EL BAUTISMO Y EL ESPÍRITU SANTO
La fe en Jesucristo y el arrepentimiento le preparan para el bautismo y para recibir el Espíritu Santo. Jesucristo enseñó que todos deben ser bautizados en agua y en Espíritu (el Espíritu Santo) para la remisión, o el perdón, de los pecados. Mediante el bautismo efectuado por alguien que posea la autoridad del sacerdocio, y al recibir el Espíritu Santo, usted volverá a nacer espiritualmente.
¿Por qué es necesario que sea bautizado?
Jesucristo nos dio el ejemplo al ser bautizado para “[cumplir] toda justicia” (Mateo 3:15). Cuando sea bautizado, recibirá el perdón de sus pecados (véase Hechos 2:38). Usted concierta un convenio, o promesa, con Dios: promete aceptar a Jesucristo como su Salvador, seguirle y guardar Sus mandamientos. Si hace su parte, nuestro Padre Celestial promete perdonarle sus pecados. Al ser bautizado por la debida autoridad, sus pecados le serán quitados.
El bautismo implica una breve inmersión en agua. Así fue como se bautizó a Jesucristo. El bautismo por inmersión es un símbolo sagrado de la muerte, la sepultura y la resurrección de Jesucristo; representa el fin de su antigua vida y el comienzo de una nueva vida como discípulo de Cristo.
¿Por qué es necesario que reciba el Espíritu Santo?
Si bien el bautismo le limpia de sus pecados, el Espíritu Santo lo santifica, o purifica. Si se mantiene fiel a sus convenios bautismales, siempre podrá tener el Espíritu Santo con usted. Toda persona buena puede sentir la influencia del Espíritu Santo, pero sólo los que son bautizados y que reciben el Espíritu Santo tienen el derecho de disfrutar de Su compañía constante durante su vida.
El Espíritu Santo le permite reconocer la verdad y entenderla. Él brinda fortaleza espiritual e inspiración; le consuela en los momentos difíciles y le guía al tomar decisiones. Por medio del Espíritu Santo, usted puede sentir el amor y la influencia de Dios en su vida diaria.
Su capacidad para disfrutar de este don divino depende de su obediencia a los mandamientos de Dios. El Espíritu Santo no permanece con aquellas personas que no viven de acuerdo con las enseñanzas de Dios, por lo que pierden el privilegio de tener Su guía e inspiración. Esfuércese siempre por ser digno de la compañía y la dirección del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo se recibe después del bautismo. En una ordenanza llamada confirmación, uno o más poseedores autorizados del sacerdocio le ponen las manos sobre la cabeza, lo confirman miembro de la Iglesia y lo bendicen para recibir el Espíritu Santo. Esta ordenanza suele realizarse durante un servicio religioso, poco después del bautismo. Una vez que se le haya bautizado y confirmado, usted se convierte en miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
La Santa Cena
Después de ser bautizado, usted puede renovar sus convenios bautismales cada semana al participar de la Santa Cena. Durante el servicio sacramental, se bendicen el pan y el agua y se reparten a la congregación, como recordatorio de la expiación de Jesucristo. El pan representa Su cuerpo, y el agua representa Su sangre. Al renovar sus convenios bautismales, se le promete que siempre tendrá el Espíritu Santo con usted.