Cómo llenar su vida de luz
El Salvador Jesucristo promete a los que le siguen: “vuestro cuerpo entero será lleno de luz y no habrá tinieblas en vosotros” (D. y C. 88:67; véase también 3 Nefi 13:22–23). Llene su vida de luz, rectitud, paz y fe. Al colmar su vida con lo que es bueno, no habrá lugar para la pornografía y para otras fuentes de oscuridad espiritual.
El élder Robert D. Hales del Quórum de los Doce señaló: “La luz y la oscuridad no pueden ocupar el mismo espacio al mismo tiempo. La luz hace desvanecer la oscuridad. Cuando está presente, la oscuridad es derrotada y debe retirarse. Y lo que es más, la oscuridad no puede conquistar la luz a menos que ésta disminuya o desaparezca” (Liahona, julio de 2002, pág. 78).
Usted puede llenar su vida de luz al orar y estudiar las Escrituras con verdadera intención, y al procurar conocer, comprender y seguir al Señor. Descubrirá que la palabra de Dios tiene en usted “un efecto más potente … que … cualquier otra cosa” (Alma 31:5). La comprensión de la doctrina verdadera lo ayudará a cambiar sus actitudes y conductas.
Asistir a las reuniones de la Iglesia y participar de la Santa Cena, santificar el día de reposo, ayunar y pagar el diezmo lo ayudarán a conservarse libre de la oscuridad del mundo (véase D. y C. 59:9). De la misma manera, la música digna y las imágenes inspiradoras invitarán al Espíritu a su vida.
La adoración y el servicio frecuentes en el templo también le otorgarán fortaleza. El presidente Gordon B. Hinckley señaló el efecto fortalecedor de la asistencia al templo: “Hagan de su asistencia a la casa del Señor un hábito. No hay mejor manera de asegurarnos de vivir en forma apropiada que asistiendo al templo, que vencerá los males de la pornografía” (Liahona, mayo de 2005, pág. 103).
A medida que se acerque al Señor, su conducta y aun su misma naturaleza se volverán gradualmente más como las de Cristo. Por medio de la conversión personal al Evangelio de Jesucristo, usted aprenderá a “no [tener] más disposición a obrar mal, sino a hacer lo bueno continuamente” (véase Mosíah 5:2).