Salvar al que estaba perdido, por Michael T. Malm.

15 – 21 agosto

Salmos 49–51; 61–66; 69–72; 77–78; 85–86

“Contaré lo que ha hecho por mi alma”

La presente reseña describe algunos de los temas doctrinales que se tratan en estos salmos. Al estudiar, tal vez ciertas palabras, imágenes o ideas capten su atención. ¿Qué cree que el Señor trata de enseñarle?

Anote sus impresiones

Los escritores de los Salmos compartieron profundos sentimientos personales a través de su poesía. Escribieron en cuanto a sentirse desanimados, temerosos y con remordimientos; en ocasiones, incluso parece que se sintieran abandonados por Dios, y algunos salmos expresan frustración o desesperación. Si alguna vez se ha sentido así, la lectura de los Salmos le ayudará a saber que no es el único; pero además encontrará salmos que le alentarán al experimentar esos sentimientos, pues los salmistas también alababan al Señor por Su bondad, se maravillaban ante Su poder y se regocijaban en Su misericordia. Sabían que aunque al mundo lo agobien la iniquidad y el pecado, el Señor es “bueno y perdonador” (Salmo 86:5). Entendían que tener fe en el Señor no significa que jamás tengamos que luchar con la inquietud, el pecado o el temor; más bien, significa que sabemos a Quién acudir cuando los afrontamos.

Ideas para el estudio personal de las Escrituras

Salmos 49; 62:5–12

La Redención solo viene por medio de Jesucristo.

El Salmo 49 tiene un mensaje que es “tanto [para] los plebeyos como los nobles, el rico y el pobre juntamente” (versículo 2). ¿Cuál diría que es el mensaje? ¿Qué piensa que Salmo 62:5–12 añade a dicho mensaje?

Es probable que el leer estos salmos le inspire a reflexionar sobre cómo algunas personas depositan su confianza en algo que no es Dios para la redención (véase Salmo 49:6–7). ¿De qué modo influye en su vida el testimonio que tiene de que “Dios redimirá [su] alma del poder del Seol” (la tumba)? (Versículo 15).

Véanse también Proverbios 28:6; Alma 34:8–17.

Salmos 51; 85–86

Por causa de la misericordia del Salvador, pueden perdonárseme los pecados.

Los ruegos de misericordia del Salmo 51 se atribuyen al rey David, que fue culpable de adulterio y de asesinato (véase 2 Samuel 11). Aunque nuestros pecados sean menos graves, podemos identificarnos con la necesidad de misericordia que se expresa en ese salmo. También podemos aprender un poco acerca de lo que significa arrepentirse. Por ejemplo, ¿qué palabras o expresiones del Salmo 51 le enseñan sobre la actitud que necesitamos para arrepentirnos? ¿Qué aprende en cuanto al efecto que la expiación del Salvador puede tener en su vida?

Las mismas preguntas pueden plantearse al leer Salmos 85–86. También podría buscar frases que describan al Señor. ¿De qué modo fortalecen tales frases su fe en que Él le perdonará? (Véase, por ejemplo, Salmo 86:5, 13, 15).

Véase también Alma 36; Russell M. Nelson, “Podemos actuar mejor y ser mejores”, Liahona, mayo de 2019, págs. 67–69; Carole M. Stephens, “El Maestro sanador”, Liahona, noviembre de 2016, págs. 9–12.

Salmos 51:13–15; 66:16–17; 71:15–24

Mi testimonio de Jesucristo puede ayudar a los demás a venir a Él.

Reflexione sobre cómo obtuvo su testimonio de Jesucristo y de Su poder expiatorio. Luego, al estudiar Salmos 51:13–15; 66:16–17; 71:15–24, piense en la manera en que puede invitar a otras personas a “veni[r] y ve[r] las obras de Dios” (Salmo 66:5). ¿Qué significa para usted “habla[r] […] de [Su] justicia todo el día”? (Salmo 71:24). ¿De qué modo contaré a los demás “lo que ha hecho por mi alma”? (Salmo 66:16).

Véanse también Mosíah 28:1–4; Alma 26.

Podemos compartir con los demás nuestro testimonio de lo que el Señor ha hecho por nosotros.

Salmos 63; 69; 77–78

El Señor me ayudará en los momentos en que necesite ayuda urgente.

Varios salmos describen mediante un lenguaje vívido lo que es sentirse alejado de Dios y necesitar su ayuda con desesperación. Quizá desee buscar tales descripciones en Salmos 63:1, 8; 69:1–8, 18–21; 77:1–9. ¿Qué ve en Salmos 63; 69; 77–78 que brinde consuelo y confianza a esos salmistas?

Cuando está angustiado, ¿de qué modo le ayuda “acordar[se] de las obras de [Jehová]” y “de [Sus] maravillas antiguas”? (Salmo 77:11). Algunas de esas maravillas se describen en el Salmo 78. Al leer sobre ellas, piense en lo que le ayuda a “pon[er] en Dios su confianza” (versículo 7). ¿Qué experiencias en lo concerniente a su historia familiar le inspiran?

Ideas para el estudio familiar de las Escrituras y la noche de hogar

Salmo 51:17.Piense cómo podría enseñar a la familia lo que significa tener un corazón quebrantado. Por ejemplo, los miembros de la familia podrían turnarse para abrir algo que tenga cáscara dura, tal como un huevo o una nuez. ¿Qué tienen en común, a veces, nuestros corazones con las cáscaras? ¿Cómo podemos abrir nuestro corazón al Señor? Tal vez surjan algunas ideas si leen juntos el Salmo 51.

Salmo 61:2–3.A los integrantes de la familia quizá les resulte entretenido dibujar los símbolos que hay en esos versículos y analizar la forma en que Jesucristo es como una “peña” alta, y es “[nuestro] refugio” y “torre fuerte”.

Salmos 71:17; 78:5–7.¿Qué quiere el Señor que “[haga] saber a sus hijos”? (Salmo 78:5). Cada miembro de la familia podría compartir algún ejemplo de las “maravillas” del Señor que le ayude a “pon[er] en Dios su confianza”, tal como un relato de las Escrituras, alguna experiencia o su testimonio personal (Salmos 71:17; 78:7).

Salmo 72.David escribió el Salmo 72 refiriéndose a su hijo Salomón, pero gran parte de este puede aplicarse también a Jesucristo. Cuando la familia lea el salmo, podrían levantar en alto una lámina del Salvador cada vez que encuentren versículos que les recuerden a Jesucristo. ¿De qué modo podemos ayudar a que se cumpla el deseo de que “toda la tierra sea llena de su gloria”? (Salmo 72:19; véase también Doctrina y Convenios 65:2).

Salmo 85:11.Este versículo podría inspirar un análisis sobre los acontecimientos de la restauración del Evangelio, es decir, sobre la forma en que el Libro de Mormón es “la verdad [que] brot[ó] de la tierra”, y la forma en que los mensajeros celestiales “mirar[on] desde los cielos” (véase también Moisés 7:62). En el video “La preparación de José Smith: Instruido de lo alto” (LaIglesiadeJesucristo.org), se ilustran algunos de esos acontecimientos.

Para consultar más ideas sobre cómo enseñar a los niños, véase la reseña de esta semana de Ven, sígueme — Para la Primaria.

Canción que se sugiere: “Señor, te necesito”, Himnos, nro. 49.

Cómo mejorar nuestra enseñanza

Usar variedad. “Busque maneras de aportar variedad a su enseñanza del Evangelio; al hacerlo, enriquecerá y embellecerá la experiencia de los participantes […]. Piense en la forma en que el uso de música, relatos, imágenes y otras obras de arte pueden invitar al Espíritu” (Enseñar a la manera del Salvador, pág. 22).

Doubt Not, Thomas [No dudes, Tomás], por J. Kirk Richards.