4 lecciones sobre José Smith y la salida a la luz del Libro de Mormón
Con solo 24 años de edad, José Smith afrontó desafíos al esforzarse por cumplir los mandamientos de Dios. Sin embargo, los pudo superar con la ayuda de Dios y nosotros también podemos.
Como jóvenes adultos, quizás se nos pida que hagamos cosas que parezcan imposibles sin la ayuda de Dios. Del mismo modo, José Smith, con solo 24 años, afrontó desafíos y no se sentía apto para cumplir un importante mandamiento: publicar la traducción del Libro de Mormón. No obstante, con la ayuda de Dios, realizó todo lo que se le pidió, y su ejemplo demuestra varias maneras en que podemos hacer posible lo imposible, cuando Dios está de nuestro lado.
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No hace falta que seamos grandiosos para que Dios obre milagros por nuestro intermedio. Cuando José se preparaba para publicar el Libro de Mormón, era un joven adulto sin mucho dinero ni instrucción académica, ni que decir de conocimientos de cómo traducir y publicar un registro tan importante. Con todo, siguió adelante con fe y con el don y el poder de Dios para efectuar la obra que se le requería. Si confiamos en el Padre Celestial, Él puede facultarnos para hacer Su obra.
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Cuando Dios nos da una tarea, Él prepara una vía para que tengamos éxito. Para José Smith, imprimir 5000 ejemplares de un libro de 590 páginas debió parecerle imposible. No obstante, cuando llegó el momento de publicar el manuscrito, el Señor inspiró a Martin Harris a hipotecar su próspera granja para proporcionar $3000 dólares estadounidenses (el equivalente a unos $76.000 dólares actuales) a fin de ayudar a José a cumplir su misión. Tal como Nefi enseñó: “[El Señor] prepara[rá] una vía para que cumplan lo que les ha mandado” (1 Nefi 3:7). El Padre Celestial puso los recursos necesarios al alcance de José para que terminara la tarea; y hará lo mismo por ustedes.
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Dios nos da segundas oportunidades. José Smith cometió errores que llevaron a la pérdida de 116 páginas del manuscrito del Libro de Mormón. Por haber perdido las 116 páginas, también perdió la capacidad de traducir durante un tiempo. Sin embargo, ya que escogió arrepentirse, finalmente se le perdonó y se le dio una segunda oportunidad para cumplir su misión. El Señor dijo: “Mas recuerda que Dios es misericordioso; arrepiéntete, pues, de lo que has hecho contrario al mandamiento que te di, y todavía eres escogido, y eres llamado de nuevo a la obra” (D. y C. 3:10). Nuestra vida estará llena de errores en esta tierra, pero conforme nos arrepintamos y pongamos nuestro corazón en el lugar correcto, el Señor siempre nos dará otra oportunidad.
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Mirar hacia adelante con esperanza en el gozo prometido puede ayudarnos a atravesar las dificultades. A pesar de todas las dificultades que José tuvo que afrontar, recibió muchas bendiciones y experimentó verdadero gozo en su obra de sacar a la luz el Libro de Mormón. Después de publicarse el Libro de Mormón, se organizó la Iglesia y se bautizaron los padres de José. Aquel día, José se dirigió al bosque solo y comenzó a derramar lágrimas de felicidad. Si seguimos adelante durante nuestras pruebas con la cabeza en alto, depositando toda nuestra confianza en Dios, nosotros también podremos hallar gozo y paz.