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Cómo me ayudó el Libro de Mormón a superar el aislamiento social
He leído el Libro de Mormón muchas veces, pero esta vez me di cuenta mejor que nunca de todo el poder que podemos recibir en la vida por medio de este libro.
He leído los capítulos de Moroni en el Libro de Mormón muchas veces, pero este año me identifiqué mucho con él. Al final, estuvo separado de todas las personas que amaba; debió haberse sentido muy solo en sus últimos días, pero incluso en medio de la soledad, recordó lo que su padre le había enseñado en cuanto a tener una obra que hacer (véase Moroni 9:6). Fue mientras se enfrentaba a un futuro incierto que resumió los registros del pueblo jaredita e incluyó mensajes inspirados para nosotros sobre la fe, la esperanza y la caridad.
El valor de Moroni me ha inspirado por las muchas pruebas que el mundo ha contemplado este año, incluyendo la pandemia del COVID-19. Este año, muchos de nosotros, en todo el mundo, nos vimos obligados a estar en aislamiento social, y algunos tuvimos que separarnos de las personas que más amamos. Yo también tuve que tomar esa difícil decisión.
Soy médico pediatra, y trabajo en primera línea para dar a los niños atención urgente y de emergencia en Maranhão, Brasil. Durante esta pandemia, tomé la dura decisión de evitar el contacto físico cercano con mi amado esposo, mi hija de dos años, mi suegra y mis sobrinos (que viven todos en mi casa), junto con todos mis demás familiares y amigos en otros lugares. Me aislé para evitar la posible transmisión de la enfermedad.
El aislamiento social fue difícil porque mi familia es muy unida. Todos los domingos nos reunimos para almorzar y también efectuamos noches de hogar con regularidad. No tardé en descubrir que, sin ellos, me sentía triste y sola. Sin embargo, decidí pasar mucho tiempo leyendo el Libro de Mormón para invitar al Espíritu en mi vida. Aprendí que tener al Espíritu Santo como compañero constante me ayuda a concentrarme en la gratitud y la bondad, me muestra cómo servir a los demás y me rodea con el amor del Salvador en los momentos difíciles.
A veces me pregunto cuán reconfortante debió haber sido para Moroni leer las palabras de su padre, Mormón, después de que este falleciera. Intenté poner en práctica sus palabras: “[Hija mía], sé fiel en Cristo […]; Cristo te anime” (Moroni 9:25). ¡He aprendido que Él siempre lo hará! El Salvador nos puede dar un poder que es mayor que todos los problemas que podamos enfrentar en este mundo turbulento y ayudarnos a aferrarnos a la esperanza.
A pesar de lo duro que ha sido este año, estoy muy agradecida de que esta experiencia haya fortalecido mi testimonio de Jesucristo y me haya enseñado a poner toda mi confianza en Él, como lo hizo Moroni. Al leer el relato de Jesucristo en las Américas, me di cuenta de que, antes de Su llegada, la tierra de los nefitas estaba experimentando grandes y maravillosas transformaciones (véase 3 Nefi 11:1). Ciertamente, antes de que el Salvador regrese, podremos tener nuestra propia transformación, preparándonos para comparecer de nuevo ante Él. Sé que todos los desafíos que estamos pasando nos darán la oportunidad de prepararnos para comparecer ante Él.
Sé que Jesucristo es mi Salvador. Él es la luz que necesito para guiarme cuando el camino es incierto; y sé que el Libro de Mormón es un testamento de Él. Las verdades que se encuentran en ese libro realmente nos pueden ayudar a acudir a Él y a tener fortaleza, valor y fe en tiempos de crisis. Sé que así ha sido para mí.