Filipenses 4
Hallar gozo y paz en Jesucristo
¿Qué te brinda paz y consuelo en momentos de estrés y pruebas? En su carta a los filipenses, Pablo habló con frecuencia del gozo y la paz. Al concluir esta carta, Pablo enseñó que Jesucristo es la fuente de paz y regocijo, y recalcó lo que los santos podían hacer para sentir gozo y “la paz de Dios” (Filipenses 4:7). A medida que estudies, procura encontrar formas en las que puedas recibir mayor gozo y paz en tu propia vida por medio de Jesucristo.
Los desafíos de Pablo
Examina la siguiente imagen que representa al apóstol Pablo y a algunos de sus posibles desafíos y preocupaciones. Ten en cuenta que además de estos desafíos y preocupaciones, Pablo estaba bajo arresto domiciliario mientras escribía su carta a los santos de Filipo. Piensa cómo estos desafíos pueden haber sido obstáculos para los sentimientos de paz y gozo de Pablo.
En tu diario de estudio, crea un círculo con una figura de palitos o un dibujo con líneas que te represente, como el de Pablo. Fuera del círculo, anota algunas de tus propias preocupaciones o inquietudes que a veces podrían dificultar que sientas paz y gozo.
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¿Dónde buscan las personas mayor paz y gozo en esta vida? ¿Dónde buscas tú paz y gozo? ¿Has tenido éxito en tus esfuerzos?
Un mensaje de gozo y paz
A pesar de estar bajo arresto domiciliario y afrontar otros desafíos, Pablo habló con frecuencia del gozo y de la paz en su carta a los filipenses. Aunque les dijo que halló gran gozo en la bondad y el cuidado que le brindaron (véase Filipenses 4:1, 10, 14–16), les recordó de forma constante cuál era la fuente máxima de su gozo.
Lee Filipenses 4:4, 10, 13 y considera marcar a quién atribuyó Pablo su gozo y fortaleza.
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¿Por qué crees que Pablo se refirió regularmente a Jesucristo como la fuente de su fortaleza, gozo y paz?
El presidente Russell M. Nelson enseñó por qué Jesucristo es la fuente de paz y gozo.
Mis queridos hermanos y hermanas, el gozo que sentimos tiene poco que ver con las circunstancias de nuestra vida, y tiene mucho que ver con el enfoque de nuestra vida.
Si centramos nuestra vida en el plan de salvación de Dios […], y en Jesucristo y Su evangelio, podemos sentir gozo independientemente de lo que esté sucediendo —o no esté sucediendo— en nuestra vida. El gozo proviene de Él, y gracias a Él. Él es la fuente de todo gozo […].
Así como el Salvador nos brinda una paz que “sobrepasa todo entendimiento” [Filipenses 4:7], también nos brinda una intensidad, profundidad y amplitud de gozo que desafía la lógica humana o la comprensión mortal. Por ejemplo, no parece posible sentir gozo cuando un hijo padece una enfermedad incurable, o cuando perdemos el empleo, o cuando nuestro cónyuge nos traiciona. Sin embargo, ese es precisamente el gozo que brinda el Salvador. Su gozo es constante, asegurándonos de que nuestras “aflicciones no serán más que por un breve momento” [Doctrina y Convenios 121:7] y que serán consagradas para nuestro provecho [véase 2 Nefi 2:2].
(Russell M. Nelson, “El gozo y la supervivencia espiritual”, Liahona, noviembre de 2016, pág. 82)
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¿Qué fue lo más significativo para ti de la enseñanza del presidente Nelson? ¿Por qué?
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¿De qué forma crees que comprender y aplicar correctamente la enseñanza del presidente Nelson podría influir en tu vida?
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¿Cómo ha traído Jesucristo paz y gozo a tu vida?
Reclamar el gozo que ofrece Jesucristo
Tanto el presidente Nelson como el apóstol Pablo dieron consejos específicos en cuanto a lo que podemos hacer para reclamar la paz y el gozo que Jesucristo hizo posibles.
Lee Filipenses 4:6–9, 11 y la declaración siguiente del presidente Nelson para saber cómo podemos hallar paz y gozo en Jesucristo. Si lo deseas, marca lo que encuentres en tu ejemplar de las Escrituras o anótalo en tu diario de estudio. Ten en cuenta que José Smith se refirió a Filipenses 4:8 como “la admonición de Pablo” y la incluyó como parte del decimotercer artículo de fe.
Entonces, ¿cómo podemos reclamar ese gozo? Para empezar, podemos “p[oner] los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” [Hebreos 12:2] “en todo pensamiento” [Doctrina y Convenios 6:36]. Podemos dar gracias por Él en nuestras oraciones y al observar los convenios que hemos hecho con Él y con nuestro Padre Celestial. Nuestro gozo aumentará al grado en que nuestro Salvador llegue a ser más y más real para nosotros y supliquemos que se nos conceda Su gozo.
(Russell M. Nelson, “El gozo y la supervivencia espiritual”, Liahona, noviembre de 2016, pág. 82)
Opcional: ¿Quieres aprender más?
¿Qué puedo hacer cuando es difícil hallar paz y esperanza?
¿Cómo puedo encontrar paz en Jesucristo?
El élder Ulisses Soares, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:
Buscar a Cristo en todo pensamiento y seguirlo con todo nuestro corazón requiere que alineemos nuestra voluntad y deseos con los de Él. En las Escrituras se menciona esta alineación como permanecer “firmes en el Señor” [Filipenses 4:1]. Este proceder implica que continuamente conducimos nuestra vida en armonía con el evangelio de Cristo y que cada día nos centramos en todo lo que es bueno. Solo entonces podremos lograr “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento”, y que “guardará [n]uestros corazones y [n]uestros pensamientos en Cristo Jesús” [Filipenses 4:7].
(Ulisses Soares, “Buscar a Cristo en todo pensamiento”, Liahona, noviembre de 2020, págs. 82–83)
La hermana Jean B. Bingham, Presidenta General de la Sociedad de Socorro, enseñó:
Jesucristo es también la fuente de paz. Él nos invita a “apoyarnos en [Su] amplio brazo” [“Lean on My Ample Arm”, Hymns, nro. 120] y promete la “paz […] que sobrepasa todo entendimiento” [Filipenses 4:7], un sentimiento que se recibe cuando Su Espíritu “habl[a] paz a nuestras almas” [Alma 58:11] sin importar los retos que nos rodeen. Ya se trate de luchas personales, problemas familiares o crisis comunitarias, recibiremos paz a medida que confiemos en que el Hijo Unigénito de Dios tiene el poder para calmar nuestras almas doloridas.
(Véase Jean B. Bingham, “Para que tu gozo sea completo”, Liahona, noviembre de 2017, pág. 86)
¿Qué bendiciones recibiré al buscar paz en Jesucristo?
El presidente Russell M. Nelson enseñó lo siguiente:
Y ahora, mis queridos hermanos y hermanas, los bendigo para que sean llenos de la paz del Señor Jesucristo, la cual sobrepasa todo entendimiento terrenal. Los bendigo con un mayor deseo y capacidad de obedecer las leyes de Dios. Les prometo que si lo hacen, se derramarán bendiciones sobre ustedes, entre ellas más valor, mayor revelación personal, una armonía más dulce en sus hogares, y gozo incluso en medio de la incertidumbre.
(Russell M. Nelson, “Una nueva normalidad”, Liahona, noviembre del 2020, pág. 119)