“Atender las necesidades de los niños pequeños”, Ven, sígueme — Para la Primaria: Antiguo Testamento 2022 (2021)
“Atender las necesidades de los niños pequeños”, Ven, sígueme — Para la Primaria: 2022
Atender las necesidades de los niños pequeños
Los niños están dispuestos y deseosos de aprender el Evangelio si se les presenta de una manera en la que ellos lo puedan entender. En especial si enseña a niños pequeños, considere utilizar los siguientes tipos de actividades para ayudarles a aprender.
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Cantar. Los himnos y las canciones de Canciones para los niños enseñan la doctrina de un modo poderoso. Utilice el índice de temas que se encuentra al final de Canciones para los niños para hallar canciones que se relacionen con los principios del Evangelio que esté enseñando. Ayude a los niños a relacionar el mensaje de las canciones con la vida de ellos. Por ejemplo, podría hacer preguntas sobre palabras o frases de la letra de las canciones. Además de cantar, los niños pueden realizar movimientos que correspondan a las canciones o simplemente escuchar las canciones como música de fondo mientras estén realizando otras actividades. Si necesita ideas adicionales , véanse las secciones “Utilice música para enseñar la doctrina” y “Ayude a los niños a aprender y a recordar las canciones de la Primaria y los himnos” en “Instrucciones para el Tiempo para cantar y para la Presentación de los niños en la reunión sacramental” en este manual.
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Escuchar o dramatizar un relato. A los niños pequeños les encantan los relatos de las Escrituras, de la vida de usted, de la historia de la Iglesia o de las revistas de la Iglesia. Busque maneras de hacer que ellos participen en la narración. Pueden sostener láminas u objetos, dibujar lo que estén escuchando, hacer una dramatización o ayudar a relatar la historia. Ayude a los niños a reconocer las verdades del Evangelio en los relatos que comparta.
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Leer un pasaje de las Escrituras. Quizá los niños pequeños no puedan leer mucho, pero aun así, usted puede hacer que participen y aprendan de las Escrituras. Quizás deba enfocarse en un solo versículo, en una frase clave o en una palabra. Cuando lea un pasaje de las Escrituras en voz alta, podría invitar a los niños a ponerse de pie o a levantar la mano cuando escuchen una palabra o frase específica en la que usted desee concentrarse. Tal vez ellos sean capaces de memorizar frases cortas de las Escrituras si las repiten unas cuantas veces. Al escuchar la palabra de Dios, ellos sentirán el Espíritu.
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Mantenerlos activos. Debido a que los niños pequeños a menudo son dinámicos, planifique actividades que les permitan moverse: marchar, brincar, saltar, inclinarse, caminar y hacer otros movimientos que se relacionen con el principio o relato que esté enseñando. Esos movimientos también pueden ser eficaces cuando canten todos juntos.
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Mirar una ilustración o ver un video. Cuando muestre a los niños una ilustración o un video, hágales preguntas que les ayuden a ver cómo se relaciona con un principio del Evangelio o un relato de las Escrituras. Por ejemplo, podría preguntarles: “¿Qué está sucediendo en esta ilustración o en este video?” o “¿Qué sienten al ver esto?”. La aplicación Recursos del Evangelio, MediaLibrary.ChurchofJesusChrist.org y children.ChurchofJesusChrist.org son buenos sitios para buscar videos.
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Compartir experiencias. Es posible que los niños pequeños no tengan tanto para compartir como los mayores, pero si usted brinda guía específica, pueden compartir sus sentimientos y experiencias sobre lo que estén aprendiendo.
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Crear. Los niños pueden construir, dibujar o colorear algo relacionado con el relato o el principio que estén aprendiendo. Anímelos a llevar lo que hayan creado a su casa y a compartirlo con los integrantes de su familia a fin de ayudar a los niños a recordar lo que aprendieron.
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Participar en lecciones prácticas. Una lección práctica sencilla puede ayudar a los niños a entender un principio del Evangelio que sea difícil de comprender. Cuando utilice lecciones prácticas, busque maneras que permitan que los niños participen. Aprenderán más de una experiencia interactiva que de solo observar una demostración.
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Dramatizar. Cuando los niños hacen una dramatización de una situación que probablemente afronten en la vida real, son más capaces de entender la forma en que un principio del Evangelio se aplica a la vida de ellos.
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Repetir actividades. Es posible que los niños pequeños necesiten escuchar los conceptos varias veces para entenderlos. No tema repetir relatos o actividades con frecuencia, incluso durante la misma lección. Por ejemplo, podría compartir un relato de las Escrituras varias veces y de diferentes maneras durante una lección: leerlo en las Escrituras, resumirlo con sus propias palabras, mostrar un video, permitir que los niños le ayuden a relatarlo, invitarlos a dramatizarlo, etcétera. Si se hace una actividad en la clase y también se repite en el hogar, esa repetición ayudará a que los niños aprendan y recuerden.
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Interactuar con los demás. Los niños están desarrollando sus habilidades sociales y a menudo disfrutan de aprender y jugar con sus compañeros. Cree oportunidades para que ellos compartan, se turnen y cooperen mientras estén aprendiendo.
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Participar en diversas actividades. Los niños pequeños, por lo general, tienen una capacidad de concentración de corta duración y tienen diferentes estilos de aprendizaje. Utilice diversas actividades y preste atención a las señales que indican que los niños necesitan un cambio de ritmo. Por ejemplo, quizá sea necesario alternar con frecuencia entre actividades tranquilas y movidas.
Parte de su función como maestro de niños pequeños —además de enseñar principios del Evangelio— es ayudar a los niños a aprender la forma de participar de manera apropiada en una clase de la Iglesia. Por ejemplo, quizá sea necesario que aprendan en cuanto a turnarse, compartir, respetar a los demás, etcétera. Algunos maestros elaboran diagramas con asignaciones para que cada niño participe en la clase de una manera específica (tal como hacer la oración, sostener una lámina o repartir hojas de papel). Las asignaciones podrían ser diferentes cada semana. Esto ayuda a los niños a turnarse y a concentrarse en el comportamiento debido en el salón de clases.
Los niños —en especial los pequeños— a menudo se benefician de una rutina regular y predecible. Ya que los niños pequeños tienen una capacidad de concentración de corta duración y a menudo se les dificulta concentrarse durante toda una clase, por lo general es mejor si dicha rutina incluye transiciones frecuentes de una actividad a otra. Por ejemplo, la rutina de su clase podría incluir descansos esporádicos para colorear un dibujo, cantar una canción, etcétera.