Mateo 20:1–16
La parábola de los obreros de la viña
Pedro preguntó: “… nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué, pues, tendremos?” (Mateo 19:27). El Salvador respondió con la parábola de los obreros de la viña. Esta parábola enseña que todos los que deciden dedicar sus vidas a Él recibirán la recompensa prometida, independientemente de cuándo hayan comenzado a caminar por la senda de los convenios. Esta lección puede ayudarte a sentir la esperanza de que recibirás las bendiciones que Jesucristo ofrece mediante Su expiación.
Algunas posibles actividades de aprendizaje
Imagínate el siguiente caso hipotético:
Marisol se unió recientemente a la Iglesia, junto con su madre y sus abuelos. No mucho tiempo después, su abuelo falleció. Marisol se pregunta si su abuelo recibirá las mismas bendiciones que ella, aun cuando él aceptó el Evangelio siendo mucho mayor.
-
¿Qué le dirías a Marisol?
El Salvador enseñó a sus apóstoles una parábola que demuestra Su preocupación por todos los que eligen seguirlo. A lo largo de esta lección, busca la inspiración del Espíritu Santo mientras buscas verdades que te ayudarán a comprender mejor los deseos del Salvador con respecto a nosotros.
Los obreros de la viña
A medida que estudias esta parábola, es útil saber que un día de trabajo normal en la época del Nuevo Testamento era probablemente de alrededor de 12 horas; comenzaba temprano por la mañana y terminaba por la noche. La palabra denario en estos versículos se refiere a la moneda romana que solía usarse para pagarle a un obrero por un día completo de trabajo.
Lee Mateo 20:1–7 en busca de la forma en que el señor de la viña contrataba trabajadores.Si lo deseas, puedes ver el video “Los obreros de la viña” desde el minuto 0:00 hasta el 1:33, disponible en LaIglesiadeJesucristo.org.
El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó:
… En la época del Salvador, un hombre típico y su familia no podían hacer mucho más que vivir con lo que ganaban ese día. Si no trabajaban, ni cultivaban, ni pescaban ni vendían, probablemente no comían.
(Jeffrey R. Holland, “Los obreros de la viña”, Liahona, mayo de 2012, pág. 31)
-
¿A quiénes crees que representan el señor de la viña y los trabajadores?
-
¿Cómo crees que se habría sentido ser uno de los primeros trabajadores contratados por el día?
-
¿Qué pensamientos y sentimientos crees que tenían los trabajadores que esperaban ser contratados a medida que avanzaba el día?
Lee Mateo 20:8–16 en busca de cómo terminó el día para todos los trabajadores.Si lo deseas, puedes ver el video “Los obreros de la viña” desde el minuto 1:34 hasta el 3:00, disponible en LaIglesiadeJesucristo.org.
Puede ser útil saber que ser contratado por el señor de la viña en esta parábola puede simbolizar el hacer convenio con el Padre Celestial y Jesucristo. El pago puede simbolizar las bendiciones de la vida eterna.
-
¿Cómo te sentirías hacia el señor de la viña si fueras uno de los primeros contratados? ¿Y si fueras uno de los últimos?
-
¿De qué manera demostró el señor de la viña amor y preocupación por todos los obreros?
-
Cuando entiendes que el señor de la viña podría representar al Padre Celestial o a Jesucristo, ¿qué atributos divinos ves en él?
-
¿Qué lecciones puedes aprender de esta parábola?
La misericordia del Señor
El élder Jeffrey R. Holland compartió verdades importantes que podemos aprender sobre el Señor en esta parábola. Si lo deseas, puedes ver el video “Los obreros de la viña”, disponible en LaIglesiadeJesucristo.org, desde el minuto 10:02 hasta el 11:42, o leer el siguiente texto.
… Esta parábola, como todas las parábolas, realmente no trata de obreros ni jornales, así como las otras no tratan de ovejas ni cabritos. Este es un relato sobre la bondad de Dios, Su paciencia y perdón, y sobre la expiación del Señor Jesucristo; es un relato sobre la generosidad y la compasión; es un relato acerca de la gracia, que recalca el concepto que escuché hace muchos años de que ciertamente lo que Dios más disfruta de ser Dios es el gozo de ser misericordioso, especialmente con los que no se lo esperan y que a menudo piensan que no se lo merecen.
Hoy, no sé quién en esta vasta audiencia quizás tenga que escuchar el mensaje del perdón inherente en esta parábola, pero por más tarde que piensen que hayan llegado, por más oportunidades que hayan perdido, por más errores que piensen que hayan cometido, sean cuales sean los talentos que piensen que no tengan, o por más distancia que piensen que hayan recorrido lejos del hogar, de la familia y de Dios, testifico que no han viajado más allá del alcance del amor divino. No es posible que se hundan tan profundamente que no los alcance el brillo de la infinita luz de la expiación de Cristo.
(Véase Jeffrey R. Holland, “Los obreros de la viña”, Liahona, mayo de 2012, págs. 32–33)
-
Piensa en algo que enseñó el élder Holland, y que tú ya sabes que es verdad, acerca del Padre Celestial y Jesucristo. ¿Cómo llegaste a saber que es cierto?
-
¿Qué pensamientos o sentimientos adicionales tienes sobre el Padre Celestial y Jesucristo debido a lo que aprendiste hoy?
-
¿Cómo puede lo que has aprendido tener un impacto en tu vida diaria?
Comentarios e información de contexto
¿Cuál es el propósito de trabajar en la viña del señor?
El presidente Dallin H. Oaks, de la Primera Presidencia, enseñó:
… [L]a recompensa del Maestro en el juicio final no se basará en el tiempo que hayamos trabajado en la viña. No obtenemos nuestra recompensa celestial marcando la hora de entrada y salida del trabajo; lo esencial es que nuestras labores en el lugar de trabajo del Señor nos hayan hecho llegar a ser alguien. Para algunos de nosotros, eso requiere más tiempo que para otros. Al final, lo que importa es lo que hemos llegado a ser mediante nuestras labores.
(Véase Dallin H. Oaks, “El desafío de lo que debemos llegar a ser”, Liahona, enero de 2001, pág. 42)
El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:
… [L]es testifico del poder renovador del amor de Dios y del milagro de Su gracia. Lo que a Él le interesa es la fe que logren al final y no la hora del día en que hayan llegado a ese punto.
Por lo tanto, si han hecho convenios, guárdenlos; si no los han hecho, háganlos. Si los han hecho y los han quebrantado, arrepiéntanse y repárenlos. Nunca es demasiado tarde en tanto que el Maestro de la viña diga que hay tiempo […]. No se demoren; se hace tarde.
(Jeffrey R. Holland, “Los obreros de la viña”, Liahona, mayo de 2012, pág. 33)