Capítulo 8
Gedeón persigue y destruye a los madianitas — Gedeón libra a los hijos de Israel, pero rechaza su invitación a gobernar como rey de ellos — Gedeón muere e Israel vuelve a la idolatría.
1 Y los de Efraín le dijeron: ¿Qué es esto que has hecho con nosotros, no llamándonos cuando ibas a la guerra contra Madián? Y le reprendieron fuertemente.
2 A los cuales él respondió: ¿Qué he hecho yo ahora comparado con vosotros? ¿No es el rebusco de uvas de Efraín mejor que la vendimia de Abiezer?
3 Dios ha entregado en vuestras manos a Oreb y a Zeeb, príncipes de Madián, ¿y qué pude yo hacer comparado con vosotros? Entonces el enojo de ellos contra él se aplacó, después que él les habló esta palabra.
4 Y llegó Gedeón al Jordán, y lo pasaron él y los trescientos hombres que estaban con él, cansados, más todavía persiguiendo.
5 Y dijo a los de Sucot: Yo os ruego que deis a la gente que me sigue algunos bocados de pan, porque están cansados, y yo persigo a Zeba y a Zalmuna, reyes de Madián.
6 Y los príncipes de Sucot respondieron: ¿Están ya las manos de Zeba y de Zalmuna en tus manos, para que hayamos nosotros de dar pan a tu ejército?
7 Y Gedeón dijo: Pues bien, cuando Jehová haya entregado en mis manos a Zeba y a Zalmuna, yo desgarraré vuestra carne con espinos y abrojos del desierto.
8 Y de allí subió a Peniel y les dijo las mismas palabras. Y los de Peniel le respondieron como habían respondido los de Sucot.
9 Y él habló también a los de Peniel, diciendo: Cuando yo vuelva en paz, derribaré esta torre.
10 Y Zeba y Zalmuna estaban en Carcor, y con ellos su ejército de unos quince mil hombres, todos los que habían quedado de todo el campamento de los hijos del oriente, pues habían caído ciento veinte mil hombres que sacaban espada.
11 Y subió Gedeón por el camino de los que habitaban en tiendas, al oriente de Noba y de Jogbeha, y atacó el campamento, porque este estaba confiado.
12 Y huyendo Zeba y Zalmuna, él los persiguió; y capturó a los dos reyes de Madián, Zeba y Zalmuna, y aterrorizó a todo el campamento.
13 Y Gedeón hijo de Joás volvió de la batalla antes que el sol subiese,
14 y capturó a un joven de los hombres de Sucot, y lo interrogó; y él le dio por escrito los nombres de los príncipes de Sucot y de sus ancianos, setenta y siete hombres.
15 Y fue a los hombres de Sucot y les dijo: He aquí a Zeba y a Zalmuna, acerca de los cuales os burlasteis de mí, diciendo: ¿Están ya las manos de Zeba y de Zalmuna en tus manos, para que demos nosotros pan a tus hombres cansados?
16 Y tomó a los ancianos de la ciudad, y espinos y abrojos del desierto, y castigó con ellos a los de Sucot.
17 Asimismo derribó la torre de Peniel y mató a los de la ciudad.
18 Luego dijo a Zeba y a Zalmuna: ¿Cómo eran los hombres que matasteis en Tabor? Y ellos respondieron: Como tú, así eran ellos; cada uno parecía hijo de rey.
19 Y él dijo: Mis hermanos eran, hijos de mi madre: ¡Vive Jehová, que si les hubierais conservado la vida, yo no os mataría!
20 Y dijo a Jeter su primogénito: Levántate y mátalos. Pero el joven no desenvainó su espada, porque tenía temor, pues aún era un muchacho.
21 Entonces dijeron Zeba y Zalmuna: Levántate y mátanos tú, porque como es el hombre, así es su valentía. Y Gedeón se levantó y mató a Zeba y a Zalmuna, y tomó los adornos de lunetas que sus camellos traían al cuello.
22 Y los israelitas dijeron a Gedeón: Sé nuestro señor, tú, y tu hijo y tu nieto, porque nos has librado de manos de Madián.
23 Y Gedeón respondió: Yo no os gobernaré a vosotros, ni tampoco os gobernará mi hijo. Jehová os gobernará.
24 Y les dijo Gedeón: Deseo haceros una petición: que cada uno me dé los zarcillos de su botín (pues, traían zarcillos de oro, porque eran ismaelitas).
25 Y ellos respondieron: De buena gana los daremos. Y tendieron un manto, y cada uno de ellos echó allí los zarcillos de su botín.
26 Y fue el peso de los zarcillos de oro que él pidió, mil setecientos siclos de oro, sin contar las planchas, ni los joyeles ni los vestidos de púrpura que traían los reyes de Madián, y sin contar los collares que traían sus camellos al cuello.
27 Y Gedeón hizo con eso un efod, el cual hizo guardar en su ciudad de Ofra; y todo Israel se prostituyó tras ese efod en aquel lugar, y fue tropiezo para Gedeón y para su casa.
28 Así fue sometido Madián delante de los hijos de Israel, y nunca más volvió a levantar su cabeza. Y reposó la tierra cuarenta años en los días de Gedeón.
29 Y Jerobaal hijo de Joás se fue y habitó en su casa.
30 Y tuvo Gedeón setenta hijos que salieron de sus lomos, porque tuvo muchas esposas.
31 Y su concubina que estaba en Siquem también le dio a luz un hijo, y le puso por nombre Abimelec.
32 Y murió Gedeón hijo de Joás en buena vejez, y fue sepultado en el sepulcro de su padre Joás, en Ofra de los abiezeritas.
33 Y aconteció que cuando murió Gedeón, los hijos de Israel volvieron a prostituirse en pos de los baales, e hicieron a Baal-berit su dios.
34 Y no se acordaron los hijos de Israel de Jehová su Dios, que los había librado de todos sus enemigos de alrededor,
35 ni mostraron bondad a la casa de Jerobaal, es decir, Gedeón, conforme a todo el bien que él había hecho a Israel.