Capítulo 10
La destrucción de Asiria es un símbolo de la destrucción de los inicuos en la Segunda Venida — Pocas personas quedarán después que el Señor venga de nuevo — El remanente de los de Jacob volverá en ese día — Compárese con 2 Nefi 20.
1 ¡Ay de los que decretan leyes inicuas y que prescriben opresión,
2 para apartar del juicio a los necesitados y para quitar el derecho a los afligidos de mi pueblo, para que las viudas sean su presa y para despojar a los huérfanos!
3 ¿Y qué haréis en el día de la visitación y en el asolamiento que vendrá de lejos? ¿A quién os acogeréis para que os ayude? ¿Y en dónde dejaréis vuestra gloria?
4 Sin mí se doblegarán ante los presos y entre los muertos caerán. Ni con todo esto ha cesado su furor, sino que su mano aún está extendida.
5 ¡Oh Asiria, vara de mi furor! El bastón en su mano es mi indignación.
6 La mandaré contra una nación impía, y contra el pueblo de mi ira la enviaré, para que quite los despojos y arrebate la presa, y lo ponga para ser hollado como lodo de las calles.
7 Aunque él no lo pensará así, ni su corazón lo imaginará de esta manera, sino que en su corazón estará el destruir y talar naciones no pocas.
8 Porque él dice: Mis príncipes, ¿no son todos reyes?
9 ¿No es Calno como Carquemis, Hamat como Arfad, y Samaria como Damasco?
10 Como mi mano ha hallado los reinos de los ídolos, y sus imágenes talladas excedían a las de Jerusalén y de Samaria;
11 como hice a Samaria y a sus ídolos, ¿no haré también así a Jerusalén y a sus ídolos?
12 Pero acontecerá que después que el Señor haya acabado toda su obra en el monte Sion y en Jerusalén, castigaré el fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria y la gloria de la altivez de sus ojos.
13 Porque dice: Con el poder de mi mano lo he hecho y con mi sabiduría, porque soy prudente, y he quitado las fronteras de los pueblos, y he saqueado sus tesoros y he derribado como un valiente a los habitantes;
14 y halló mi mano como nido las riquezas de los pueblos; y como se juntan los huevos abandonados, así junté yo de toda la tierra; y no hubo quien moviese ala, ni abriese boca ni cantase.
15 ¿Se jactará el hacha contra el que con ella corta? ¿Se exaltará la sierra contra el que la mueve? ¡Como si el bastón levantase a los que lo levantan! ¡Como si levantase la vara al que no es leño!
16 Por tanto, el Señor Jehová de los ejércitos enviará flaqueza entre sus robustos, y debajo de su gloria encenderá una hoguera como fuego abrasador.
17 Y la luz de Israel será por fuego, y su Santo por llama que abrase y consuma en un día sus cardos y sus espinos.
18 La gloria de su bosque y de su campo fértil consumirá alma y cuerpo, y vendrá a ser como enfermo que desfallece.
19 Y los árboles que queden en su bosque serán tan pocos en número que un niño los podrá contar.
20 Y acontecerá en aquel día que el remanente de Israel y los de la casa de Jacob que hayan escapado nunca más se apoyarán en el que los hirió, sino que se apoyarán con verdad en Jehová, el Santo de Israel.
21 El remanente volverá, el remanente de Jacob volverá al Dios fuerte.
22 Porque aunque tu pueblo Israel sea como las arenas del mar, el remanente de él volverá; la consumación decretada rebosará justicia.
23 Pues el Señor Jehová de los ejércitos hará la consumación ya determinada en medio de toda la tierra.
24 Por tanto, el Señor Jehová de los ejércitos dice así: Oh pueblo mío, morador de Sion, no tengas temor a Asiria. Con vara te herirá y contra ti alzará su palo, a la manera de Egipto;
25 porque de aquí a muy poco tiempo se acabará la indignación, y mi enojo será para destrucción de ellos.
26 Y levantará Jehová de los ejércitos azote contra él, como la matanza de Madián en la peña de Oreb, y alzará su vara sobre el mar, a la manera de Egipto.
27 Y acaecerá en aquel día que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz; y el yugo será destruido a causa de la unción.
28 Ha llegado hasta Ajat, ha pasado a Migrón, y en Micmas ha dejado su bagaje.
29 Han pasado el vado; se han alojado en Geba; Ramá tiembla de miedo; Gabaa de Saúl ha huido.
30 Grita en alta voz, oh hija de Galim; haz que se oiga hasta Lais, oh pobrecilla Anatot.
31 Madmena ha huido; los habitantes de Gebim buscan refugio.
32 Aún vendrá el día en que, estando en Nob, alzará su mano contra el monte de la hija de Sion, contra el collado de Jerusalén.
33 He aquí, el Señor Jehová de los ejércitos desgajará la rama con espantoso poder; y los de gran altura serán talados, y los altivos serán humillados.
34 Y cortará con hierro la espesura del bosque, y el Líbano caerá por el poderoso.