reciben al seguir a Dios y que hayan visto en su vida o en la vida de otras personas.

Copia el cuadro siguiente en tu diario de estudio. Lee los versículos que se encuentran a continuación y anota en la columna correspondiente los “salarios” que se reciben al seguir a Dios y los que se reciben al seguir al diablo.

“[El] salario de aquel a quien quiere obedecer” (Alma 3:27)

Seguir a Dios

Seguir al diablo o a sus siervos

Alma 2:16–18, 26–31 (Alma y los nefitas)

Alma 3:4, 13–14, 18–19 (los amlicitas)

  • ¿Qué observaste en estos dos relatos?

Nota: La maldición que experimentaron tanto los amlicitas como los lamanitas fue la separación de Dios debido a su rebelión y desobediencia (véase 2 Nefi 5:20–21). La marca, que en esa época distinguía a los lamanitas de los nefitas, era que “la piel de los lamanitas era obscura” (Alma 3:6). Es importante recordar que la naturaleza y la apariencia de esa marca no se comprenden plenamente. Los profetas del Libro de Mormón y los profetas modernos han enseñado que está mal denigrar o menospreciar a las personas debido al color de su piel (véase Jacob 3:9).

Según las capacidades de sus alumnos, en lugar de proporcionarles los tres grupos de versículos que se encuentran a continuación, podría invitarlos a buscar otros pasajes de las Escrituras que describan el “salario” que se recibe por seguir a Dios o a otra persona. Podría alentarlos a utilizar pasajes del Dominio de la doctrina.

Lee los pasajes de las Escrituras que se encuentran a continuación y agrega lo que encuentres a tu cuadro.

2 Nefi 2:27

Alma 30:60

Mateo 11:28–30

Cuando los alumnos hayan terminado de completar sus cuadros, invítelos a compartir lo que encontraron. A medida que compartan, hágales preguntas de seguimiento, como las del ejemplo siguiente, que los ayuden a relacionar lo que encontraron en las Escrituras con su vida personal.

Aplicación personal

  • ¿Qué has observado o experimentado en la vida que te haya demostrado la veracidad del principio que se ilustra en Alma 3:26–27?

Piensa en las decisiones que estás tomando actualmente que te ayudan a seguir al Padre Celestial y a Jesucristo. ¿Cómo te conducirán a la felicidad eterna? ¿Estás tomando decisiones que podrían alejarte del Salvador? Decide lo que podrías tener que hacer para cambiar. Considera la manera en que el Padre Celestial y Jesucristo pueden bendecirte y fortalecerte a medida que te esfuerzas por tomar decisiones correctas que te llevarán de regreso a Ellos.