Biblioteca
Cómo ayudar a otras personas


Cómo ayudar a otras personas

Al enterarse de que un familiar o amigo(a) tiene problemas con la pornografía, podría sentirse desanimado, traicionado o triste. Si enfrenta ese problema, puede recibir fortaleza mediante el consejo de su obispo. Quizás también desee pedirle una bendición de consuelo y consejo a un digno poseedor del sacerdocio. No debe culparse por las acciones de otras personas; cada persona es responsable de su propio comportamiento.

A medida que continúe aumentando su propia fortaleza espiritual le será posible ayudar a su amigo(a) o familiar. La luz del Evangelio que hay en su vida lo elevará y contribuirá en gran manera a desvanecer la oscuridad de la vida de sus seres queridos. Conforme busque la compañía del Espíritu, el Señor lo guiará. Invoque Su ayuda mediante la oración, el estudio de las Escrituras y la asistencia al templo.

Los principios que se hallan a continuación también lo ayudarán en la relación con su amigo(a) o familiar:

  • Escuche con atención. No reaccione con indignación o ira. Tampoco se apresure a impartir consejo; hable con la persona de manera amorosa y mantenga el asunto en privado.

  • Sea bondadoso y amoroso, pero no tolere ni sea parte de un comportamiento inapropiado.

  • Evite asumir una postura crítica o controladora. Su amigo(a) o familiar se sentirá menos dispuesto a hablar del problema si usted reacciona con la intención de disciplinar o de criticar; la crítica puede conducir a que las personas oculten los problemas en lugar de buscar ayuda.

  • Apoye los esfuerzos de su amigo(a) o familiar por lograr el arrepentimiento. Exprese confianza en la persona y ore por ella. Ayúdela a encontrar la solución al problema. Por ejemplo, podría ayudarla a buscar maneras específicas de evitar la pornografía y de arrepentirse. Inste a la persona a hablar con el obispo.

  • Felicite a la persona por sus puntos fuertes y por acciones positivas.

  • Analicen juntos algunas formas de eliminar la tentación.

  • Aprenda a perdonar.

Si su amigo(a) o familiar habla con el obispo y éste no le impone una medida disciplinaria visible u obvia, quizás usted sienta que el problema no se haya considerado seriamente. Tenga en cuenta que el obispo debe confiar en la guía del Espíritu para determinar la manera más apropiada de ayudar a cada persona.