Capítulo 29
Cómo vivir conforme a la Palabra de Sabiduría
Para el presidente Brigham Young, el Evangelio de Jesucristo era una religión práctica. En una carta que escribió en 1867 a dos de sus hijos que servían como misioneros, el presidente Young encomió así a los santos de Salt Lake City que observaban la Palabra de Sabiduría: “Los mercaderes del Callejón de los Beodos apenas si pueden pagar sus alquileres. La gente manifiesta la más firme disposición que jamás hayamos visto en seguir los consejos relacionados con la Palabra de Sabiduría y en obedecer tanto en cuestiones temporales como espirituales. No le hemos impuesto coerción alguna ni requerido convenio ninguno. Se ha establecido el precepto y la gente parece haber estado preparada para recibirlo y cumplirlo voluntariamente. La paz y la buena salud prevalecen en todo el Territorio” (LBY, 88). El presidente Young enseñó que la Palabra de Sabiduría fue revelada por el Señor para que mejoremos la calidad de nuestra vida terrenal, para que seamos obreros más eficaces en el reino terrenal de Dios y para ayudarnos a cumplir la medida total de nuestra creación.
Las enseñanzas de Brigham Young
Nosotros creemos que la Palabra de Sabiduría es un mandamiento de Dios.
Cuando se inauguró la Escuela de los Profetas, una de las primeras revelaciones del Señor a Su siervo José fue la Palabra de Sabiduría. Al principio, los miembros de esa escuela eran pocos y el Profeta comenzó a enseñarles en cuanto a la doctrina a fin de prepararlos para que fueran por todo el mundo a predicar el Evangelio a la gente… El Profeta comenzó a enseñarles cómo vivir para que pudieran estar mejor preparados para llevar a cabo la gran obra que se les llamaba a realizar (DNSW, 25 de febrero, 1868, 2).
Obispos, élderes de Israel, sumos sacerdotes, Setentas, los Doce Apóstoles, la Primera Presidencia y toda la Casa de Israel, escuchen, ¡oh pueblo mío! Cumplan la palabra del Señor, observen la Palabra de Sabiduría, apóyense unos a otros, sustenten la familia de la fe (DBY, 183).
Yo sé que algunos dicen que las revelaciones sobre estos puntos no han sido dadas como mandamiento. Muy bien, pero se nos ha mandado obedecer toda palabra que proceda de la boca de Dios (DBY, 182–183).
El Espíritu me inspira a recomendar a los Santos de los Últimos Días que deben observar la Palabra de Sabiduría, abandonar el té, el café y el tabaco, y abstenerse de toda bebida alcohólica. Esto es lo que me da a entender el Espíritu. Si el Espíritu de Dios se lo declara a los de Su pueblo por medio de su líder y ellos no escuchan ni obedecen, ¿cuáles serán las consecuencias de su desobediencia? Sólo conseguirán la ignorancia y obstinación mental en cuanto a las cosas de Dios; dejarán de tener el espíritu de la oración y aumentará en ellos el espíritu mundanal en directa proporción con su desobediencia hasta que llegarán a apostatar por completo de Dios y de Sus caminos (DBY, 183).
La naturaleza física de la persona necesita ser alimentada y protegida, y cada vez que ponemos algo en nuestro sistema para forzarlo o estimularlo más allá de su capacidad natural, nos acortará la vida. Yo soy lo suficientemente médico como para saberlo… Si siguen este consejo, lograrán estar llenos de vida y buena salud, y aumentarán en inteligencia, gozo y bienestar (DBY, 183).
Esta Palabra de Sabiduría que supuestamente ha pasado a ser anticuada y no se cumple está, como todos los consejos de Dios, en plena vigencia tanto hoy como siempre. En ella hay vida, vida sempiterna, la vida actual y la vida venidera (DBY, 184).
La Palabra de Sabiduría es un código inspirado de salud.
Esta Palabra de Sabiduría prohibe el uso de bebidas calientes y del tabaco. He oído comentar que el té y el café no se mencionan en ella; eso es verdad; pero, ¿qué bebidas calientes acostumbraba a beber la gente cuando se recibió esa revelación? Té y café. No acostumbrábamos a beber agua muy caliente, sino el té y el café, las bebidas de uso común (DBY, 182).
La sabiduría indicaría a [los santos] que, en lugar de hacer el trabajo de dos días en uno solo, si desean vivir una larga vida y con buena salud, después de un esfuerzo suficiente, deben permitir que su cuerpo descanse antes de quedar totalmente exhausto. Cuando están exhaustos, hay quienes dicen necesitar estimulantes tales como el té, el café, las bebidas alcohólicas, el tabaco o alguna de esas substancias narcóticas que a menudo se emplean para incitar el decaimiento a mayores esfuerzos. Pero en vez de esta clase de estimulantes, debieran recuperarse mediante el descanso. Trabajen menos, vistan ropas livianas, coman menos y serán mucho más sabios, saludables y acaudalados que si continúan en el camino que han tomado. Es difícil encontrar algo más saludable que una buena [taza de] agua fría como la que fluye de los arroyuelos y las nieves de nuestras montañas. Ésa es la bebida que debemos beber. Debería ser nuestra continua bebida… Podría comentarse que hay algunos hombres que usan bebidas alcohólicas y tabaco y que tienen buena salud, pero estoy seguro de que serían mucho más saludables si no usaran esas cosas y merecerían las bendiciones prometidas a quienes siguen el consejo dado en la “Palabra de Sabiduría” (DBY, 187).
Cuando viajamos a las colonias y nos detenemos en los hogares de los hermanos, dicen, “Hermano Brigham, permítanos expresarle lo que sentimos hacia usted y su compañía”. Yo les respondo que está bien, pero que me den un pedazo de pan de maíz, lo cual prefiero más que sus pasteles y tortas y cosas dulces. A mí denme algo que sostenga mi naturaleza y que deje libre mi estómago y todo mi sistema para poder recibir el Espíritu del Señor y así quede yo sin dolores de cabeza y sin malestares de toda clase (DBY, 189).
Los norteamericanos, como nación, se están matando a sí mismos con sus vicios y su glotonería. En tres minutos consumen lo que un hombre debiera comer en media hora, tragándose la comida como un [perro] que, debajo de la mesa, cuando se le tira un trozo de carne se la devora antes de que uno pueda pestañear. Si quieren reformarse, sigan el consejo que acabo de darles. Eliminen tanta variedad de comidas y, créanmelo, lograrán mucho para preservar a sus familias contra las enfermedades, las pestes y la muerte (DBY, 189).
¿Saben acaso que ustedes tienen el privilegio de vivir de tal modo que podrán siempre controlar a la perfección su mente? Estudien cómo preservar con vida y buena salud su cuerpo y lograrán controlar su mente (DBY, 190).
La facultad de pensamiento es la porción inmortal o invisible, y es lo que realiza la labor mental; entonces, el tabernáculo, formado y organizado para ese propósito específico, lleva a cabo los resultados de esa labor mental. Dejen que el cuerpo funcione con la mente y permitan que ambos trabajen juntos en armonía y, con muy pocas excepciones, conseguirán ser una persona decidida, atlética y poderosa, tanto física como mentalmente (DBY, 191).
Cuiden bien su cuerpo; empleen con prudencia sus energías, porque cuando sean ancianos necesitarán la fortaleza y el poder que hoy malgastan. Preserven su vida. A menos que sepan y practiquen esto, no son en verdad buenos soldados ni mayordomos sabios (DBY, 193).
No menospreciemos entonces nuestra misión entregándonos al uso de substancias nocivas. Éstas dan lugar a enfermedades y a la muerte del sistema humano, y eso mismo se les pasa a los hijos y, así, una nueva generación de seres débiles se introduce al mundo. Tales niños no tienen suficiente substancia ósea, tendinosa y muscular y son de una constitución física que de muy poco les sirve, a ellos mismos y a sus semejantes; no están preparados para la vida (DBY, 185–186).
La observancia de la Palabra de Sabiduría nos ayuda a cumplir mejor el propósito de nuestra vida.
Se trata de un buen consejo que el Señor desea que Su pueblo obedezca para que pueda vivir en la tierra hasta cumplir la medida total de su creación. Tal es el propósito que el Señor tuvo al darnos esa Palabra de Sabiduría. A quienes la observen, Él les dará gran sabiduría y conocimiento, les aumentará la buena salud, y concederá fortaleza y constancia a su cuerpo y a su mente durante largos años de vida en la tierra. Ésa será su bendición si observan Su palabra y tienen un corazón bondadoso y bien dispuesto, con fe ante el Señor (DBY, 184).
Vemos pues que casi las primeras enseñanzas que recibieron los élderes de esta Iglesia fueron en cuanto a lo que debían comer y beber y cómo conservar en orden su vida natural a fin de que pudieran mantenerse unidos, tanto temporal como espiritualmente. Éste es el gran propósito que Dios tiene en cuenta al enviar al mundo, por medio de Sus siervos, el Evangelio de vida y salvación (DBY, 186).
El hombre que se entrega a cualquier hábito pernicioso para el bienestar general en su ejemplo y su influencia, no solamente es un enemigo de sí mismo sino de la comunidad en cuanto a lo que ese hábito inculca. El hombre que no sacrifique un hábito pernicioso en bien de su comunidad es, por lo menos, indiferente a los deseos y esperanzas de un mejoramiento público y general (DBY, 186).
El prepararse a morir no es una recomendación de esta Iglesia y Reino, pero el consejo para con nosotros es que debemos prepararnos a vivir y mejorar todo lo que sea posible en la vida venidera, cuando podremos disfrutar una condición más alta de inteligencia, sabiduría, luz, conocimiento, poder, gloria y exaltación; entonces, procuremos prolongar al máximo esta vida al observar cada ley de salud y al establecer el debido equilibrio entre el trabajo, el estudio, el descanso y los entretenimientos, y prepararnos, de ese modo, para una vida mejor. Enseñemos estos principios a nuestros hijos para que en su temprana edad puedan aprender a colocar los cimientos de la buena salud, la fortaleza, la constitución y el poder vital en su cuerpo (DBY, 186).
Sugerencias para el estudio
Nosotros creemos que la Palabra de Sabiduría es un mandamiento de Dios.
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¿Por qué la observancia de la Palabra de Sabiduría nos prepara mejor para realizar la obra del Señor?
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El presidente Young dijo que “se nos ha mandado obedecer toda palabra que proceda de la boca de Dios”, incluso la Palabra de Sabiduría. (Véase también D. y C. 89:2.) ¿Cómo el saber que es un mandamiento y no simplemente un buen consejo les ha ayudado a vivir de acuerdo con los principios de la Palabra de Sabiduría? ¿Cuáles, según el presidente Young, serán las consecuencias de desobedecer la Palabra de Sabiduría?
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¿Qué creen que el presidente Young quiso decir al declarar que “hay vida, vida sempiterna” en la Palabra de Sabiduría?
La Palabra de Sabiduría es un código inspirado de salud.
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De acuerdo con el presidente Young, ¿cuál es el propósito de la Palabra de Sabiduría? (Véase también 1 Corintios 3:16–17; D. y C. 89; 93:35.)
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¿Qué consejo dio el presidente Young para evitar el agotamiento? ¿Cómo podrían ustedes aplicar en su propia vida los principios relacionados con ese consejo?
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¿De qué modo la obediencia a la Palabra de Sabiduría permite que “el cuerpo funcione con la mente”? ¿Cómo podrían beneficiarse con ello? ¿Cómo nos prepara la Palabra de Sabiduría para recibir el Espíritu?
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El presidente Young dijo: “No menospreciemos entonces nuestra misión entregándonos al uso de substancias nocivas”. ¿Cómo podrían tales substancias entorpecer nuestra misión?
La observancia de la Palabra de Sabiduría nos ayuda a cumplir mejor el propósito de nuestra vida.
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¿Cómo puede la observancia de la Palabra de Sabiduría ayudarnos en el cumplimiento de nuestra creación, individualmente y como Iglesia?
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¿Por qué el vivir conforme a la Palabra de Sabiduría mejora nuestra espiritualidad? ¿Cómo perjudica al alma la desobediencia a la Palabra de Sabiduría?
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¿Por qué podemos servir con más eficacia cuando observamos la Palabra de Sabiduría?
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¿Cómo habrán de seguir ustedes el consejo del presidente Young de “prolongar al máximo esta vida al observar cada ley de salud y al establecer el equilibrio apropiado entre el trabajo, el estudio, el descanso y los entretenimientos”? ¿Cómo la obediencia a la Palabra de Sabiduría nos ayuda a vivir con más plenitud?