“31 diciembre – 6 enero. Somos responsables de nuestro propio aprendizaje”, Ven, sígueme — Para uso individual y familiar Nuevo Testamento 2019 (2019)
“31 diciembre – 6 enero. Somos responsables de nuestro propio aprendizaje”, Ven, sígueme — Para uso individual y familiar 2019
31 diciembre – 6 enero
Somos responsables de nuestro propio aprendizaje
El propósito de Ven, sígueme — Para uso individual y familiar es ayudarle a venir a Cristo y llegar a convertirse más profundamente a Su evangelio. Este recurso puede ayudarle a entender las Escrituras y a hallar en ellas la fortaleza espiritual que usted y su familia necesitan. Luego, estará preparado para compartir sus reflexiones en las clases de la Iglesia y para alentar a los demás santos en sus esfuerzos por seguir a Cristo.
Anote sus impresiones
“¿Qué buscáis?”, preguntó Jesús a sus discípulos (Juan 1:38). Usted se puede hacer la misma pregunta, porque lo que encuentre en el Nuevo Testamento este año dependerá considerablemente de lo que esté buscando. “Buscad y hallaréis” es la promesa del Salvador (Mateo 7:7). Por tanto, piense en las preguntas que vengan a su mente cuando esté estudiando, y luego busque diligentemente las respuestas. En el Nuevo Testamento, leerá acerca de las poderosas experiencias espirituales de los discípulos de Jesucristo. Por ser un fiel discípulo del Salvador, puede tener sus propias experiencias espirituales y poderosas conforme acepte la invitación del Salvador que se halla a lo largo de este volumen sagrado: “Ven, sígueme” (Lucas 18:22).
Ideas para el estudio personal de las Escrituras
Para realmente aprender del Salvador, yo debo aceptar Su invitación: “Ven, sígueme”.
La invitación del Salvador, “Ven, sígueme”, se aplica a todos, ya sea que estemos iniciándonos en la senda del discipulado o que la hayamos transitado toda nuestra vida. Esa fue Su invitación al joven rico que se esforzaba por guardar los mandamientos (véase Mateo 19:16–22). Lo que él aprendió entonces —y lo que todos debemos aprender— es que ser discípulo significa entregar nuestra alma entera al Padre Celestial y a Jesucristo. Avanzamos en nuestro discipulado cuando nos damos cuenta de lo que nos falta, cambiamos y procuramos seguirles más plenamente.
Comenzamos a aprender del Salvador cuando nos esforzamos por entender lo que Él enseñó. Por ejemplo, ¿de qué forma se profundiza la comprensión que tiene acerca del perdón cuando escudriña lo siguiente?
Las enseñanzas del Salvador (véase Mateo 6:14–15; 18:21–35).
Un ejemplo de Su vida (véase Lucas 23:33–34).
Ahora bien, el aprendizaje no será completo sino hasta que sigamos al Salvador y vivamos como Él enseñó. ¿Cómo puedo estar más dispuesto a perdonar?
Si desea aprender más, intente hacer esta actividad con otros principios del Evangelio, tales como el amor o la humildad.
Yo soy responsable de mi propio aprendizaje.
El élder David A. Bednar enseñó: “En calidad de aprendices, ustedes y yo debemos actuar y ser hacedores de la palabra, y no solamente oidores sobre los que se actúa. ¿Somos ustedes y yo agentes que actúan y que tratan de buscar conocimiento por la fe o aguardamos a que se nos enseñe y que se actúe sobre nosotros?… El alumno que ejerce su albedrío para actuar en consonancia con principios que son correctos, abre su corazón al Espíritu Santo e invita tanto a Su poder para enseñar y testificar, como a Su testimonio confirmador. Aprender por la fe requiere un esfuerzo espiritual, mental y físico, y no tan solo una recepción pasiva” (“Buscar conocimiento por la fe”, Liahona, septiembre de 2007, pág. 20).
¿Qué significa el aceptar la responsabilidad de su propio aprendizaje? Busque posibles respuestas en la declaración del élder Bednar y en los siguientes pasajes: Juan 7:17; 1 Tesalonicenses 5:21; Santiago 1:5–6, 22; 2:17; 1 Nefi 10:17–19; 2 Nefi 4:15; Alma 32:27 y Doctrina y Convenios 18:18; 58:26–28; 88:118. ¿Qué se siente inspirado a hacer para ser más activo en el aprendizaje del Evangelio?
Debo conocer la verdad por mí mismo.
Tal vez conozca a personas que parecen que nunca pierden la fe, sin importar lo que ocurra en sus vidas. Puede que estas personas le recuerden a las cinco vírgenes prudentes de la parábola del Salvador (véase Mateo 25:1–13). Lo que probablemente no vea son los esfuerzos diligentes de esas personas para fortalecer sus testimonios de la verdad. Todos nosotros debemos procurar fortalecer nuestros testimonios diligentemente, ya que no podemos tomar prestado la conversión de otras personas, como descubrieron las vírgenes insensatas.
¿Cómo obtenemos y nutrimos nuestro testimonio? Anote sus reflexiones a medida que medite en los siguientes pasajes de las Escrituras: Lucas 11:9–13; Juan 5:39; Juan 7:14–17; Hechos 17:10–12; 1 Corintios 2:9–11; y Alma 5:45–46. Véase también “Testimonio”, Temas del Evangelio, topics.lds.org.
¿Qué debo hacer cuando tenga preguntas?
Al procurar conocimiento espiritual, surgirán preguntas en su mente. Los siguientes principios le ayudarán a analizar las preguntas de maneras que edifiquen la fe y el testimonio:
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Procurar entendimiento a través de las fuentes divinamente señaladas. Dios es la fuente de toda verdad, y Él revela la verdad por medio del Espíritu Santo, de las Escrituras y de Sus profetas y apóstoles.
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Actuar con fe. Si no llegan las respuestas inmediatamente, confíe en que el Señor le revelará respuestas cuando sea el momento correcto. Entretanto, continúe viviendo conforme a las verdades que ya conoce.
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Mantener una perspectiva eterna. Procure ver las cosas como las ve el Señor, no como las ve el mundo. Considere sus preguntas en el contexto del Plan de Salvación del Padre Celestial.
Ideas para el estudio familiar de las Escrituras y la Noche de Hogar
Al leer las Escrituras con su familia, el Espíritu le ayudará a saber qué principios debe enfatizar y analizar a fin de atender las necesidades de su familia. A continuación, presentamos algunas sugerencias:
Una buena manera de ayudar a su familia a prepararse para aprender del Nuevo Testamento este año es revisando la parábola del Sembrador. Su familia podría disfrutar de la ocasión de observar varios tipos de terrenos cerca de su casa para visualizar los tipos de terrenos descritos en la parábola. ¿Qué podemos hacer para cultivar la “buena tierra” en nuestra casa? (Mateo 13:8).
“Aconsejamos a los padres y a los hijos dar una máxima prioridad a la oración familiar, a la Noche de Hogar, al estudio y a la instrucción del Evangelio, y a las actividades familiares sanas. Sin importar cuán apropiadas puedan ser otras exigencias o actividades, no se les debe permitir que desplacen los deberes divinamente asignados que solo los padres y las familias pueden llevar a cabo en forma adecuada” (véase “Carta de la Primera Presidencia”, Liahona, diciembre de 1999, pág. 1).
El comienzo de un año nuevo es una buena ocasión para celebrar un consejo de familia sobre cómo hacer que su hogar esté más centrado en el Evangelio. ¿Qué ideas vienen a su mente al leer las bendiciones y los consejos en Gálatas 5:22–23 y Filipenses 4:8? Quizás, podría hacer carteles y colgarlos en la casa para recordar sus metas.
Para consultar más ideas para enseñar a los niños, vea la reseña de esta semana de Ven, sígueme—Para la Primaria.
Ha resucitado, por Del Parson.