“Revelación para nuestras vidas”, Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Russell M. Nelson, 2023
Capítulo 14
Revelación para nuestras vidas
Los exhorto a que se esfuercen más allá de su capacidad espiritual actual para recibir revelación personal.
De la vida de Russell M. Nelson
El presidente Russell M. Nelson habló de una revelación que recibió como respuesta a las oraciones de un fiel amigo:
“Muchos de nosotros hemos tenido experiencias con el sereno poder de la oración. Una de las mías la tuve con el patriarca de una estaca del sur de Utah. Lo conocí en mi consultorio médico hace más de cuarenta años, durante los días en que la cirugía del corazón estaba todavía en pañales. Aquella alma santa padecía un gran sufrimiento debido a una insuficiencia cardíaca.
“Me rogó que le ayudara, seguro de que su afección se debía a una válvula cardíaca dañada, pero que se podía remediar.
“Una evaluación exhaustiva reveló que tenía dos válvulas dañadas y que, aunque una se podía corregir quirúrgicamente, la otra no. Por ese motivo, no era aconsejable la operación. Cuando le di la noticia, se quedó muy decepcionado.
“En visitas posteriores, recibió el mismo consejo. Al fin, desesperado, me habló muy conmovido: ‘Dr. Nelson, he orado pidiendo ayuda y se me ha guiado a venir a verlo. El Señor no me revelará a mí cómo remediar esa otra válvula, pero puede revelárselo a usted, porque su mente está preparada para ello. Si me opera, el Señor le hará saber lo que debe hacer. Le suplico que efectúe la operación que yo necesito y ore pidiendo la ayuda que usted necesita’.
“Su gran fe tuvo un profundo efecto en mí. ¿Cómo podía rehusarme otra vez? Después de ofrecer juntos una oración ferviente, accedí a intentar la operación. Mientras me preparaba para ese fatídico día, oraba una y otra vez; pero todavía no sabía qué hacer para corregir esa válvula con regurgitación tricúspide. Incluso después de empezar la intervención, mi asistente me preguntó: ‘¿Qué va a hacer para solucionar eso?’.
“Le dije: ‘No lo sé’.
“Comenzamos la operación y, después de solucionar la obstrucción de la primera válvula, dejamos la otra al descubierto; encontramos que estaba intacta pero tan dilatada que ya no funcionaba como debía. Mientras la examinaba, recibí una clara impresión: Reduce la circunferencia del anillo, y dije al asistente: ‘El tejido de la válvula funcionará bien si logramos reducir el anillo lo más posible a su tamaño normal’.
“Pero ¿cómo? No podíamos colocarle un cinturón similar a los que usamos para ajustar un pantalón que nos queda grande; no podíamos comprimirlo con una cincha como las que se ponen en la montura de un caballo. En ese momento, se me presentó una vívida imagen indicándome dónde colocar suturas —para hacer un pliegue aquí y un doblez allí— a fin de lograr el efecto deseado. Aún recuerdo esa imagen en mi mente con líneas punteadas en el lugar donde debían ir las suturas. Llevamos a cabo la labor tal como se me había dibujado mentalmente. Probamos la válvula y vimos que la regurgitación se había reducido considerablemente. El asistente comentó: ‘Es un milagro’.
“Yo le contesté: ‘Es una respuesta a la oración’.
“El paciente se recuperó rápidamente y su mejoría fue muy satisfactoria; no solo recibió él una ayuda extraordinaria, sino que también se abrieron posibilidades quirúrgicas para otras personas con problemas similares. No me atribuyo ningún mérito. La alabanza se acredita al fiel patriarca y a Dios, que contestó nuestras oraciones”.
Posteriormente, al hacer referencia a esta experiencia, el presidente Nelson dijo: “Mediante las manifestaciones del Espíritu Santo, el Señor nos ayudará en todas nuestras rectas aspiraciones”.
Enseñanzas de Russell M. Nelson
¿Quiere Dios realmente hablarles? ¡Sí!
Una de las cosas que el Espíritu ha grabado repetidamente en mi mente es cuán dispuesto está el Señor a revelar Su disposición y voluntad. El maravilloso privilegio de recibir revelación es uno de los mayores dones que Dios da a Sus hijos, y está disponible para cada uno de nosotros.
Independientemente de quién sean, pueden orar a su Padre Celestial para pedir guía y dirección en su vida. Si aprenden a escuchar al Señor por medio de Sus impresiones, podrán recibir guía divina en los asuntos grandes y pequeños.
¿Quiere Dios realmente hablarles? ¡Sí! “Tan inútil le sería al hombre extender su débil brazo para contener el río Misuri en su curso […], como evitar que el Todopoderoso derrame conocimiento desde el cielo sobre la cabeza de los Santos de los Últimos Días” [Doctrina y Convenios 121:33].
Pueden recibir revelación personal en cuanto a sus propias circunstancias
El Señor dirige Su Iglesia por medio de aquellos a quienes ustedes sostienen como profetas, videntes y reveladores. Este es un proceso muy sagrado, tan sagrado, que no hablamos mucho de ello. Pero no es exclusivamente para nosotros. Ustedes pueden obtener revelación personal para sus cometidos en la vida tanto como yo para mis responsabilidades en la vida.
Testifico ante ustedes que la revelación es real y que no es distinta para mí que para ustedes. Ustedes pueden recibir revelación personal en cuanto a sus propias circunstancias exactamente igual que yo puedo recibirla en cuanto a las mías.
¡Imagínense el milagro de eso! […]. Podemos orar a nuestro Padre Celestial y recibir orientación y dirección, recibir advertencias sobre peligros y distracciones, y ser capaces de lograr cosas que simplemente no podríamos hacer por nuestra cuenta. Si de verdad recibimos al Espíritu Santo y aprendemos a discernir y a entender Sus impresiones, seremos guiados en los asuntos grandes y pequeños.
Dios les hablará a Su propia manera y en Su propio tiempo
Cada uno de nosotros tiene derecho a recibir revelación personal para nuestro propio ámbito de acción: madres, padres, hijos en sus hogares. Ahora bien, yo recibo esa revelación para toda la Iglesia. […] El Señor es siempre quien decide los tiempos, no yo.
La revelación puede no llegar toda al mismo tiempo; puede ser gradual. “Dice el Señor Dios: Daré a los hijos de los hombres línea por línea, precepto por precepto, un poco aquí y un poco allí; y benditos son aquellos que escuchan mis preceptos y prestan atención a mis consejos, porque aprenderán sabiduría; pues a quien reciba, le daré más” [2 Nefi 28:30]. La paciencia y la perseverancia son parte de nuestro progreso eterno.
La revelación de Dios siempre es compatible con Su ley eterna; nunca contradice Su doctrina; se facilita mediante la debida reverencia hacia la Deidad.
Quizás tengamos que ser pacientes, pero Dios nos hablará a Su manera y en Su propio tiempo.
Debemos aprender a recibir revelación para sobrevivir espiritualmente
Vivimos en un mundo complejo y cada vez más contencioso. El constante acceso a las redes sociales y un ciclo de noticias de 24 horas nos bombardean con incesantes mensajes. Si hemos de tener alguna esperanza de examinar la infinidad de voces y las filosofías de los hombres que atacan la verdad, debemos aprender a recibir revelación.
Nuestro Salvador y Redentor, Jesucristo, llevará a cabo algunas de Sus obras más maravillosas entre ahora y cuando vuelva de nuevo. Veremos indicios milagrosos de que Dios el Padre y Su Hijo, Jesucristo, presiden esta Iglesia en majestad y gloria, pero en los días futuros, no será posible sobrevivir espiritualmente sin la influencia guiadora, orientadora, consoladora y constante del Espíritu Santo.
Nunca ha sido más necesario que en este momento saber cómo el Espíritu Santo les habla. En la Trinidad, el Espíritu Santo es el mensajero. Él les comunicará pensamientos a su mente que el Padre y el Hijo desean que reciban. Él es el Consolador. Él transmitirá un sentimiento de paz a su corazón. Al leer y escuchar la palabra del Señor, Él testifica de la verdad y les confirmará lo que es verdadero.
Pueden aprender por ustedes mismos cómo recibir revelación personal
Cada uno de nosotros tiene preguntas. Procurar aprender, entender y reconocer la verdad es una parte crucial de nuestra experiencia terrenal. Yo he pasado buena parte de mi vida investigando. Ustedes también aprenderán mejor al hacer preguntas inspiradas.
En este preciso momento, algunos de ustedes tienen dificultad para saber lo que deberían hacer con su vida. Otros quizás se preguntan si se les han perdonado sus pecados. […]
Tal vez algunos se pregunten por qué la Iglesia hace algunas de las cosas que hace. Quizás muchos de ustedes no estén seguros de cómo obtener respuesta a sus oraciones.
Nuestro Padre Celestial y Su Hijo están prestos a contestar sus preguntas mediante la ministración del Espíritu Santo. Sin embargo, depende de ustedes aprender cómo merecer y recibir esas respuestas.
¿Cómo pueden comenzar? Empiecen pasando más tiempo en lugares santos. El templo es un lugar santo; también lo es la capilla, donde hacen nuevos convenios sacramentales cada domingo. Los invito además a hacer de su apartamento, su dormitorio de la universidad, su casa o su habitación un lugar santo donde puedan ponerse a salvo de las oscuras distracciones del mundo.
La oración es clave. Oren para saber lo que deben dejar de hacer y lo que deben comenzar a hacer. Oren para saber qué añadir y qué eliminar de su entorno, para que el Espíritu pueda estar con ustedes en abundancia.
Imploren al Señor el don del discernimiento. Luego vivan y esfuércense para ser dignos de recibir dicho don, a fin de que cuando surjan acontecimientos confusos en el mundo, ustedes sepan exactamente qué es verdad y qué no lo es [véase 2 Nefi 31:13].
Sirvan con amor. El servicio amoroso a quienes han perdido el rumbo o a quienes están heridos en el espíritu les abrirá el corazón a la revelación personal.
Pasen más tiempo —mucho más— en lugares donde el Espíritu esté presente. Ello significa más tiempo con amigos que procuran tener el Espíritu consigo. Pasen más tiempo arrodillados en oración, más tiempo con las Escrituras, más tiempo en la obra de historia familiar, más tiempo en el templo. Les prometo que, conforme ustedes den al Señor de modo constante una porción generosa de su tiempo, Él multiplicará el restante.
Pueden aprender por ustedes mismos […] cómo recibir revelación personal. ¡Y nada marcará una diferencia más grande en su vida que eso!
Les prometo a ustedes —no a la persona sentada a su lado, sino a ustedes— que estén donde estén en el mundo o en su senda de los convenios, incluso si por el momento no están centrados en la senda, les prometo que si con sinceridad y persistencia realizan el esfuerzo espiritual necesario para desarrollar la habilidad crucial y espiritual de aprender a oír los susurros del Espíritu Santo, tendrán toda la orientación que necesitarán en su vida. Se les darán respuestas a sus preguntas a la manera y en el propio tiempo del Señor […].
Cuando sepan que Dios está dirigiendo su vida, sin importar los desafíos y las desilusiones que puedan surgir y que surgirán, sentirán alegría y paz.
Humíllense ante Dios; derramen su corazón a su Padre Celestial; acudan a Él para recibir respuestas y consuelo.
Oren en el nombre de Jesucristo acerca de sus preocupaciones, sus temores, sus debilidades, sí, los anhelos mismos de su corazón. ¡Y luego, escuchen! Anoten las ideas que acudan a su mente; escriban sus sentimientos y sean consecuentes mediante las acciones que se les inspire realizar. A medida que repitan este proceso día tras día, mes tras mes, año tras año, “podrán crecer en el principio de la revelación” [Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, pág. 138].
Aumenten su capacidad espiritual de recibir revelación
Los exhorto a que se esfuercen más allá de su capacidad espiritual actual para recibir revelación personal, porque el Señor ha prometido: “Si pides, recibirás revelación tras revelación, conocimiento sobre conocimiento, a fin de que conozcas los misterios y las cosas apacibles, aquello que trae gozo, aquello que trae la vida eterna” [Doctrina y Convenios 42:61]. […]
Nada abre tanto los cielos como la combinación de mayor pureza, estricta obediencia, búsqueda diligente, el deleitarse a diario en las palabras de Cristo en el Libro de Mormón [véase 2 Nefi 32:3], y dedicar tiempo frecuente a la obra del templo y de historia familiar.
Indudablemente, tal vez haya ocasiones en que piensen que los cielos están cerrados, pero les prometo que a medida que sigan siendo obedientes, expresando gratitud por cada bendición que el Señor les dé, y en tanto honren con paciencia el tiempo del Señor, se les dará el conocimiento y la comprensión que buscan. Todas las bendiciones que el Señor tiene para ustedes, incluyendo los milagros, vendrán a continuación. Eso es lo que la revelación personal les traerá. […]
Mis amados hermanos y hermanas, les suplico que aumenten su capacidad espiritual para recibir revelación. […] Elijan hacer el trabajo espiritual que se necesita para disfrutar del don del Espíritu Santo y oír la voz del Espíritu con mayor frecuencia y claridad.
Para tener acceso a la información de los cielos, debemos primeramente tener una fe firme y un deseo profundo; necesitamos “pedi[r] con un corazón sincero, [y] con verdadera intención, teniendo fe en [Jesucristo]” (Moroni 10:4). “Verdadera intención” significa que de verdad se tiene la intención de seguir la guía divina que se reciba.
El refinar nuestra habilidad de reconocer los susurros del Espíritu Santo y aumentar nuestra capacidad de recibir revelación requiere dignidad. La dignidad no requiere perfección, pero sí requiere que nos esforcemos por obtener mayor pureza.
El Señor espera un esfuerzo diario, una mejora diaria, un arrepentimiento diario. La dignidad hace que recibamos pureza, y la pureza nos hace merecedores del Espíritu Santo. Al tomar “al Santo Espíritu [como nuestro] guía” (Doctrina y Convenios 45:57), nos hacemos dignos de la revelación personal.
Si algo nos impide abrir la puerta a la guía celestial, es posible que tengamos que arrepentirnos. El arrepentimiento nos permite abrir la puerta para que podamos escuchar la voz del Señor con más frecuencia y claridad.
Contrarresten el encanto del mundo dedicando tiempo al Señor en su vida cada día
Las voces y presiones del mundo son numerosas y atractivas, pero muchas de esas voces son engañosas, seductoras y pueden desviarnos de la senda de los convenios. Para evitar la inevitable angustia que le sigue, hoy les ruego que contrarresten el encanto del mundo dedicando tiempo al Señor en su vida, todos y cada uno de los días.
Si la mayor parte de la información que obtienen proviene de las redes sociales o de otros medios de comunicación, su capacidad para escuchar los susurros del Espíritu se verá disminuida. Si no están buscando al Señor a través de la oración y el estudio del Evangelio diarios, quedan vulnerables a filosofías que pueden ser intrigantes, pero que no son ciertas. Incluso los santos que de otro modo serían fieles pueden ceder al ritmo constante de la banda de Babilonia.
Mis hermanos y hermanas, ¡les ruego que dediquen tiempo al Señor! Hagan que su propio fundamento espiritual sea firme y capaz de resistir la prueba del tiempo haciendo aquello que permita que el Espíritu Santo esté con ustedes siempre.
El Padre Celestial es extremadamente generoso. Él desea ayudarlos en todo: en sus familias, llamamientos, trabajo, angustias e inquietudes [véase Alma 34:18–27]. Así que pidan y luego, vivan para recibir revelación.
El Señor los conoce y los ama. Él es su Salvador y su Redentor. Él dirige y guía Su Iglesia. Él los dirigirá y guiará a ustedes en su vida personal si le dedican tiempo a Él en su vida, todos y cada uno de los días.
Invitaciones y promesas
Crecer en el principio de la revelación
Humíllense ante Dios; derramen el corazón a su Padre Celestial; acudan a Él para recibir respuestas y consuelo.
Oren en el nombre de Jesucristo acerca de sus preocupaciones, sus temores, sus debilidades, sí, los anhelos mismos de su corazón. ¡Y luego, escuchen! Anoten las ideas que acudan a su mente; escriban sus sentimientos y sean consecuentes mediante las acciones que se les inspire realizar. A medida que repitan este proceso día tras día, mes tras mes, año tras año, “podrán crecer en el principio de la revelación” [Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, pág. 138].
Esfuércense más allá de su capacidad espiritual actual a fin de recibir revelación personal
Los exhorto a que se esfuercen más allá de su capacidad espiritual actual para recibir revelación personal, porque el Señor ha prometido: “Si pides, recibirás revelación tras revelación, conocimiento sobre conocimiento, a fin de que conozcas los misterios y las cosas apacibles, aquello que trae gozo, aquello que trae la vida eterna” [Doctrina y Convenios 42:61]. […]
Nada abre tanto los cielos como la combinación de mayor pureza, estricta obediencia, búsqueda diligente, el deleitarse a diario en las palabras de Cristo en el Libro de Mormón [véase 2 Nefi 32:3] y dedicar tiempo frecuente a la obra del templo y de historia familiar.
Indudablemente, tal vez haya ocasiones en que piensen que los cielos están cerrados, pero les prometo que a medida que sigan siendo obedientes, expresando gratitud por cada bendición que el Señor les dé, y en tanto honren con paciencia el tiempo del Señor, se les dará el conocimiento y la comprensión que buscan. Todas las bendiciones que el Señor tiene para ustedes, incluyendo los milagros, vendrán a continuación. Eso es lo que la revelación personal les traerá. […]
Mis amados hermanos y hermanas, les suplico que aumenten su capacidad espiritual para recibir revelación. […] Elijan hacer el trabajo espiritual que se necesita para disfrutar del don del Espíritu Santo y oír la voz del Espíritu con mayor frecuencia y claridad.
Dediquen tiempo al Señor
Las voces y presiones del mundo son numerosas y atractivas, pero muchas de esas voces son engañosas, seductoras y pueden desviarnos de la senda de los convenios. Para evitar la inevitable angustia que le sigue, hoy les ruego que contrarresten el encanto del mundo dedicando tiempo al Señor en su vida, todos y cada uno de los días.
Si la mayor parte de la información que obtienen proviene de las redes sociales o de otros medios de comunicación, su capacidad para escuchar los susurros del Espíritu se verá disminuida. Si no están buscando al Señor a través de la oración y el estudio del Evangelio diarios, quedan vulnerables a filosofías que pueden ser intrigantes, pero que no son ciertas. Incluso los santos que de otro modo serían fieles pueden ceder al ritmo constante de la banda de Babilonia.
Mis hermanos y hermanas, ¡les ruego que dediquen tiempo al Señor! Hagan que su propio fundamento espiritual sea firme y capaz de resistir la prueba del tiempo haciendo aquello que permita que el Espíritu Santo esté con ustedes siempre.
Si realizan el esfuerzo espiritual, tendrán toda la orientación que necesitan
Pueden aprender por ustedes mismos […] cómo recibir revelación personal. ¡Y nada marcará una diferencia más grande en sus vidas que eso!
Les prometo a ustedes —no a la persona sentada a su lado, sino a ustedes— que estén donde estén en el mundo o en su senda de los convenios, incluso si por el momento no están centrados en la senda, les prometo que si con sinceridad y persistencia realizan el esfuerzo espiritual necesario para desarrollar la habilidad crucial y espiritual de aprender a oír los susurros del Espíritu Santo, tendrán toda la orientación que necesitarán en su vida. Se les darán respuestas a sus preguntas a la manera y en el propio tiempo del Señor […].
Cuando sepan que Dios está dirigiendo su vida, sin importar los desafíos y las desilusiones que puedan surgir y que surgirán, sentirán alegría y paz.