1 Tesalonicenses 1–3
Seguir a Jesucristo ministrando con amor
¿Te recordó alguna vez el servicio de alguien a Jesucristo? Pablo y sus compañeros ministraron de formas cristianas a los santos de Tesalónica y los inspiraron a seguir viviendo el Evangelio fielmente a pesar de la persecución. Esta lección puede ayudarte a influir en los demás y bendecirlos a medida que te esfuerzas por ministrar como lo hizo nuestro Salvador Jesucristo.
El ejemplo de Jesucristo
Mira estas imágenes de Jesucristo o piensa en otros relatos de las Escrituras sobre Sus interacciones con los demás. En tu diario de estudio, haz una lista con palabras y frases que describan lo que el Salvador esté haciendo por las personas con las que está interactuando.
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Si hubieras sido una de las personas que estuvo con el Salvador, ¿qué crees que habrías sentido debido a Sus acciones? ¿Por qué?
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Al mirar la lista que hiciste, ¿qué palabras o frases desearías poner en práctica al prestar servicio a los demás? (Si lo deseas, marca o resalta las palabras que sean más significativas para ti).
En la Iglesia, a menudo nos referimos a tales acciones como ministración.
El hermano David L. Beck, quien fue Presidente General de los Hombres Jóvenes, enseñó:
Ministrar significa amar y cuidar a los demás. Significa atender a sus necesidades físicas y espirituales. En pocas palabras: significa hacer lo que el Salvador haría si estuviera aquí.
(David L. Beck, “Tu sagrado deber de ministrar”, Liahona, mayo de 2013, pág. 56)
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¿Qué te llama la atención de la declaración del hermano Beck?
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Teniendo en cuenta la declaración del hermano Beck y las palabras que marcaste en tu lista, ¿qué tan bien crees que estás ministrando a los demás?
Es posible que tengas preguntas o dudas sobre ministrar a los demás. Considera anotarlas en tu diario de estudio y buscar respuestas al estudiar 1 Tesalonicenses 1–3 hoy. Si lo deseas, invita al Espíritu para que te ayude a buscar formas en las que puedes influir en los demás y bendecirlos a medida que te esfuerzas por ministrar como lo hizo nuestro Salvador Jesucristo. Anota tus ideas e impresiones para que, con espíritu de oración, puedas actuar de conformidad con ellas.
Pablo ministra a los tesalonicenses
Durante su segundo viaje misional, el apóstol Pablo y sus compañeros tuvieron éxito al predicar al pueblo de Tesalónica, pero los líderes judíos los expulsaron de la ciudad (véase Hechos 17:1–9). Luego, Pablo se enteró de que los santos de Tesalónica habían permanecido fieles y estaban compartiendo el mensaje del Evangelio, aun cuando enfrentaban persecución por hacerlo (véase 1 Tesalonicenses 1:6|–8). Con gratitud por su fe y esperanza en Jesucristo, Pablo escribió su primera carta a los tesalonicenses (véase 1 Tesalonicenses 1:2–3).
Lee detenidamente 1 Tesalonicenses 2:7–14; 3:9–13. Si lo deseas, marca las palabras y frases que encuentres que te recuerden el amor y el cuidado que el Salvador habría proporcionado. Podrías agregar tus ideas a tu lista.
Las bendiciones de la ministración
Una verdad que aprendemos en estos versículos acerca de la ministración es que, al ministrar a los demás con amor, podemos ayudarlos a llegar a ser mejores seguidores de Jesucristo (véase 1 Tesalonicenses 2:10–14).
Ministrar con fe y amor
En ocasiones, las asignaciones en la Iglesia te brindarán oportunidades formales de ministrar. Con más frecuencia, tendrás oportunidades de ministrar durante tus interacciones cotidianas con familiares, amigos y otras personas.
La presidenta Jean B. Bingham, Presidenta General de la Sociedad de Socorro, nos presentó algunas ideas en cuanto a cómo ministrar de forma semejante a Jesucristo. Mira el video “Ministrar como lo hace el Salvador” desde el minuto 0:45 hasta el 1:54 o lee las palabras de la presidenta Bingham. Si lo deseas, agrega algunas de sus sugerencias a tu lista de ministración.
A veces pensamos que tenemos que hacer algo grandioso y heroico para “que cuente” como servicio a nuestro prójimo. Sin embargo, los simples actos de servicio pueden tener efectos profundos en los demás, así como en nosotros mismos. ¿Qué hizo el Salvador? Mediante Sus dones divinos de la Expiación y la Resurrección […] “ninguna otra persona ha ejercido una influencia tan profunda sobre todos los que han vivido y los que aún vivirán sobre la tierra” [“El Cristo viviente”, LaIglesiadeJesucristo.org]. Pero Él también sonrió, habló, caminó, escuchó, dedicó tiempo, animó, enseñó, alimentó y perdonó a los demás. Dio servicio a familiares y amigos, vecinos y extraños por igual, e invitó a conocidos y seres queridos a disfrutar de las abundantes bendiciones de Su evangelio. Esos “sencillos” actos de servicio y amor proporcionan un modelo de cómo debemos ministrar hoy en día.
(Jean B. Bingham, “Ministrar como lo hace el Salvador”, Liahona, mayo de 2018, pág. 104)
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¿Qué te enseñan las palabras de la hermana Bingham acerca de cómo ministrar como lo hizo Jesucristo?
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¿Por qué podría ser importante recordar que se puede ministrar mediante actos sencillos de servicio?
Repasa tu lista acerca de lo que significa ministrar y agrega otras ideas de lo que has aprendido hoy. Identifica dos o tres palabras que podrían ayudarte a llegar a ser más semejante a Jesucristo al ministrar.
Con espíritu de oración, busca la ayuda del Padre Celestial para saber a quién desea que ministres hoy y cómo puedes hacerlo. Es posible que ya hayas recibido impresiones del Espíritu de acuerdo con las cuales puedas actuar en este momento.
Si no te viene a la mente el nombre de una persona específica, puedes orar para pedir la ayuda del Padre Celestial a fin de reconocer una oportunidad de ministrar y actuar cuando esta llegue. Confía en que Él te guiará a medida que te esfuerces por ministrar como lo hizo el Salvador.
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¿Y si no estoy seguro de cómo ministrar a los demás?
El élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles, indicó:
Una persona con buen corazón puede ayudar a alguien a arreglar un neumático, llevar a un vecino al médico, almorzar con alguien que esté triste, o sonreír y saludar a alguien para alegrarle el día.
Sin embargo, un seguidor del primer mandamiento [que ama a Dios con todo su corazón] añadirá de manera natural a esos importantes actos de servicio cosas como el alentar a la persona que cumple bien los mandamientos y el impartir sabio consejo para fortalecer la fe de alguien que tropiece o necesite ayuda para regresar a la senda que antes había transitado.
(Neil L. Andersen, “A Holier Approach to Ministering” [devocional de la Universidad Brigham Young, 10 de abril de 2018], pág. 3, speeches.byu.edu)
El obispo W. Christopher Waddell, del Obispado Presidente, declaró:
Quizás nos preguntemos cuál será la mejor manera de prestar servicio, pero el Señor lo sabe, y por medio de Su Espíritu seremos guiados en nuestros esfuerzos […] a medida que nos esforcemos por llegar a ser instrumentos en las manos del Señor para bendecir a Sus hijos. Conforme procuremos la guía del Espíritu y confiemos en el Señor, nos encontraremos en situaciones y circunstancias en las que podremos actuar y bendecir a los demás; es decir, ministrar.
(W. Christopher Waddell, “Tal como Él lo hizo”, Liahona, mayo de 2019, pág. 21)
El hermano David L. Beck, quien fue Presidente General de los Hombres Jóvenes, nos recordó lo siguiente:
Ministrar no es solo algo que hacemos, sino que define quiénes somos.
Hay muchas oportunidades a nuestro alrededor para ministrar cada día. Búsquenlas. Pidan al Señor que los ayude a reconocerlas. Verán que la mayoría serán actos pequeños y sinceros que ayudan a los demás a ser seguidores de Jesucristo.
(David L. Beck, “Tu sagrado deber de ministrar”, Liahona, mayo de 2013, pág. 57)
Para obtener más ideas o ejemplos sobre la ministración, véanse estos dos artículos de las revistas de la Iglesia:
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“El propósito que cambiará nuestra ministración”, Liahona, enero de 2019, págs. 8–11
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Eric B. Murdock, “Ministrar como lo hizo el Salvador”, Liahona, diciembre de 2018, págs. 52–55
También podrías visitar la página “Esto es la ministración” que se encuentra en LaIglesiadeJesucristo.org