“8 – 14 julio. Hechos 6–9: ‘¿Qué quieres que yo haga?’” Ven, sígueme — Para uso individual y familiar Nuevo Testamento 2019 (2019)
“8 – 14 julio. Hechos 6–9”, Ven, sígueme — Para uso individual y familiar 2019
8 – 14 julio
Hechos 6–9
“¿Qué quieres que yo haga?”
Comience leyendo Hechos 6–9. Las sugerencias que se ofrecen en esta reseña le ayudarán a reconocer algunos principios importantes en esos capítulos, aunque también podrá descubrir otros durante su estudio.
Anote sus impresiones
Si alguien parecía ser una persona con pocas probabilidades de convertirse, quizás ese era Saulo, un fariseo que tenía la reputación de perseguir a los cristianos. Así que, cuando el Señor le dijo a un discípulo llamado Ananías que buscara a Pablo y le ofreciera una bendición, es comprensible que Ananías se sintiera renuente. “Señor, dijo él, he oído de muchos acerca de este hombre y de cuántos males ha hecho a tus santos” (Hechos 9:13). Aunque el Señor conocía el corazón de Saulo y su potencial, y tenía una misión en mente para Saulo: “… instrumento escogido me es este para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes y de los hijos de Israel” (Hechos 9:15). Ananías obedeció, y cuando se encontró con quien había sido un perseguidor, le llamó: “Hermano Saulo” (Hechos 9:17). Si Saulo pudo cambiar completamente, y Ananías pudo aceptarlo sin reserva alguna, ¿deberíamos considerar a alguien, o incluso a nosotros mismos, como personas difíciles de cambiar?
Ideas para el estudio personal de las Escrituras
Mi corazón ha de ser “recto delante de Dios”.
Una Iglesia en crecimiento tiene la continua necesidad de más discípulos que sirvan en el reino. De acuerdo con Hechos 6:1–15, ¿qué cualidades buscaban los Doce en aquellos que habrían de servir con ellos? A medida que lea Hechos 6–8, fíjese cómo personas como Esteban y Felipe demostraron tener esas y otras cualidades. ¿Qué le faltaba a Simón, y qué podemos aprender de él en cuanto a estar dispuestos a cambiar?
¿Hay algún cambio que se sienta inspirado a hacer para asegurarse de que su corazón sea “recto delante de Dios”? (Hechos 8:21–22). El hacer este cambio, ¿en qué forma le bendeciría a usted en su servicio a Dios?
Resistir al Espíritu Santo puede llevarnos a rechazar al Salvador y a Sus profetas.
Aunque los líderes judíos tenían el mandato de preparar al pueblo para la llegada del Mesías, rechazaron a Jesucristo y exigieron Su crucifixión por causa de su orgullo y sus ansias de poder. ¿Cómo llegó a suceder esto? Esteban les declaró: “Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo” (Hechos 7:51). ¿Qué piensa que significa resistir al Espíritu Santo? ¿Por qué el resistir al Espíritu Santo puede llevarnos a rechazar al Salvador y a Sus profetas?
Durante su lectura de Hechos 6–7, busque otros mensajes que Esteban enseñó a los judíos. ¿Contra qué actitudes amonestó él? ¿Detecta alguna actitud similar en usted? ¿Qué aprende de las enseñanzas de Esteban en cuanto a las consecuencias que se derivan de resistir al Espíritu Santo? ¿Cómo podría ser más sensible y receptivo a las impresiones del Espíritu Santo en su vida?
Véase también el video: “El martirio de Esteban” (LDS.org).
Además de Esteban, ¿quiénes más sufrieron el martirio debido al testimonio que tenían de Jesucristo?
Esteban es el primer mártir cristiano que se conoce (alguien que es muerto por causa de sus creencias) después de la resurrección de Jesús. A lo largo de la historia, muchos otros santos también fueron muertos por no querer negar su fe en Jesucristo. Se mencionan algunos en 2 Crónicas 24:20–21; Marcos 6:17–29; Hechos 12:1–2; Apocalipsis 6:9–11; Mosíah 17:20; Alma 14:8–11; Helamán 13:24–26; Doctrina y Convenios 109:47–49; 135:1–7 y Abraham 1:11. Es probable que, después de la resurrección del Salvador, todos los Apóstoles, excepto Juan, hayan muerto como mártires.
El Espíritu Santo me ayudará a guiar a otras personas hacia Jesucristo.
¿Qué aprende sobre compartir el Evangelio del relato que se halla en Hechos 8:26–39? ¿De qué forma ayudó el Espíritu Santo a Felipe? ¿En qué sentido el compartir el Evangelio con los demás es como enseñarles? (véase Hechos 8:31).
Si me sujeto a la voluntad del Señor, puedo llegar a ser un instrumento en Sus manos.
La conversión de Saulo parece muy repentina; él pasó “enseguida” de estar encarcelando a los cristianos a predicar de Cristo en las sinagogas (Hechos 9:20). A medida que lea su historia, medite porqué él estuvo tan dispuesto a cambiar. (Para leer el propio relato de Saulo sobre su conversión, véase Hechos 22:1–16 y 26:9–18. Tenga en cuenta que al momento de este relato, el nombre de Saulo había cambiado a Pablo).
Si bien es cierto que la experiencia de Saulo es inusual —para la mayoría de las personas, la conversión es un proceso mucho más largo— ¿hay algo que pueda aprender de Saulo acerca de la conversión? ¿Qué aprende de la manera en que Ananías y los demás discípulos reaccionaron a la conversión de Saulo? ¿Qué hará para poner en práctica estas lecciones en su vida? Podría comenzar por preguntar, por medio de la oración, tal como lo hizo Saulo: “¿Qué quieres que yo haga?”, o podría escribir esta pregunta a modo de título en su diario personal y registrar las impresiones que reciba con el paso del tiempo.
Véase también Dieter F. Uchtdorf, “A la espera en el camino a Damasco”, Liahona, mayo de 2011, págs. 70–77; “El camino a Damasco” (video, LDS.org).
Ideas para el estudio familiar de las Escrituras y la Noche de Hogar
Al leer las Escrituras con su familia, el Espíritu le ayudará a saber qué principios debe enfatizar y analizar a fin de cubrir las necesidades de su familia. A continuación, presentamos algunas sugerencias:
Compare los relatos de Esteban en Hechos 6:8 y Hechos 7:51–60 con los relatos del Salvador en Lucas 23:1–46. ¿Cómo siguió Esteban el ejemplo del Salvador?
¿De qué modo bendijo el Espíritu Santo a Esteban cuando estaba sufriendo persecución? ¿En qué ocasiones hemos recibido fortaleza del Espíritu Santo en momentos difíciles?
¿Sabe su familia lo que significa “dar coces contra el aguijón”? Un aguijón era una lanza afilada que se usaba para arrear a los animales. Con frecuencia, los animales daban coces o patadas cuando se les aguijoneaba, lo que causaba que la lanza se hundiera más en la carne del animal. ¿De qué maneras puede aplicarse esta analogía a nosotros hoy en día?
Podría pedir a los integrantes de su familia que hagan dibujos sobre los relatos que se hallan en Hechos 9:32–43. ¿Qué pueden aprender de Eneas, Tabita y las viudas de Jopa acerca del verdadero discipulado? ¿De qué modo alguien que “[abunde] en buenas obras” puede ayudar a los demás a creer en el Señor? (véase Hechos 9:36, 42; “Capítulo 60: Pedro devuelve la vida a Tabita”, Relatos del Nuevo Testamento, págs. 156–157, o el video correspondiente en LDS.org).
Para consultar más ideas para enseñar a los niños, vea la reseña de esta semana de Ven, sígueme—Para la Primaria.