Mateo 14:22–33
“No tengáis miedo”
Jesucristo caminó sobre el agua e invitó a Pedro a hacer lo mismo. Cuando Pedro vio la tormenta y las olas, se comenzó a hundir y clamó al Salvador en busca de ayuda. Esta lección puede ayudarte a seguir el ejemplo de Pedro de recurrir al Salvador durante situaciones atemorizantes o abrumadoras.
Jesús puede calmarnos durante las tormentas de la vida
Esta imagen representa un momento aterrador en la vida del apóstol Pedro. Mateo 14:30 dice: “[Pedro] tuvo miedo y, comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!”.
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¿Qué situaciones modernas pueden hacer que los jóvenes se sientan como Pedro en la actualidad?
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¿Hay algo en tu vida que te cause miedo o que te haga sentir que te estás hundiendo?
Reflexiona por un momento a dónde o a quién recurres normalmente en busca de ayuda y paz cuando te sientes de esa manera.Después de alimentar de forma milagrosa a más de cinco mil personas, Jesucristo les pidió a Sus discípulos “entrar en la barca e ir delante de él al otro lado” del mar de Galilea ( Mateo 14:22).
Lee Mateo 14:23–33 en busca de verdades sobre el Salvador que pueden ayudarte a recurrir a Él cuando sientas miedo o cuando sientas que te estás hundiendo. Presta atención a los pensamientos y sentimientos que provienen del Espíritu Santo. Él puede ayudarte a reconocer cómo estas verdades se aplican a lo que estás experimentando en tu vida. En tu diario de estudio o en tu ejemplar de las Escrituras, escribe las verdades que encuentres. (Nota: “La cuarta vigilia” era entre las 3:00 y las 6:00 h).
Answer the following questions in your study journal:
1.
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¿Qué verdades aprendiste de este relato?
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¿Qué aprendiste acerca de Jesucristo que podría ayudarte a recurrir a Él cuando tengas miedo o te sientas angustiado?
Centrarse en el Salvador
El ejemplo de Pedro nos enseña en qué debemos centrarnos. Recuerda lo que le sucedió a Pedro cuando se centró en Jesucristo y lo que sucedió cuando se centró en la tormenta que lo rodeaba (véanse los versículos 28–31). Escribe en una hoja de papel algo de tu vida o tu futuro que pueda ser abrumador para ti. Coloca ese papel a tu izquierda. Ahora, coloca una lámina de Jesucristo o algo que te recuerde a Él a tu derecha. Alterna una y otra vez entre centrar tus pensamientos y tu vista en la situación que causa angustia y, luego, en la lámina de Jesucristo.
2.
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¿De qué manera puede ayudarte durante situaciones difíciles el centrar tu fe en Jesucristo, en Su poder y Su amor por ti?
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¿Cuáles son algunas formas de centrarse en el Salvador durante los desafíos?
Si lo deseas, puedes mirar el video “Encontrar a Cristo en tiempos difíciles” (4:35), disponible en LaIglesiadeJesucristo.org, y fijarte en lo que hizo el joven del video para dirigir su atención hacia Jesucristo durante sus desafíos.
Para finalizar esta lección, registra las impresiones que has recibido. ¿Qué aprendiste sobre Jesucristo y por qué debemos recurrir a Él cuando nos estemos hundiendo? ¿Qué planeas hacer para recurrir a Él?
Opcional: ¿Quieres aprender más?
¿Cómo cambia nuestra vida cuando nos centramos en Jesucristo?
El presidente Howard W. Hunter (1907–1995) enseñó:
Yo creo firmemente que si nosotros individualmente, así como las familias, las comunidades y las naciones, al igual que Pedro, mantenemos la vista fija en Jesucristo, también seremos capaces de caminar triunfantes sobre “las gigantescas olas de la incredulidad” y de mantenernos “inmutables ante los crecientes vientos de la duda”. Pero si apartamos los ojos de Aquel en quien debemos creer —como es tan fácil hacer y el mundo está tan tentado a hacer— y fijamos la mirada en el poder y la furia de esos elementos terribles y destructivos que nos rodean en vez de en Aquel que puede ayudarnos y salvarnos, entonces inevitablemente nos hundiremos en un mar de conflictos, pesar y desesperación.
(Véase Howard W. Hunter, “Un faro en un puerto de paz”, Liahona, enero de 1993, pág. 21)
Mateo 14:27 . ¿Cómo podemos “ser de buen ánimo” cuando estamos experimentando dificultades?
El élder Ronald A. Rasband, del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó:
No podemos ser de “buen ánimo” [ Doctrina y Convenios 68:6 ] y estar sumidos en el temor. Los dos, la alegría y el temor, no pueden existir en nosotros al mismo tiempo […].
Ser de buen ánimo es confiar en [Jesucristo] cuando las cosas no marchan como lo planeamos. Significa perseverar cuando las tareas y circunstancias en la vida nos llevan en distintas direcciones, cuando la tragedia y las dificultades destruyen nuestros sueños. Pero el Señor nos recuerda que “en este mundo vuestro gozo no es completo, pero en mí vuestro gozo es cumplido” [ Doctrina y Convenios 101:36 ].
(Véase Ronald A. Rasband, “Jesucristo es la respuesta” [Una velada con una Autoridad General, 8 de febrero de 2019], págs. 1–2)
¿Cómo puede el miedo hacer que perdamos las bendiciones que ofrece el Salvador?
El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, compartió la siguiente declaración:
Este relato de las Escrituras nos recuerda que, al venir a Cristo, o al venir Él a nosotros, el primer momento puede llenarnos de algo muy parecido al terror absoluto. No debería ser así, pero en ocasiones sucede. Una de las grandes ironías del Evangelio es que nosotros, en nuestra miopía terrenal, huimos precisamente de la misma fuente de socorro y seguridad que se nos ofrece. Por la razón que sea, he visto a investigadores huir del bautismo. He visto a élderes huir de un llamamiento misional. He visto a novios huir del matrimonio y he visto a parejas jóvenes huir por el temor a formar una familia y el miedo al futuro. Con demasiada frecuencia, huimos de las cosas que nos bendecirán, nos salvarán y nos calmarán. Con demasiada frecuencia, consideramos los compromisos del Evangelio como algo que debemos temer y abandonar.
(Véase Jeffrey R. Holland, “Come unto Me [Venid a Mí]” [Devocional pronunciado en la Universidad Brigham Young, 2 de marzo de 1997], pág. 8, speeches.byu.edu)