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Adquirir conocimiento espiritual


Adquirir conocimiento espiritual, Documento de base sobre el Dominio de la doctrina, 2018

Adquirir conocimiento espiritual

Hombre joven leyendo las Escrituras

Dios es la fuente de toda verdad

1. Dios sabe todas las cosas y es la fuente de toda verdad (véase Mosíah 4:9). Debido a que nuestro Padre Celestial nos ama y desea que progresemos hasta llegar a ser como Él, nos ha instado a “[buscar] conocimiento, tanto por el estudio como por la fe” (D. y C. 88:118). En nuestra búsqueda de la verdad, podemos confiar en Él por completo, dependiendo de Su sabiduría, Su amor y Su poder para enseñarnos y bendecirnos. Si buscamos diligentemente a Dios, Él ha prometido revelar la verdad a nuestra mente y nuestro corazón por medio del Espíritu Santo (véase D. y C. 8:2–3).

2. Para ayudarnos, el Padre Celestial nos ha enseñado la manera de adquirir conocimiento espiritual. Él ha establecido las condiciones que hemos de cumplir a fin de obtener tal conocimiento. Su modelo divinamente ordenado requiere que tengamos el deseo sincero de conocer la verdad (véase Moroni 10:4–5) y que estemos dispuestos a vivir conforme a lo que Dios ha revelado (véase Juan 7:17). Nuestro deseo sincero nos conducirá a buscar la verdad mediante la oración (véanse Santiago 1:5–6; 2 Nefi 32:8–9) y a estudiar diligentemente la palabra de Dios (véanse 2 Timoteo 3:15–17; 2 Nefi 32:3).

Plantear preguntas y buscar respuestas

3. A veces puede que hallemos nueva información o surjan preguntas en cuanto a la doctrina, las prácticas o la historia de la Iglesia que parezcan difíciles de comprender. Plantear preguntas y buscar respuestas es una parte crucial de nuestro empeño por aprender la verdad. Es posible que algunas de las preguntas que tengamos sean inspiradas por el Espíritu Santo. Las preguntas inspiradas deben considerarse dones de Dios que nos brindan la oportunidad de aumentar nuestro entendimiento y fortalecer nuestra certeza de que el Señor está dispuesto a enseñarnos. Sea cual fuere el origen de nuestras preguntas, se nos ha bendecido con la capacidad de pensar y razonar, y de que la influencia del Señor nos expanda la mente y aumente nuestro entendimiento. Nuestra actitud e intención al hacer preguntas y procurar respuestas influirán en gran manera en nuestra capacidad de aprender por medio del Espíritu Santo.

4. Los tres principios que se dan a continuación pueden guiarnos a medida que procuramos aprender y comprender la verdad eterna y resolver preguntas o inquietudes:

  • Actuar con fe.

  • Analizar los conceptos y las preguntas con una perspectiva eterna.

  • Procurar una mayor comprensión mediante las fuentes divinamente señaladas.

Principio 1: Actuar con fe

5. Actuamos con fe cuando decidimos confiar en Dios y acudir primeramente a Él mediante la oración sincera, el estudio de Sus enseñanzas y la obediencia a Sus mandamientos.

6. Al esforzarnos por aumentar nuestro entendimiento y resolver nuestras dudas, es importante que confiemos en el testimonio que ya tenemos de Jesucristo, de la restauración de Su evangelio y de las enseñanzas de Sus profetas ordenados. El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “Cuando lleguen esos momentos y surjan los problemas, y la resolución de esos problemas no sea inmediata, aférrense al conocimiento que ya tienen y manténganse firmes hasta que reciban más conocimiento” (“Creo”, Liahona, mayo de 2013, pág. 94). El Señor mismo nos ha extendido la siguiente invitación: “Mirad hacia mí en todo pensamiento; no dudéis; no temáis” (D. y C. 6:36).

7. En los momentos en que quizás no hallemos respuestas a nuestras preguntas de inmediato, resulta útil recordar que, aunque el Padre Celestial ha revelado todo lo que es necesario para nuestra salvación, aún no ha revelado todas las verdades. Al continuar en busca de respuestas, debemos vivir por la fe, confiando en que con el tiempo recibiremos las respuestas que procuramos (véanse Proverbios 3:5–6; Éter 12:6). Conforme seamos fieles a la verdad y la luz que ya hemos recibido, recibiremos más. Las respuestas a nuestras preguntas y oraciones a menudo llegan “línea por línea, precepto por precepto” (2 Nefi 28:30).

Principio 2: Analizar los conceptos y las preguntas con una perspectiva eterna

8. A fin de analizar conceptos doctrinales, preguntas y cuestiones sociales con una perspectiva eterna, los consideramos en el contexto del Plan de Salvación y de las enseñanzas del Salvador. Procuramos la ayuda del Espíritu Santo a fin de ver las cosas como el Señor las ve (véase 1 Corintios 2:5, 9–11); eso nos permite reformular la pregunta (para verla de manera diferente) y percibir ideas basándonos en la norma del Señor concerniente a la verdad, en vez de aceptar las premisas o suposiciones del mundo. Podemos hacerlo al plantear preguntas como: “¿Qué cosas sé ya sobre el Padre Celestial, Su plan y cómo se relaciona Él con Sus hijos?” o “¿Qué enseñanzas del Evangelio se relacionan con este concepto o inquietud, o lo aclaran?”.

9. Incluso las preguntas que se relacionan con los acontecimientos históricos podrían tener que analizarse desde una perspectiva eterna. Al mantenernos aferrados a nuestra confianza en nuestro Padre Celestial y Su plan de salvación, podemos ver las cuestiones más claramente. También podría ser de ayuda analizar las preguntas históricas en el contexto histórico adecuado considerando la cultura y las normas de la época en vez de imponer las perspectivas y actitudes actuales.

10. Es importante recordar que los detalles históricos no poseen el poder salvador de las ordenanzas, los convenios y la doctrina. Distraerse por los detalles menores a riesgo de no entender el milagro de la Restauración que se revela ante nosotros es como pasar tiempo analizando la envoltura de un obsequio y no prestar atención a lo maravilloso del obsequio en sí.

Principio 3: Procurar una mayor comprensión mediante las fuentes divinamente señaladas

11. Como parte del proceso designado por el Señor para obtener conocimiento espiritual, Él ha establecido las fuentes mediante las cuales revela la verdad y brinda guía a Sus hijos. Tales fuentes incluyen la luz de Cristo, el Espíritu Santo, las Escrituras, los padres y los líderes de la Iglesia. La Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles —los profetas del Señor sobre la tierra hoy en día— son una fuente crucial de verdad. El Señor ha escogido y ordenado a esas personas para hablar en Su nombre.

12. También podemos aprender la verdad por medio de otras fuentes fiables; sin embargo, quienes buscan sinceramente la verdad deben cuidarse de las fuentes de información que no son confiables. Vivimos en una época en que muchas personas “a lo malo llaman bueno, y a lo bueno, malo” (Isaías 5:20). Satanás es el padre de las mentiras y procura tergiversar la verdad y persuadirnos a apartarnos del Señor y Sus siervos designados. Al volvernos a las fuentes divinamente señaladas por el Señor para recibir respuestas y guía, podemos ser bendecidos a fin de discernir entre la verdad y el error. Aprender a reconocer y evitar las fuentes no confiables puede protegernos de la información errónea y de quienes procuran destruir la fe.

Ayudar a otras personas a adquirir conocimiento espiritual

13. Cuando otras personas acuden a nosotros y nos hacen preguntas o investigan la doctrina, las prácticas o la historia de la Iglesia, ¿cuál sería la mejor manera de ayudarlas en su búsqueda de la verdad?. Las siguientes son algunas de las formas en que podemos ayudarlas:

14. Escuchar atentamente y con espíritu de oración: Escuchen con atención antes de responder, procurando aclarar y entender las preguntas que realmente estén haciendo. Procuren seriamente comprender la verdadera intención de las preguntas, los sentimientos y las creencias.

15. Enseñar y testificar de las verdades del Evangelio: Compartan enseñanzas de las Escrituras y de los profetas modernos que sean pertinentes y el modo en que estas han marcado una diferencia en su vida. Ayuden a las personas con quienes hablen a analizar o replantear sus preguntas en el contexto del Evangelio y del Plan de Salvación.

16. Invitarlos a actuar con fe: Recuerden que el Señor requiere que busquemos conocimiento espiritual por nosotros mismos. Por lo tanto, debemos invitar a otras personas a actuar con fe mediante la oración, la obediencia a los mandamientos y el estudio diligente de la palabra de Dios empleando las fuentes divinamente señaladas, en particular, el Libro de Mormón. Si correspondiera, invítenlos a recordar las experiencias que pudiesen haber tenido en que hayan sentido el Espíritu Santo y a aferrarse a las verdades eternas que han aprendido hasta recibir más conocimiento.

17. Cumplir con lo prometido: Ofrézcanse a buscar respuestas y luego compartan lo que hayan averiguado. También podrían buscar juntos las respuestas. Expresen confianza en la promesa del Señor de que brindará revelación personal.

Pasajes de las Escrituras relacionados: Jeremías 1:4–5; Amós 3:7; Mateo 5:14–16; Mateo 16:15–19; Juan 15:16; Juan 17:3; Efesios 2:19–20; Efesios 4:11–14; 2 Nefi 2:27; Mosíah 18:8–10; 3 Nefi 18:15, 20–21; D. y C. 1:37–38; D. y C. 18:15–16; D. y C. 21:4–6; D. y C. 88:118.

Temas doctrinales relacionados: La Trinidad: El Espíritu Santo; La expiación de Jesucristo: La fe en Jesucristo; Los profetas y la revelación; Los mandamientos.