Introducción

Descubrir que un ser querido tiene una discapacidad o un problema de salud crónico puede desencadenar muchas emociones. Sentimientos de confusión, enojo, desilusión, frustración y tristeza hacia Dios y hacia otras personas son normales y pueden ser parte del proceso de llegar a entender lo que está sucediendo. Puede que usted llegue a sentirse exhausto, tanto emocional como físicamente. Aunque Dios aún no nos ha revelado todas las cosas, usted puede confiar en que Él es un Dios amoroso y en que cuida de usted y de su hijo. Acérquese al Padre Celestial y permita que Su Espíritu le dé consuelo e instrucción.

Dios tiene un plan para la felicidad de su familia tanto aquí como en las eternidades. Aunque nuestro Padre Celestial tal vez no le libre de todos sus desafíos ahora, Él puede aligerar sus cargas y darle fuerzas para sobrellevarlas, tal y como hizo con el pueblo de Alma (véase Mosíah 24:10–15).

Recursos útiles

• Dallin H. Oaks, “Él sana a los que están cargados”, Liahona, noviembre de 2006, págs. 6–9.