Revelación personal personalizada
¿Cómo puedes distinguir entre la revelación y tus propios pensamientos?
Vivimos en un mundo de muchas oportunidades. Tenemos la libertad de elegir nuestra propia carrera, nuestra escuela, nuestro cónyuge, dónde queremos vivir y muchas cosas más. Es en verdad una bendición de nuestra generación. Pero, por otro lado, eso hace que todas esas elecciones sean más difíciles, porque es complicado tomar decisiones cuando hay tantos caminos y oportunidades que conducen a cosas buenas. ¿Cómo escogemos lo correcto cuando hay tantas oportunidades que son buenas? Cuando te sientas perdido y confundido en esta tormenta de decisiones, debes saber que nuestro Padre Celestial desea guiarte. Puedes elegir el camino correcto y obtener las respuestas que estás buscando si sigues Su voz. Reconoce la manera en la que Él te habla, confía en Él, sigue al profeta, sé paciente, sé más optimista y ten fe, y finalmente serás guiado en la dirección correcta.
—Vira Vashchenko, Kiev, Ucrania
A lo largo de mi vida he visto cómo el Señor me ha guiado, y reconozco que todo lo que he logrado es gracias a Él y a Su guía. Incluso en los momentos en los que creo que camino sola, al final Él me hace saber y sentir que siempre ha estado allí conmigo. Por eso he tomado la decisión de seguir adelante siempre con fe, incluso cuando siento que estoy sola. En mi caso, mi camino no siempre es claro, y no siempre puedo ver lo que me espera en el futuro, pero siempre doy pasos de fe y luego comienzo a ver la luz y a reconocer la mano de Dios en mi vida. Sé que nuestro Padre Celestial y Su Hijo Jesucristo nos aman y que están dispuestos a guiarnos, pero también esperan que pongamos nuestra fe en Ellos y que actuemos cuando recibimos impresiones del Espíritu.
—Indhira Mejía, República Dominicana
A medida que he ido creciendo, he tenido que aprender el idioma del Espíritu. El Espíritu me habla por medio de pensamientos simples. Me ha costado algo de práctica acostumbrarme, pero normalmente el Espíritu acude a mí en lugares tranquilos, como cuando voy en mi auto al trabajo. Sé que no son mis pensamientos, porque el Espíritu a menudo llega de pronto, cuando ni siquiera estoy pensando en el asunto.
—Clarissa Mae Taylor, Utah, EE. UU.
Creo que una de las técnicas más sorprendentes que debemos dominar es la capacidad de reconocer los suaves susurros del Espíritu Santo. El estudio diligente de las Escrituras me ha impelido aún más a dominarla. Siempre he creído que el que busca diligentemente hallará, y los misterios de Dios le serán descubiertos por el poder del Espíritu Santo (véase 1 Nefi 10:19). En otras palabras, si quiero reconocer el Espíritu, no puedo dejarme llevar hacia pensamientos inútiles ni a las preocupaciones cotidianas de la vida, sino que debo meterme de lleno en la obra y olvidarme de mí mismo. Allí es cuando podré reconocer mejor el Espíritu, ¡porque estoy listo para ello! De la misma manera en que un barco no puede viajar fácilmente en medio de una tormenta, no podemos oír al Espíritu si nos dejamos llevar por las preocupaciones de la vida que están fuera de nuestro control.
—Emmanuel Borngreat Dogbey, Accra, Ghana
En nuestra pequeña familia, reconocemos el Espíritu por la paz que sentimos, especialmente mi esposo y yo juntos como pareja. Cuando se trata de nuestros propios pensamientos, nunca sentimos que es definitivamente lo correcto; siempre hay una duda o temor subyacente. Pero cuando es revelación, siempre sentimos paz, incluso si intentamos racionalizar las cosas y no parecen tener mucho sentido al principio. Cuando las seguimos y las llevamos a cabo, siempre vemos que las cosas se acomodan en su sitio y todo sale adelante. Ahí es cuando nos miramos y decimos: “¡Oh, ahora tiene sentido!”.
—Maryana Wright, Utah, EE. UU.
Aunque todos recibamos revelación personal de diferentes maneras, una cosa es indudablemente cierta: Dios nos habla a menudo. Solo debemos estar dispuestos a esforzarnos para aumentar nuestra capacidad de reconocer y escuchar Su voz. Como aconsejó el presidente Russell M. Nelson: “Oren en el nombre de Jesucristo acerca de sus preocupaciones, sus temores, sus debilidades, sí, los anhelos mismos de su corazón. ¡Y luego, escuchen! Anoten las ideas que acudan a su mente; escriban sus sentimientos y denles seguimiento con las acciones que se les indique tomar. A medida que repitan este proceso día tras día, mes tras mes, año tras año, ‘podrán crecer en el principio de la revelación’” (“Revelación para la Iglesia, revelación para nuestras vidas”, Liahona, mayo de 2018, pág. 95).