5 – 11 diciembre

Hageo; Zacarías 1–3; 7–14

“Santidad a Jehová”

Lea Hageo y Zacarías con espíritu de oración y medite sobre las impresiones que reciba. ¿De qué manera las verdades en esos libros ayudan a atender las necesidades de los niños?

Anote sus impresiones

Invitar a compartir

Dibuje una cara feliz en una hoja de papel y permita que los niños se turnen para sostenerla. Cuando sea el turno de cada niño, invítelos a compartir algo que estén aprendiendo sobre el Padre Celestial y Jesucristo que los haga felices.

Enseñar la doctrina: Niños pequeños

Hageo 1:6–8

Puedo poner a Dios en primer lugar en mi vida.

Aprender sobre el consejo del Señor en cuanto a “[m]edita[r] bien sobre vuestros caminos” es una oportunidad para que los niños se aseguren de estar haciendo las cosas importantes que Dios nos ha pedido que hagamos.

Posibles actividades

• Explique a los niños que el Señor deseaba que los israelitas edificaran el templo, pero que ellos estaban haciendo otras cosas en vez de eso. Lea en voz alta Hageo 1:7 y explique que “[m]editad bien sobre vuestros caminos” significa que el Señor deseaba que los israelitas pensaran si estaban haciendo las cosas más importantes. Lea el versículo 8 a los niños e invítelos a hacer de cuenta que “sub[en] al monte”, “trae[n] madera” y “reedifica[n] la casa [de Jehová]”. ¿Qué cosas importantes desea Dios que hagamos?

• En una mesa, coloque imágenes boca abajo que representen algunas de las cosas que son importantes para Dios, tales como las Escrituras, la oración y el templo. Pida a los niños que se turnen para escoger una imagen y mostrarla a la clase. Ayúdeles a entender por qué es importante asegurarse de dedicar tiempo a cada una de las cosas representadas en las imágenes.

Zacarías 3:1–7

Jesucristo puede hacer que mi espíritu esté limpio.

La ropa sucia del sumo sacerdote Josué, que se describe en Zacarías 3:1–7, simboliza lo que sucede cuando pecamos. Mediante la expiación de Jesucristo, podemos quedar limpios, tal como Josué quedó limpio cuando recibió ropa nueva.

Posibles actividades

• Indique a los niños que se pasen entre ellos una camisa sucia y lea Zacarías 3:3. Luego pase una camisa limpia y lea el versículo 4. Hable con los niños sobre por qué el tomar decisiones incorrectas es como ensuciarnos espiritualmente, pero que el Salvador puede hacer que volvamos a quedar limpios. ¿Cómo nos sentimos cuando estamos limpios? Testifique que debido a que Jesucristo padeció y murió por nosotros, seremos limpios de nuestros pecados conforme nos arrepintamos.

• De ser posible, muestre a los niños una imagen de alguien que conozcan vestido de blanco en su bautismo (o bien, véase Libro de obras de arte del Evangelio, nros. 103, 104). ¿Por qué nos vestimos de blanco para nuestro bautismo? Entonen una canción que hable del bautismo, tal como “Cuando me bautice” (Canciones para los niños, pág. 53). Invite a los niños a hacer un dibujo de sí mismos siendo bautizados y a compartir lo que sienten en cuanto a ser bautizados algún día.

Zacarías 2:10; 9:9; 14:3–9

Los profetas nos enseñan sobre Jesucristo.

Al igual que otros profetas del Antiguo Testamento, Zacarías profetizó de Jesucristo. ¿Qué pueden las profecías que se encuentran en Zacarías 2:10; 9:9; 14:3–9 enseñar a los niños en cuanto a Él?

Posibles actividades

• Ponga a la vista una imagen de Jesucristo entrando a Jerusalén en un pollino (véase Libro de obras de arte del Evangelio, nro. 50). Diga a los niños que muchos años antes de que Jesús viniera a la tierra, Zacarías profetizó que, antes de morir por nosotros, Jesucristo entraría a Jerusalén en un pollino. Mientras lea Zacarías 9:9, pídales que señalen a las personas de la imagen que se “[a]l[e]gra[ron] mucho” y que también señalen al “rey”. ¿Quien es el Rey? Pida a los niños que compartan por qué están agradecidos por Jesús.

• Lea a los niños algunas de las profecías que Zacarías hizo en cuanto a la segunda venida del Salvador, tales como las que se encuentran en Zacarías 2:10; 14:9. Pídales que hagan dibujos de cómo piensan que será cuando Jesús venga de nuevo, o bien, entonen una canción juntos que hable de la Segunda Venida, tal como “Cuando venga Jesús” (Canciones para los niños, págs. 46–47).

Enseñar la doctrina: Niños mayores

Hageo 1:2–8

“Meditad bien sobre vuestros caminos”.

Es importante que todos nosotros estemos conscientes de nuestras prioridades y que dediquemos tiempo a “[m]edita[r] bien sobre [n]uestros caminos”. ¿De qué manera puede inspirar a los niños a dedicar tiempo en su vida para las cosas de Dios?

Posibles actividades

• Invite a los niños a leer Hageo 1:2–5 a fin de averiguar por qué Jehová no estaba complacido con los israelitas. Pídales que escojan una frase del versículo 6 y que hagan un dibujo de ella. Pida a la clase que adivine qué frase representa cada dibujo. Hable sobre cómo el dedicar tiempo a cosas que no son las que el Señor desea es como comer pero no quedar satisfecho, como vestirse pero no sentirse abrigado, etc. ¿Por qué es importante dedicar tiempo a las cosas que son importantes para el Señor?

• Escriba “Meditad bien sobre vuestros caminos” en la pizarra (versículo 7). Invite a cada niño a hacer una lista de cosas que harían en un día típico, incluso las que el Señor nos ha pedido que hagamos. Pídales que “[m]edit[en] bien sobre [sus] caminos” al encerrar en un círculo las cosas que el Señor diría que son las más importantes de su lista. ¿Cómo podemos asegurarnos de dedicar tiempo cada día a las cosas que el Señor desea que hagamos?

Nos vestimos de blanco para nuestro bautismo a fin de demostrar que Jesucristo puede hacer que quedemos limpios cuando nos arrepentimos de nuestros pecados (véase Zacarías 3:3–4).

Zacarías 3:1–7

Hacer y guardar convenios me puede ayudar a ser más como el Padre Celestial y Jesucristo.

Zacarías vio en visión a un sumo sacerdote llamado Josué, que estaba “vestido con vestimentas sucias” (Zacarías 3:3). Un ángel le dio ropa limpia y le explicó que eso simbolizaba ser limpiado de sus pecados. Usted podría utilizar esa visión para ayudar a los niños a entender los convenios y las bendiciones relacionados con el bautismo.

Posibles actividades

• Lean juntos Zacarías 3:1–7 y analicen preguntas como estas: ¿Qué representaban las “vestimentas sucias” de Josué? ¿Cómo llegamos a quedar limpios de nuestros pecados? ¿En qué forma nos ayudan nuestros convenios bautismales a “and[ar] por [los] caminos [de Jehová]”?

• Unos días antes de la clase, invite a un niño a venir preparado para hablar sobre su bautismo. Repasen juntos el convenio que hacemos al bautizarnos (véase Doctrina y Convenios 20:37). ¿De qué manera el guardar nuestras promesas nos ayudará a llegar a ser más como el Padre Celestial y Jesucristo? ¿En qué forma el tomar la Santa Cena cada semana nos ayuda a guardar nuestros convenios bautismales?

Zacarías 9:9–11; 11:12; 13:6–7

Jesucristo es el Mesías prometido.

¿Qué pueden aprender los niños de las profecías de Zacarías sobre Jesucristo?

Posibles actividades

• Divida a los niños en grupos de dos. Entregue a cada grupo una de las siguientes profecías de Zacarías junto con los versículos del Nuevo Testamento que describen su cumplimiento: Zacarías 9:9 y Mateo 21:5–9; Zacarías 9:11 y 1 Pedro 3:18–19; Zacarías 11:12 y Mateo 26:14–16; Zacarías 13:7 y Mateo 26:31. Pida a cada grupo que comparta con la clase lo que hayan aprendido sobre Jesucristo en sus versículos y por qué están agradecidos por Él.

• Ponga a la vista las imágenes 50, 60 y 64 del Libro de obras de arte del Evangelio. Anote las siguientes referencias de las Escrituras en la pizarra e invite a los niños a hacer corresponder las referencias con las imágenes: Zacarías 9:9; 13:6; 13:7. Invítelos a compartir sus sentimientos por Jesucristo.

Alentar el aprendizaje en el hogar

Invite a los niños a que escriban una verdad que hayan aprendido en la clase. Invítelos a analizar con su familia cómo pueden obtener un testimonio más fuerte de esa verdad.

Cómo mejorar nuestra enseñanza

Recurra a la creatividad. Permita que las ideas de esta reseña despierten su creatividad. Piense en lo que los niños de su clase disfrutarán y lo que les ayudará a encontrar la relación que existe entre las Escrituras y su vida.