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21 – 27 diciembre. Navidad: “[Él] vendrá al mundo para redimir a su pueblo”


“21 – 27 diciembre. Navidad: ‘[Él] vendrá al mundo para redimir a su pueblo’”, Ven, sígueme — Para la Escuela Dominical: Libro de Mormón 2020 (2020)

“21 – 27 diciembre. Navidad”, Ven, sígueme — Para la Escuela Dominical 2020

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José, María y el niño Jesús en un establo

He aquí el Cordero de Dios, por Walter Rane.

21 – 27 diciembre

Navidad

“[Él] vendrá al mundo para redimir a su pueblo”

Conforme estudie sobre el nacimiento de Jesucristo esta semana, considere la forma en que puede ayudar a su clase a fortalecer su testimonio de Él y de Su expiación. Algunas de las ideas de esta reseña le pueden ayudar.

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Invitar a compartir

Invite a los miembros de la clase a que formen grupos de dos o grupos pequeños, y compartan la manera en que aprender de Jesucristo en el Libro de Mormón este año ha fortalecido su fe en Él y en Sus enseñanzas.

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Enseñar la doctrina

1 Nefi 11:13–23; Helamán 14:1–13; 3 Nefi 1:4–22

Jesucristo nació para ser nuestro Salvador.

  • ¿De qué manera puede valerse del Libro de Mormón para enseñar a los miembros de la clase sobre el acontecimiento sagrado del nacimiento del Salvador? Una manera podría ser dividir la clase en tres grupos y dar a cada grupo los siguientes pasajes de las Escrituras para que los lean juntos: 1 Nefi 11:13–23; Helamán 14:1–13; y 3 Nefi 1:4–22. Pida a los grupos que intercambien ideas de lo que enseñan esos pasajes sobre el nacimiento del Salvador. Después cada grupo podría compartir con el resto de la clase lo que se analizó. ¿Por qué es de valor tener el testimonio del Libro de Mormón sobre el nacimiento del Salvador?

  • El hecho de saber del nacimiento del Cristo es importante, pero el hecho de saber por qué nació es vital. ¿Cómo puede ayudar a las personas a quienes enseña a reflexionar sobre el poder redentor de Jesucristo? Tal vez los miembros de la clase podrían compartir algunos de los relatos y pasajes que hayan estudiado durante esta semana (véase la reseña de esta semana de Ven, sígueme — Para uso individual y familiar). Anímelos a que compartan la forma en que las cosas que estudiaron aumentan el aprecio que tienen por el nacimiento del Salvador y Su poder redentor.

  • Para comenzar un análisis sobre los dones que Dios nos ha dado mediante Su Hijo, podría invitar a algunos de ellos a que hablen de obsequios especiales que hayan recibido en Navidad. ¿Cómo mostramos gratitud por los obsequios que recibimos? Después los miembros de la clase podrían leer la cita del presidente Thomas S. Monson que se encuentra en “Recursos adicionales” y analizar los cuatro dones que él menciona. ¿Qué función desempeña el Salvador en esos dones? ¿Cómo podemos mostrar nuestra gratitud al Padre Celestial por esos dones?

  • Como parte del análisis sobre la Navidad, considere invitar a los miembros de la clase a que toquen o canten himnos de Navidad. También podrían explorar algunos de los recursos que se encuentran en “Recursos adicionales”.

Portada del Libro de Mormón; Introducción del Libro de Mormón; 2 Nefi 25:23, 26; 33:4, 10

El Libro de Mormón testifica de Jesucristo.

  • Ahora que su estudio del Libro de Mormón en la Escuela Dominica llega a su fin, tal vez desee dar a los miembros de la clase la oportunidad de que reflexionen en cuanto a lo que hayan aprendido sobre Jesucristo en el Libro de Mormón este año. Para ayudar a comenzar el análisis, podrían leer juntos 2 Nefi 25:23, 26 y 33:4, 10, así como extractos de la introducción y la portada del Libro de Mormón. También podría compartir un relato o pasaje que lo haya acercado a usted a Jesucristo y después conceder unos minutos a los miembros de la clase para que compartan sus propios relatos o pasajes. Comparta su testimonio del Libro de Mormón e invite a otros miembros de la clase a hacer lo mismo.

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Alentar el aprendizaje en el hogar

Para inspirar a los miembros de la clase a comenzar a leer Doctrina y Convenios, podría compartir un versículo favorito o una experiencia inspiradora que haya tenido al estudiar Doctrina y Convenios.

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Recursos adicionales

Recursos de la Navidad.

  • Mateo 1:18–252; Lucas 2

  • Libro de obras de arte del Evangelio, nros. 28, 29, 30, 3181

  • Imágenes de la reseña de esta semana de Ven, sígueme — Para uso individual y familiar.

  • “Ha nacido un Salvador—Video de Navidad” (video, ChurchofJesusChrist.org)

  • “Nuevas de gran gozo: El nacimiento de Jesucristo” (video, ChurchofJesusChrist.org)

  • Navidad.comeuntochrist.org

  • Devocionales de Navidad de la Primera Presidencia (ChurchofJesusChrist.org/broadcasts/first-presidency-christmas-devotionals)

Los regalos del Salvador.

El presidente Thomas S. Monson enseñó:

“Reflexiono sobre los contrastes de la Navidad; los extravagantes regalos, empaquetados con lujo y en forma profesional, cobran su máxima importancia en los famosos catálogos comerciales que tienen en la tapa la leyenda: ‘Para quien lo tiene todo’. Al mirar uno de esos catálogos, vi una enorme casa de trescientos setenta y dos metros cuadrados de superficie envuelta con una cinta gigantesca y una gran tarjeta que decía: ‘Feliz Navidad’. Entre los demás artículos había palos de golf con incrustaciones de diamantes para el deportista, un crucero por el Caribe para el viajero y un viaje de lujo a los Alpes suizos para el aventurero. Todos esos regalos parecen corresponder al tema de un dibujo animado en el que se ve a los Tres Reyes Magos viajar hacia Belén con cajas de regalos sobre los camellos. De pronto, uno dice: ‘Recuerda lo que te voy a decir, Baltasar, con estos regalos vamos a empezar algo que ni nos podemos imaginar…

“Dejemos por algunos momentos los catálogos de Navidad describiendo sus exóticos regalos. Más aún, dejemos a un lado las flores para mamá, la corbata especial para papá, la hermosa muñeca, el tren con su estridente silbato, la tan esperada bicicleta… y dirijamos nuestros pensamientos hacia los dones, que son regalos perdurables que Dios nos da. De una larga lista, he elegido cuatro de ellos…

“Primero: el don del nacimiento. Este don se nos ha concedido a todos los que venimos a la tierra. Dios nos dio el privilegio divino de dejar nuestro hogar celestial para venir a la tierra a obtener un tabernáculo de carne y huesos, y demostrar, por medio de nuestra vida, nuestra dignidad y aptitud para regresar algún día al reino celestial… Es nuestra, entonces, la responsabilidad de demostrar nuestra gratitud por medio de nuestros hechos…

“Segundo, el don de la paz. En el ruidoso mundo en que vivimos, el estridente sonido del tráfico, el alboroto ensordecedor de las propagandas de la radio y la televisión, el trabajo y otras tareas que constantemente nos piden que hagamos, y no digamos nada de los problemas del mundo, son un constante dolor de cabeza, un sufrimiento y nos quitan la fortaleza para sobrellevarlos…

“Él, que fue varón de dolores, experimentado en quebranto, le habla a todo corazón atormentado y le concede el don de la paz: ‘La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo’ (Juan 14:27)…

“Tercero, el don del amor. ‘Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?’, preguntó el intérprete de la ley a Jesús. A lo que el Señor le contestó sin vacilación: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente.

‘Este es el primero y grande mandamiento.

‘Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo’ (Mateo 22:36–39)…

“Cuarto, el don de la vida, la inmortalidad. El plan de nuestro Padre Celestial contiene la más grande expresión de amor verdadero. Todo lo que es de gran valor para nosotros, incluyendo nuestra familia, nuestros amigos, nuestro gozo, nuestro conocimiento y nuestro testimonio desaparecería si no fueran por nuestro Padre y Su Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Entre los pensamientos y escritos más preciados en este mundo se encuentra la siguiente declaración divina de la verdad: ‘Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna’ (Juan 3:16)” (“Los dones y los regalos”, Liahona, julio de 1993, 68–72).

Cómo mejorar nuestra enseñanza

Puede decir: “No lo sé”. Aunque debería hacer lo mejor que pueda para contestar las preguntas que los miembros de la clase tengan sobre el Evangelio, el Señor no espera que usted lo sepa todo. Cuando no sepa cómo contestar algo, considere responder invitando a la clase a buscar juntos una respuesta en las Escrituras y a compartir lo que encuentren (véase Enseñar a la manera del Salvador, pág. 24).

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