Mateo 6:1–18
El Salvador enseña a Sus discípulos a hacer obras de rectitud
Jesús continuó Su Sermón del Monte enseñando que debemos hacer buenas obras a fin de complacer a nuestro Padre Celestial y no para llamar la atención de los demás. En esta lección tendrás la oportunidad de evaluar tus intenciones a la hora de hacer buenas obras, así como decidir cómo te gustaría mejorar.
Algunas posibles actividades de aprendizaje
Nuestras intenciones
Piensa en el siguiente enunciado: Gustavo arregló la cerca de su vecino.
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¿Qué piensas de Gustavo?
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¿Por qué son importantes nuestras intenciones?
En Mateo 6 leemos que el Salvador continuó con Su Sermón del Monte y enseñó sobre las intenciones para hacer buenas obras. Realiza la siguiente actividad a fin de ayudarte a pensar en las razones por las que haces buenas obras, como ministrar, prestar servicio a los demás, orar o asistir a Seminario.
Crea un cuadro de tres columnas en tu diario de estudio y completa la parte superior de la siguiente manera:
¿Qué tres buenas obras hiciste la semana pasada? (Escribe una por fila). |
¿Cuáles fueron tus razones para hacerlas? |
¿Cómo te sentiste después de hacer esas buenas obras? |
Lee Mateo 6:1–6, 16–18 y busca lo que enseñó el Salvador sobre nuestras intenciones al realizar actos de rectitud. La palabra limosna hace referencia a las ofrendas que se dan a los pobres (véase “Limosna” en el versículo 1, nota b al pie de página). La palabra hipócritas hace referencia a los “farsantes” (versículo 2, nota a al pie de página).
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¿Cómo resumirías lo que enseñó el Salvador?
Es importante entender que la oración pública no está mal simplemente porque no se hace “en secreto” (Mateo 6:6). La oración y otras prácticas religiosas pueden llevarse a cabo en público si se realizan con sinceridad, devoción y el deseo de glorificar a Dios. Esto también se aplica al ayuno. Las expresiones “pon[er] un semblante como los hipócritas” y “ellos demudan sus rostros” en Mateo 6:16 se refieren a las personas que en la época de Jesús daban muestras evidentes de que estaban ayunando para llamar la atención.
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¿Por qué piensas que el Señor se preocupa tanto por nuestras intenciones, incluso cuando estamos realizando actos de rectitud?
Consulta nuevamente tu cuadro y compara tus razones para realizar las buenas obras que hiciste con lo que enseñó el Salvador en Mateo 6.
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¿Por qué piensas que debes “esforzar[te] por servir por las más elevadas y mejores razones”? (Dallin H. Oaks, “¿Por qué servimos?”, Liahona, enero de 1985, pág. 10).
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Si a alguien le costara actuar por las razones correctas, ¿qué le recomendarías que hiciera?
El presidente Dieter F. Uchtdorf, en ese entonces miembro de la Primera Presidencia, enseñó en cuanto a las intenciones del Salvador al realizar Sus labores. Mira el video “El ser genuinos” desde el minuto 15:37 hasta el 16:31, o lee el siguiente texto.
El hombre más grande, más capaz y más consumado que jamás haya caminado sobre la Tierra fue también el más humilde. Parte de Su servicio más impresionante lo brindó en momentos privados, con unos pocos testigos, a quienes pidió que “a nadie dijesen” lo que había hecho [véase Lucas 8:56]. Cuando alguien le llamaba “bueno”, rápidamente desviaba el cumplido insistiendo en que solo Dios es verdaderamente bueno [véase Marcos 10:17–18]. Es obvio que la alabanza del mundo no significaba nada para Él; Su único propósito era servir a Su Padre y “h[acer] siempre lo que a él le agrada” [Juan 8:29]. Haríamos bien en seguir el ejemplo de nuestro Maestro.
(Dieter F. Uchtdorf, “El ser genuinos”, Liahona, mayo de 2015, pág. 83)
Piensa en ejemplos que ilustren las intenciones del Salvador para hacer Su obra.
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¿Qué te llama la atención en estos ejemplos?
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¿De qué manera estos ejemplos aumentan tu comprensión del amor del Salvador y de la razón por la que expió nuestros pecados?
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¿Cómo te sientes con respecto a las intenciones por las que haces buenas obras?
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¿De qué manera las intenciones por las que haces buenas obras influyen en tu relación con el Padre Celestial?
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¿Qué cosa puedes hacer para seguir el ejemplo del Salvador al hacer buenas obras?
Comentarios e información de contexto
¿Cuáles son las razones correctas para prestar servicio?
El presidente Dallin H. Oaks, de la Primera Presidencia, enseñó sobre las razones correctas para prestar servicio:
El profeta Moroni enseñó que para que nuestras obras sean consideradas buenas, debemos hacerlas por las razones correctas. Si un hombre “presenta una ofrenda, o si ora a Dios, a menos que lo haga con verdadera intención, de nada le aprovecha.
“Porque he aquí, no se le cuenta como obra buena” (Moroni 7:6–7) […].
[N]uestro servicio debe ser por el amor a Dios y a nuestros semejantes más bien que por lograr ventajas personales o por cualquier otra razón menor.
(Dallin H. Oaks, “¿Por qué servimos?”, Liahona, enero de 1985, págs. 10, 11)
¿Cómo puede el testimonio de Jesucristo y de Su evangelio motivarnos a hacer buenas obras?
El élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó sobre “la fuerza motivadora más poderosa de nuestra vida”:
Nuestros motivos y pensamientos son los que, al final, repercuten en nuestras acciones. El testimonio de la veracidad del Evangelio restaurado de Jesucristo es la fuerza motivadora más poderosa de nuestra vida. Con frecuencia Jesús recalcó el poder de los buenos pensamientos y de los motivos adecuados: “Mirad hacia mí en todo pensamiento; no dudéis; no temáis” (D. y C. 6:36) […].
Nuestro testimonio nos motiva a vivir en rectitud, y una vida recta hará que nuestro testimonio sea cada vez más firme […].
Un testimonio nos motiva a escoger lo justo en todo momento y en toda circunstancia; nos motiva a acercarnos más a Dios, y a permitir que Él se acerque más a nosotros (véase Santiago 4:8).
(Véase Dieter F. Uchtdorf, “El poder de un testimonio personal”, Liahona, noviembre de 2006, págs. 37, 39)