Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia
Las Escrituras


Capítulo 17

Las Escrituras

Todos los días, al atardecer, el presidente Brigham Young tocaba la campana de la oración y reunía a su familia para cantar y darle consejos, estudiar la palabra de Dios y pronunciar una oración familiar. Él creía en el estudio de las Escrituras y las comparaba con “un dedo indicador que señala el camino por el que debemos andar. ¿Hacia dónde señalan? Hacia la Fuente de luz” (DBY, 127). Él exhortó a los santos: “¿Leen ustedes, mis hermanos y hermanas, las Escrituras como si ustedes las hubiesen escrito hace mil, dos mil o cinco mil años? ¿Las leen como si ustedes mismos hubiesen estado en el lugar de aquellos que las escribieron? Si no lo sienten así, tienen el privilegio de hacerlo a fin de que puedan familiarizarse tanto con el espíritu y el significado de la palabra escrita de Dios como lo están con sus responsabilidades cotidianas, con sus obreros y con sus familias” (DBY, 128).

Las enseñanzas de Brigham Young

El aprender y vivir conforme a las enseñanzas de las Escrituras proporciona inspiración y guía a nuestra vida.

Es el privilegio y el deber de cada uno vivir de modo que pueda entender las cosas de Dios. Tenemos el Antiguo y el Nuevo Testamento, el Libro de Mormón y el libro Doctrina y Convenios, que José nos ha dado y que son de gran valor para todo aquel que vive en tinieblas; son como un faro en el océano, un dedo indicador que señala el camino por el que debemos andar. ¿Hacia dónde señalan? Hacia la Fuente de luz (DBY, 127).

Yo creo las palabras de la Biblia… Creo que las enseñanzas concernientes a la salvación que ese libro contiene son verdaderas y que la obediencia a ellas enaltecerá a todos los pueblos, naciones o familias que moran en la tierra. Las enseñanzas que la Biblia contiene elevarán a una condición superior a todos aquellos que las observen; les impartirán conocimiento, sabiduría, caridad y les llenarán de compasión y harán que se interesen en ayudar a los que sufran o se encuentren en circunstancias dolorosas o humillantes. Todos los que observen los preceptos contenidos en las Escrituras serán justos, verídicos, virtuosos y tranquilos donde vivan y en tierra extraña. Si viven conforme a las enseñanzas de la Biblia, los hombres serán espléndidos esposos, las mujeres serán excelentes esposas, y los hijos serán obedientes; todos ellos harán felices a sus familias y enriquecerán y harán felices a las naciones, elevándolas por sobre todo lo demás en esta vida (DBY, 125).

Sugiero que tomemos este libro [la Biblia] como nuestra guía, nuestra norma de conducta; que lo adoptemos como la base de nuestra fe. Nos señala el camino a la salvación como un dedo indicador que apunta hacia una ciudad, o un mapa que designa la ubicación de montañas, ríos, o la latitud y longitud de cualquier lugar que deseamos encontrar sobre la superficie de la tierra, y no podemos menos que creerlo; por lo tanto, afirmo que los Santos de los Últimos Días poseen la fe y la creencia más naturales que cualquier otra gente que exista sobre la faz de la tierra (DBY, 125).

Nosotros consideramos la Biblia… como una guía… que señala un determinado destino. Ésta es una doctrina verdadera que proclamamos con firmeza. Si observan sus doctrinas y se guían por sus preceptos, este libro los llevará a donde podrán ver como son vistos, a donde podrán conversar con Jesucristo, recibir la visitación de ángeles, experimentar sueños, visiones y revelaciones, y entender y conocer a Dios por sí mismos. ¿No es acaso un apoyo y sostén para ustedes? Sí, y les demostrará que están siguiendo los pasos de pueblos antiguos. Podrán ver lo que ellos vieron y comprender lo que ellos disfrutaron (DBY, 126).

No existe contradicción alguna entre los principios revelados en la Biblia, el Libro de Mormón y Doctrina y Convenios [La Perla de Gran Precio no había sido aún canonizada cuando hizo esta declaración]; y no habría contradicción entre ninguno de los principios que José el Profeta y las autoridades actuales han enseñado si todos viviéramos de modo que podamos ser guiados por el Espíritu del Señor. No todos viven de manera tal que puedan siempre tener el Espíritu del Señor consigo, y de ello resulta que algunos se apartan de la doctrina (DBY, 126).

Nosotros creemos en el Libro de Mormón y en Doctrina y Convenios que el Señor dio a José Smith y, por su intermedio, a la Iglesia. También creemos que si careciéramos del Espíritu del Señor y cerráramos los ojos al entendimiento que nos da el espíritu de la revelación, podríamos despedirnos de estos libros, no importa su número. Si poseyéramos todas las revelaciones recibidas desde la época de Adán y no existiera en medio de todos el espíritu de revelación, sería imposible para nosotros salvarnos en el reino celestial de Dios (DBY, 128).

El libro Doctrina y Convenios se les ha dado a los Santos de los Últimos Días para que guíen sus pasos y sus acciones cada día (DBY, 128).

La Biblia contiene las doctrinas de salvación.

Este Libro, que consiste en el Antiguo y el Nuevo Testamento, predica un solo sermón desde el Génesis hasta el Apocalipsis (DBY, 126).

La doctrina que predicamos es la doctrina de la Biblia; es la doctrina que el Señor ha revelado para la salvación de los hijos de Dios y cuando, después de haberla obedecido, los hombres la niegan, lo hacen a sabiendas y reconocen estar negando la verdad y rechazando los consejos del Todopoderoso (DBY, 126).

La Biblia es verdadera; puede que en ella no todo haya sido traducido correctamente y que muchas cosas preciosas hayan sido omitidas durante su compilación y traducción [véase 1 Nefi 13:24–27]; pero entendemos, por medio de las palabras de uno de los Apóstoles, que si se hubiesen escrito todas las declaraciones y las acciones del Salvador, no habría lugar en el mundo para contenerlas [véase Juan 21:25]. Yo creo que el mundo no podría comprenderlas. No entiende las que ya tenemos ni el carácter del Salvador tal cual lo describen las Escrituras; y sin embargo, se trata de una de las cosas más simples en el mundo, y la Biblia, cuando se entiende, es uno de los libros más simples en el mundo porque, hasta donde ha sido traducida correctamente [véase Artículo de Fe Nº 8], es verdadera, y en la verdad no hay misterios sino para el ignorante. Las revelaciones del Señor a Sus hijos están adaptadas al más humilde de ellos y proporcionan vida y salvación a todos aquellos que están dispuestos a aceptarlas (DBY, 124).

Nosotros creemos en el Nuevo Testamento y, en consecuencia, para ser constantes, debemos asimismo creer en nuevas revelaciones, visiones, ángeles y en todos los dones del Espíritu Santo y en todas las promesas que estos libros contienen, y creerlas tal cual las contienen (DBY, 124).

Manifestamos una sagrada reverencia por la Biblia y creemos en ella (DBY, 124).

Al leer la Biblia encontramos que el Evangelio está contenido no solamente en el Nuevo Testamento, sino también en el Antiguo. Moisés y los Profetas vieron y predijeron la apostasía de la Iglesia. Vieron que, de tiempo en tiempo, el Señor contendería con los hijos de los hombres, que les comunicaría la verdad y el sacerdocio; también vieron que, debido a la iniquidad, la gente cambiaría las ordenanzas, quebrantaría los convenios y desobedecería Sus leyes [véase Isaías 24:5], hasta que el sacerdocio fuera quitado de la tierra y sus habitantes quedaran en la apostasía y las tinieblas (DBY, 124–125).

Nosotros, los Santos de los Últimos Días, hemos confesado ante los cielos, ante las huestes celestiales y ante los habitantes de la tierra que realmente creemos en las Escrituras tal como nos han sido dadas, conforme a la mayor comprensión y el mejor conocimiento que tenemos de sus traducciones, y en el espíritu y significado del Antiguo y el Nuevo Testamento (DBY,125–126).

El Libro de Mormón declara que la Biblia es verdadera y lo demuestra; y ambos se corroboran, el uno al otro. El Antiguo y el Nuevo Testamento constituyen el palo de Judá [véase Ezequiel 31:15–19]. Recordarán que la tribu de Judá permaneció en Jerusalén y que el Señor bendijo a Judá, y como resultado tenemos el Antiguo y el Nuevo Testamento. Mas, ¿dónde está el palo de José? ¿Pueden decir dónde se encuentra? Sí. Fueron los hijos de José quienes viajaron a través de las aguas hasta este continente [las Américas], y esta tierra se llenó de gente y el Libro de Mormón o palo de José contiene sus anales y éstos están en la mano de Efraín. ¿Dónde están los de la tribu de Efraín? Se han mezclado entre todas las naciones de la tierra. Dios los está llamando para que se congreguen; Él los está reuniendo y habrán de llevar el Evangelio a toda la tierra (DBY, 127).

Los mensajes de las Escrituras son sencillos y fáciles de entender para aquellos que procuran el Espíritu del Señor.

Nosotros no estamos en la misma situación en que la gente se encontraba hace unos pocos miles de años; ellos dependían mucho del Profeta o de los Profetas, o de recibir revelaciones inmediatas y personales para poder conocer la voluntad del Señor, sin tener los anales de sus predecesores, mientras que nosotros tenemos los anales de aquellos que existieron antes y también el testimonio del Espíritu Santo; y, para el agrado de quienes desean tener un testimonio, podemos recurrir a este libro y leer sobre lo que creemos, conocer el propósito de nuestra búsqueda, los fines que esperamos lograr, es decir, el fin de la carrera en lo que respecta a la vida mortal y la plenitud de la gloria que existe más allá de este valle de lágrimas; en consecuencia, tenemos una gran ventaja sobre aquellos que vivieron antes que nosotros (DBY, 128).

Por todos lados la gente pregunta: “¿Qué significa este pasaje de las Escrituras y cómo podremos entender este pasaje o aquél?” Yo quisiera, hermanos y hermanas, que entendiéramos las cosas precisamente como son y no como la fugaz y veleidosa imaginación de la mente humana las encara (DBY, 128).

Yo me pregunto, ¿cómo debo creer la Biblia, y cómo deben ustedes y todos los discípulos del Señor Jesucristo creerla? …Yo la creo tal como es. No creo que deba dársele la interpretación de ningún hombre a menos que ésta sea dirigida de alguna manera por el propio Señor. No creo que necesitemos tener intérpretes o comentaristas de las Escrituras que modifiquen su literal, claro y sencillo significado (DBY, 126).

La Biblia es tan clara y fácil de comprender como la misma revelación que acabo de leerles [véase D. y C. 58], si pueden ustedes entender el Espíritu de Dios, o el Espíritu de Revelación, y saben cómo el Evangelio de salvación se adapta a la capacidad del hombre débil (DBY, 128).

Con respecto a la Biblia, su fraseología es la que se acostumbraba hace siglos; sin embargo, no importa cuál sea el lenguaje, eso es sólo una costumbre. Pero diré que las doctrinas que se enseñan en el Antiguo y en el Nuevo Testamento concernientes a la voluntad de Dios para con Sus hijos aquí en la tierra, la historia de lo que Él ha hecho para su salvación, las ordenanzas que Él ha instituido para su redención, el don de Su Hijo y Su expiación, todas estas cosas son verdaderas y nosotros, los Santos de los Últimos Días, así lo creemos (DBY, 129).

Cuando reflexionamos y entendemos correctamente, podemos saber cuán fácil de comprender es el Evangelio, cuán simple es en su concepto, en cada parte y principio tan perfectamente adaptado a la capacidad del ser humano, y tanto es así que cuando se lo presenta a los amantes de la verdad parece ser muy fácil y sencillo, y muestra cuán preparada está la persona honrada para aceptarlo (DBY, 129).

Todos debiéramos vivir de modo que el Espíritu de revelación pueda dictar y grabar en nuestro corazón lo que tenemos que hacer… Pero para ello debemos llegar a ser como niños y Jesús nos dice que de otra manera no podremos entrar en el reino de los cielos. ¡Cuán simple es! Vivamos libres de la envidia, la malicia, la ira, la contienda, los resentimientos y las calumnias con nuestras familias y nuestros vecinos y amigos, y todos los habitantes de la tierra, no importa dónde los encontremos. Vivamos de manera que nuestra conciencia sea libre, limpia y clara (DBY, 36).

Sugerencias para el estudio

El aprender y vivir conforme a las enseñanzas de las Escrituras proporciona inspiración y guía a nuestra vida.

  • De acuerdo con el presidente Young, ¿por qué debemos estudiar las doctrinas del Señor tal como se encuentran en las Escrituras? ¿Qué promesas hace el presidente Young a todos aquellos que observen los preceptos de la Biblia y de las demás Escrituras?

  • ¿En qué forma nos guían hoy en día los anales que datan de cientos y miles de años? ¿Cómo les han guiado las Escrituras en su vida?

  • ¿Por qué, según el presidente Young, nos fue dado el libro Doctrina y Convenios? ¿Cómo les ha ayudado Doctrina y Convenios en “sus pasos y acciones de cada día”? (Véase también D. y C. 4:3–4; 84:43–44; 86:11; 121:41–42, 45.)

La Biblia contiene las doctrinas de salvación.

  • El presidente Young enseñó que la Biblia “predica un solo sermón desde el Génesis hasta el Apocalipsis”. ¿Cuál es ese sermón?

  • ¿Cómo les han ayudado las Escrituras a comprender “el carácter del Salvador”?

  • ¿Qué son el palo de Judá y el de José? ¿Qué relación hay entre la Biblia y el Libro de Mormón? Según el presidente Young, ¿con qué propósito fue el palo de José puesto en las “manos de Efraín”?

Los mensajes de las Escrituras son sencillos y fáciles de entender para aquellos que procuran el Espíritu del Señor.

  • ¿Qué consejo ha dado el presidente Young a todos aquellos que en todo momento procuran las interpretaciones de los hombres en cuanto a las Escrituras?

  • ¿Qué ventajas tenemos nosotros al poseer los anales de los profetas en las Escrituras?

  • El presidente Young nos invitó a ver más allá del difícil lenguaje de las Escrituras para encontrar los valiosos principios y doctrinas que habrán de guiar nuestra vida. ¿Qué doctrinas mencionó específicamente? ¿Por qué son esas doctrinas tan importantes en particular para nosotros en la actualidad?

  • De acuerdo con el presidente Young, ¿para quiénes son las Escrituras sencillas y fáciles de entender?

  • El presidente Young enseñó que debemos “vivir de modo que el Espíritu de revelación pueda dictar y grabar en nuestro corazón lo que tenemos que hacer”. ¿Cómo podemos cultivar el Espíritu de revelación en nuestra vida a fin de comprender más claramente los mensajes de las Escrituras?