Capítulo 10
La influencia del Espíritu Santo
El presidente Brigham Young dijo: “Cuando vi a un hombre sin elocuencia o talentos para hablar en público y que sólo pudo decir, ‘Yo sé, por el poder del Espíritu Santo, que el Libro de Mormón es verdadero, que José Smith es un Profeta del Señor,’ el Espíritu Santo que procedía de aquel individuo ilumin[ó] mi entendimiento y [percibí] la luz, la gloria y la inmortalidad manifiestas ante mí”. Dijo entonces haberse sentido rodeado y henchido por tales cosas y que comprendió dentro de sí que el testimonio de aquel hombre era genuino (DNW, febrero 9, 1854). El presidente Young enseñó que el Espíritu Santo es “el don especial de nuestro Padre” (DBY, 160), que se nos da de acuerdo con nuestra fidelidad y que puede enseñarnos todas las cosas y guiarnos a la perfección.
Las enseñanzas de Brigham Young
El Espíritu Santo es un don de Dios que recibimos de acuerdo con Su sabiduría y con nuestra fidelidad.
Para entender los primeros principios del Evangelio, y entenderlos con propiedad, un hombre debe tener la sabiduría que viene de lo alto; debe ser iluminado por el Espíritu Santo; su mente debe estar despierta; debe poseer él mismo las bendiciones de la salvación para poder impartirla a los demás (DBY, 152).
¿Qué se requiere de nosotros al alcanzar la edad de responsabilidad? Se requiere de nosotros, de acuerdo con la institución del cielo, cuyo origen ni yo ni ustedes podemos saber puesto que no tiene comienzo y es de eternidad en eternidad, se requiere de nosotros que descendamos a las aguas del bautismo. Aquí se encuentra una fuente o un elemento, típico de la pureza de la eternidad. Descender al agua, ser bautizados en ella para la remisión de los pecados y que se nos impongan las manos para confirmarnos miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Y entonces recibir el Espíritu de la Verdad, o sea el Espíritu Santo (DBY, 159).
En el Nuevo Testamento y en el Libro de Mormón aprendemos que, al predicar el Evangelio, se le enseña a la gente a creer en el Señor Jesucristo, a arrepentirse de sus pecados, a ser bautizada para la remisión de sus pecados, y a recibir el Espíritu Santo mediante la imposición de manos; el Espíritu Santo es entonces el don especial y ministro del Padre. Él también nos da entendimiento por medio de ángeles, como asimismo mediante la inspiración del Espíritu Santo y aclara la mente de los santos para que contemplen en visión las cosas tal como son en la eternidad. Cuando se enseñan las verdaderas doctrinas, aunque resulten ser nuevas para el que escucha, los principios que contienen son perfectamente naturales y fáciles de entender; tanto es así que quienes las reciben suelen presumir que siempre las habían conocido. Esto surge de la influencia que el Espíritu de la Verdad ejerce sobre el espíritu de la inteligencia que habita en toda persona [véase D. y C. 6:15]. La influencia que proviene de los cielos está enseñando siempre a los hijos de los hombres (DBY, 160).
Los dones del Evangelio se otorgan para fortalecer la fe de los creyentes (DBY, 161).
Nosotros creemos tener derecho al don del Espíritu Santo… de acuerdo con los deseos y la sabiduría de Dios y nuestra fidelidad; dicho don nos recuerda todas las cosas, pasadas, presentes y futuras, que es necesario que conozcamos, y hasta donde nuestra mente esté preparada para recibir el conocimiento divino que ese sabio Agente haya revelado. El Espíritu Santo es el ministro de Dios y ha sido delegado para que visite a los hijos y a las hijas de los hombres. Todos los seres inteligentes que habitan esta tierra reciben instrucción a través de la misma fuente (DBY, 160–161).
El escuchar y responder a la inspiración del Espíritu Santo puede guiarnos a la perfección.
Yo sé que si seguimos las enseñanzas de Jesucristo y Sus Apóstoles, tal como se encuentran en el Nuevo Testamento, todo hombre y toda mujer recibirá el Espíritu Santo… Conocerán las cosas que existen, que existirán y que han existido. Entenderán de cosas tanto en el cielo como en la tierra, y debajo de la tierra, cosas del tiempo y cosas de la eternidad, de acuerdo con sus varios llamamientos y habilidades (DBY, 161).
Si desean conocer los pensamientos y la voluntad de Dios… pueden obtenerlos, puesto que ello es su privilegio tanto como el de cualquier otro miembro de la Iglesia y Reino de Dios. Es su privilegio y su deber vivir de tal modo que puedan saber cuándo el Señor les dirige la palabra y cuándo les revela Sus pensamientos. Es la obligación de ustedes vivir de manera que puedan conocer y entender estas cosas (DBY, 163).
Vivamos entonces de acuerdo con toda palabra que procede de la boca de Dios por medio de aquellos hombres que Él ha designado aquí en la tierra, hasta que lleguemos a ser perfectos (DBY, 159).
Sugerencias para el estudio
El Espíritu Santo es un don de Dios que recibimos de acuerdo con Su sabiduría y con nuestra fidelidad.
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¿Qué debe poseer el hombre para “entender con propiedad” los primeros principios del Evangelio? ¿Por qué? (Véase también Isaías 55:8–9.)
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Según el presidente Young, “al predicar el Evangelio”, ¿qué se le enseña a la gente? ¿Qué efecto han tenido en la vida de ustedes las bendiciones que se obtienen al recibir el Evangelio?
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¿Qué función cumple el Espíritu Santo en nuestra vida? ¿Por qué la influencia del Espíritu Santo causa que las nuevas doctrinas no nos resulten extrañas? ¿Cómo podemos discernir si ciertos sentimientos, ideas y presagios son el producto de nuestro propio corazón y de nuestra propia mente o son procedentes del Espíritu Santo?
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De acuerdo con el presidente Young, ¿hasta qué punto tenemos “derecho al don del Espíritu Santo”? ¿Qué peligros nos amenazarían si viviéramos sin tener la influencia del Espíritu Santo o a merced de fuentes malignas de conocimiento?
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Según el presidente Young, ¿qué cosas puede el Espíritu Santo ayudarnos a conocer? ¿Qué responsabilidad tenemos de obtener tal conocimiento? ¿Cuál es nuestra responsabilidad una vez que hayamos obtenido ese conocimiento?
El escuchar y responder a la inspiración del Espíritu Santo puede guiarnos a la perfección.
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¿Cómo podemos conocer “los pensamientos y la voluntad de Dios”? ¿Por qué es esto tan importante? ¿Qué bendiciones provienen de procurar y obedecer la inspiración del Espíritu Santo y de los siervos escogidos de Dios?
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¿Qué experiencias propias o de otras personas les han confirmado que el Espíritu Santo puede ayudarles a comprender y a obedecer los pensamientos y la voluntad de Dios en su vida diaria? (Véase también 1 Nefi 22:2 y 2 Nefi 32:2–3.)