Salud mental
3: Me siento exhausto por preocuparme tanto por mi ser querido. ¿Cómo puedo cuidar mejor de mí mismo y seguir siendo un apoyo?


“3: Me siento exhausto por preocuparme tanto por mi ser querido. ¿Cómo puedo cuidar mejor de mí mismo y seguir siendo un apoyo?” Salud mental: Ayuda para los padres y la familia, 2019

“Estoy exhausto de tanto preocuparme”, Salud mental: Ayuda para los padres y la familia

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Una mujer se apoya sobre una mesa

Me siento exhausto por preocuparme tanto por mi ser querido. ¿Cómo puedo cuidar mejor de mí mismo y seguir siendo un apoyo?

Tal vez piense que está respondiendo al llamado del Salvador de “llevar las cargas los unos de los otros” y “consolar a los que necesitan de consuelo” (Mosíah 18:8–9), pero Él también ha enseñado que no es necesario que “corra[mos] más aprisa de lo que [nuestras] fuerzas [nos] permiten” (Mosíah 4:27). Busque el equilibrio entre relacionarse significativamente con otras personas y los límites adecuados para su vida. Es menester que haya un momento y un lugar para abordar las dificultades del ser querido, pero no es saludable permitir que tal preocupación domine sus pensamientos y esfuerzos. Si lo desea, pruebe una o varias de estas sugerencias a fin de comenzar a alcanzar el equilibrio en su vida hoy.

  • Consulte a otras personas. Esfuércese todo lo posible por deliberar con su familia, el obispo o un especialista de salud mental. Al hacerlo, ponga especial cuidado en cuanto a con quién trata la información delicada. Existen magníficas formas de buscar apoyo que resultan de ayuda y sanación. Ponga en práctica concienzudamente las recomendaciones útiles.

  • Conserve la buena salud. Establezca hábitos sanos de sueño, alimentación, ejercicio físico y adoración personal.

  • Cuídese a sí mismo. Considere la posibilidad de realizar algún cambio en su rutina diaria o de cultivar algún hábito de modo deliberado. Procure hallar satisfacción en las cosas pequeñas y sencillas como el observar los pétalos de una flor, el sabor de una de sus comidas preferidas o la belleza del canto de un ave. Practique la atención plena u otra técnica de relajación. Deje que sus pensamientos se tornen a Dios mientras dedica tiempo para rejuvenecer la mente y el cuerpo.

  • Pida ayuda. Habrá momentos en que no podrá hacer todo lo que desee hacer para ayudar a su ser querido; el Padre Celestial no espera que usted haga todo. Él ha enseñado que “todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Eclesiastés 3:1). Aprenda a pedir el apoyo de los familiares, los amigos, la comunidad de la Iglesia y el del Padre Celestial, y sepa aceptarlo.

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