Jóvenes adultos
¿Es la adicción lo mismo que la rebelión?
La autora vive en Texas, EE. UU.
Lograr un mayor entendimiento de la adicción puede ayudarnos a tener la confianza de que, algún día, el Señor nos librará del cautiverio.
En nuestro mundo caído, la adicción es una realidad frustrante que afecta la vida de algunas personas. Cuando utilizamos algo en exceso para escapar de la vida, tal como la comida, los medicamentos prescritos, las redes sociales, el chisme, la pornografía, la mentira, los juegos de azar o incluso el ejercicio, podemos quedar fácilmente atrapados en un ciclo adictivo.
Al observar a personas maravillosas y amorosas a mi alrededor que luchan con la adicción, he acudido a las Escrituras y a investigaciones actuales sobre la adicción para comprender mejor esos impulsos y compulsiones neurológicos.
La maleza de la adicción
Sobrellevar una adicción –que no solo ceden a las elecciones equivocadas– puede ser como cuidar de un jardín. No quitamos la maleza una vez y damos el trabajo por terminado. Sabemos que crecerá más maleza, así que quitamos las malas hierbas con cuidado y con frecuencia para proteger las plantas.
Si luchamos con una adicción, podríamos desanimarnos cuando tenemos una recaída, aun después de arrepentirnos y buscar ayuda. Tal vez nos sorprenda y nos frustre el hecho de que esas tentaciones son especialmente fuertes tras períodos muy felices o muy tristes de nuestra vida. (Tal como tiende a crecer más maleza después de una lluvia refrescante o de una fuerte tormenta).
La diferencia entre la adicción y la rebelión intencional
He observado que Satanás utiliza la adicción como “prueba” de que deseamos el mal por naturaleza, de que estamos condenados desde el principio o de que el Señor se ha dado por vencido con nosotros. El diablo se vale de la vergüenza para desanimarnos, señalando que, sin importar cuántas veces nos arrepintamos, las tentaciones continuarán llegando.
Hay muchas razones por las que las personas son propensas a tener adicciones, pero la adicción a menudo comienza con un intento de satisfacer “necesidades profundas e insatisfechas”1. De modo que, aunque la rebelión puede conducir a la adicción y las adicciones pueden llevar al pecado, a menudo se propagan o se magnifican en la debilidad más bien que en la rebelión intencional2.
Por fortuna, sabemos que la debilidad puede darnos la oportunidad de aprender acerca de la gracia y desarrollar una fe profunda en el poder sanador de Jesucristo3.
Hasta que nos libremos del cautiverio
Podemos hallar conocimiento sobre cómo sobrellevar y escapar de la trampa de la adicción por medio de dos grupos de personas del Libro de Mormón: el pueblo de Limhi y el pueblo de Alma.
Ambos grupos estuvieron en cautiverio por un período significativo de tiempo. Ambos sabían que “no había manera de que se libraran” de la servidumbre (Mosíah 21:5). Los dos grupos, con el tiempo, acudieron al Señor en busca de ayuda.
El pueblo de Limhi se encontraba en cautiverio por causa de sus transgresiones. Sin buscar la ayuda del Señor, combatieron contra sus opresores con ira en tres ocasiones, y perdieron cada una de las batallas. Cuando comenzaron a humillarse, “el Señor fue lento en oír su clamor […] [pero Él] oyó sus clamores y empezó a ablandar el corazón de los lamanitas, de modo que empezaron a aligerar sus cargas” (Mosíah 21:15; cursiva agregada). Fueron bendecidos por su mayor humildad, pero “el Señor no juzgó oportuno librarlos del cautiverio” sino hasta mucho después.
El pueblo de Alma estuvo en cautiverio a pesar de su rectitud, pero “sí le derramaron sus corazones [a Dios]”. Aun conociendo sus deseos justos, Dios permitió que pasara tiempo entre su cautividad y su liberación. Conforme ellos continuaron confiando en Él, Él les prometió: “… aliviaré las cargas que pongan sobre vuestros hombros, de manera que no podréis sentirlas sobre vuestras espaldas, mientras [aún] estéis en servidumbre”. Ellos, a su vez, “se sometieron alegre y pacientemente a toda la voluntad del Señor” (Mosíah 24:12, 14, 15).
Ambos grupos finalmente fueron librados. Y a nosotros también se nos promete que, si acudimos al Señor durante nuestra servidumbre, “se[remos] testigos [de Él] en lo futuro” y “[sabremos] de seguro que […] el Señor Dios, visit[a] a [Su] pueblo en sus aflicciones” (Mosíah 24:14), ¡y en sus adicciones!
Consolaos
Si estás luchando con una adicción, recuerda que, con la ayuda del Señor, este tiempo puede ser un terreno fértil para cultivar atributos semejantes a los de Cristo. A medida que tengas mayor humildad, podrás desarrollar paciencia, compasión, longanimidad y mansedumbre.
Reúnete con tus líderes del sacerdocio y con aquellos que pueden brindarte apoyo, y utiliza las muchas herramientas que el Padre Celestial ha provisto para ayudarte a encontrar la libertad. Confía en el Señor; al seguirlo diligentemente, Él puede transformar este desafío desalentador y frustrante en una poderosa oportunidad4.
Una antigua Santo de los Últimos Días australiana, al comparar su pasado con su presente, dijo: “Mi vida anterior [era] un desierto de maleza, donde casi no crecían flores. [Pero] ahora la maleza ha desaparecido, y las flores brotan en su lugar”5.
A medida que tú y yo despejemos la maleza de nuestro jardín de manera constante y acudamos al Señor en nuestras pruebas, recibiremos la promesa que recibió el pueblo de Alma: “Consolaos, porque mañana os libraré del cautiverio” (Mosíah 24:16).
Sigue quitando la maleza; ¡la cosecha vale la pena!