2 Corintios 11–12
Sobrellevar las pruebas con fe en Cristo
Incluso los discípulos más fieles de Jesucristo padecerán dificultades en su vida. Pablo relató parte del sufrimiento que padeció y cómo pudo hallar gozo en esas experiencias mediante la ayuda del Salvador. Esta lección puede ayudarte a confiar en el Señor a medida que te esfuerzas por sobrellevar fielmente tus propios desafíos.
Algunas posibles actividades de aprendizaje
Las pruebas de la vida
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¿Cuál crees que es el propósito de las espinas en un rosal?
En la vida, tenemos muchas experiencias maravillosas que se pueden comparar con una rosa. Sin embargo, también afrontamos pruebas y desafíos que se podrían comparar con las espinas.
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¿Cuáles son algunas pruebas y desafíos que las personas pueden afrontar en la vida?
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¿Qué pensamientos podrían tener y qué preguntas podrían hacer las personas acerca de Dios cuando pasan por pruebas? ¿Qué podrían preguntarse acerca de sí mismos?
Al estudiar hoy, busca verdades que puedan ayudarte a sobrellevar fielmente las pruebas que Dios, en Su amor y sabiduría, decide no quitar. Medita en la razón por la cual necesitas la ayuda de Dios a medida que las sobrellevas.
Las pruebas de Pablo
Lee 2 Corintios 11:24–28 y busca algunas de las pruebas que sobrellevó Pablo durante su ministerio.
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¿En qué otros ejemplos de las Escrituras o de la historia de la Iglesia puedes pensar que demuestren que incluso los justos sufren dificultades? ¿De qué manera es la vida del Salvador una prueba de esto?
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¿Por qué crees que el Padre Celestial permite que los discípulos fieles de Jesucristo padezcan tanto?
Aunque Dios bendijo a Pablo con revelaciones maravillosas, entre ellas una visión del Reino Celestial (véase 2 Corintios 12:1–4), él aún tuvo que sobrellevar dificultades y pruebas de fe. Lee 2 Corintios 12:7 para ver con qué comparó Pablo una de las pruebas que estaba enfrentando.
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¿Cómo podría “un aguijón en [la] carne” ser una buena descripción de algunas pruebas personales?
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¿Qué comparación podrías utilizar para describir una prueba específica que tú o tus seres queridos hayan sobrellevado? ¿Por qué?
Lee 2 Corintios 12:8–10 para ver la experiencia de Pablo en la que oró para que se le quitara su “aguijón en [la] carne”. Conforme leas, ten en mente que la palabra gracia significa “ayuda o fortaleza divina [que] proviene de la misericordia y el amor de Dios” (Guía para el Estudio de las Escrituras, “ Gracia ”, disponible en scriptures.ChurchofJesusChrist.org, y Éter 12:27).
Una verdad que podemos aprender de la experiencia de Pablo es que el Señor no siempre elimina nuestros desafíos, pero, al sobrellevarlos fielmente, podemos ser fortalecidos por Su gracia.
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¿Qué evidencias de esa verdad ves en la vida del Salvador? (véase Lucas 22:41–44).
Encuentra y lee al menos un relato de las Escrituras que demuestre la forma en la que el Señor puede bendecir a quienes sobrellevan las pruebas con fe en Él. (A continuación, se presentan sugerencias de relatos que podrías elegir).
Doctrina y convenios 121:1–8; 122:7–9 . (José Smith oró mientras sufría en la cárcel de Liberty).
Mosíah 24:8–15 . (El pueblo de Alma era cautivo de los lamanitas y era gobernado por el inicuo sacerdote Amulón).
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¿Qué aprendiste acerca del Señor y de lo que Él ofrece a quienes sobrellevan las pruebas fielmente?
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¿Cuáles de Sus bendiciones necesitas más a medida que sobrellevas tus pruebas? ¿Por qué?
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¿A quién conoces personalmente que haya sobrellevado fielmente un desafío? ¿Qué hizo esa persona para permanecer fiel? ¿En qué has visto que la gracia del Señor lo ayudó?
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¿Qué crees que el Salvador desea que hagas para sobrellevar fielmente tus pruebas?
Miren el video “Alto me eleva” (5:00), disponible en LaIglesiadeJesucristo.org, y busquen lo que podemos hacer para sobrellevar las pruebas fielmente.
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¿Qué aprendieron sobre el sobrellevar las pruebas con fe en Jesucristo?
Basándote en lo que aprendiste y sentiste al estudiar 2 Corintios 12 hoy, vuelve a escribir la siguiente declaración para hacerla más adecuada.
“Si oramos con suficiente fe en Jesucristo, el Padre Celestial eliminará cualquier prueba por la que estemos pasando”.
Comentarios e información de contexto
¿De qué modo fue el Salvador un ejemplo de las verdades que se enseñan en esta lección?
El presidente Dallin H. Oaks, de la Primera Presidencia, compartió lo siguiente con respecto a Lucas 22:41–44 :
Aquí podemos ver la fe y confianza absolutas que el Salvador tenía en el Padre. Dijo: “[P]ero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. La respuesta del Padre a la súplica de Su Hijo unigénito fue negativa. La Expiación tenía que llevarse a cabo por aquel Cordero sin mancha, pero aunque se negó la súplica del Hijo, se dio respuesta a Su oración. Las Escrituras registran: “Entonces se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle” ( Lucas 22:43).
(Véase Dallin H. Oaks, “Fe en el Señor Jesucristo”, Liahona, julio de 1994, pág. 113)
¿Qué nos ofrece el Salvador durante nuestras pruebas?
El presidente Dallin H. Oaks, de la Primera Presidencia, expresó lo siguiente:
El poder sanador del Señor Jesucristo, ya sea que quite nuestras cargas o nos fortalezca a fin de perseverar y vivir con ellas como lo hizo el apóstol Pablo, está a nuestro alcance para toda aflicción de la vida terrenal.
(Dallin H. Oaks, “Él sana a los que están cargados”, Liahona, noviembre de 2006, pág. 8)
¿Cómo pueden nuestras dificultades ayudarnos a bendecir a quienes nos rodean?
La hermana Reyna I. Aburto, Segunda Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro, enseñó:
Tus aflicciones no te definen, sino que te pueden refinar. Debido a un “aguijón en [la] carne”, podrías tener la capacidad para sentir más compasión por los demás.
(Reyna I. Aburto, “En sol y sombra, Señor, acompáñame”, Liahona, noviembre de 2019, pág. 58)
¿Pueden los poseedores del sacerdocio sanar a todos los que tienen fe para ser sanados?
El presidente Dallin H. Oaks, de la Primera Presidencia, explicó:
Aunque el Salvador podía sanar a todos los que quisiera sanar, ese no es el caso de los que poseen la autoridad del sacerdocio. La voluntad de Aquel a quien pertenece el sacerdocio limita el ejercicio de tal autoridad por parte de los mortales. Por lo tanto, se nos indica que algunas personas a las que los élderes dan una bendición no sanan debido a que están “señalad[as] para morir” (véase Doctrina y Convenios 42:48). De manera similar, cuando el apóstol Pablo deseó ser sanado del “aguijón en [la] carne” que lo abofeteaba ( 2 Corintios 12:7), el Señor rehusó curarlo.
(Véase Dallin H. Oaks, “Él sana a los que están cargados”, Liahona, noviembre de 2006, pág. 7)