Solo en formato digital: Jóvenes adultos
Cómo estar en las redes sociales pero no dentro de ellas
Estas son algunas de las maneras que he aprendido para utilizar las redes sociales como una herramienta para bien.
Creo que, a veces, todos podemos quedarnos atrapados en las redes sociales, ya sea soñando con la futura casa perfecta, averiguando qué podemos hacer para que nuestro maquillaje parezca impecable, o deseando disfrutar las vacaciones que tomó nuestro antiguo compañero de trabajo. Si bien las redes se pueden usar con buenas intenciones, también pueden perjudicarnos al dañar la autoconfianza, al hacer que nuestras expectativas sean demasiado elevadas y al aumentar los celos que sentimos hacia los demás.
Como bloguera, soy especialmente susceptible a algunas de esas repercusiones dañinas de las redes sociales. He tenido que aprender maneras de poder estar en las redes sociales sin estar dentro de ellas y convertirlas en el centro de mi vida diaria. Estas son algunas cosas que hago que me ayudan a utilizar las redes sociales como una herramienta para bien:
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Pon un límite al tiempo que pasarás cada día en las redes sociales. De lo contrario, los minutos pueden convertirse en horas.
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Al conectarte en las redes sociales, hazlo con un propósito. Si estás en las redes sociales sin un propósito en mente (por ejemplo, cuando te conectas solo para tener algo que hacer porque estás aburrido), es cuando es más probable que pierdas más tiempo.
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Recuerda la perspectiva general. Muchas personas en las redes sociales solo muestran las partes positivas de su vida, y puede parecer que todo lo que experimentan son la luz del sol y un arcoíris constantes; pero no ves todo. En privado, su vida probablemente sea tan caótica como la tuya. No te compares con los demás; tienes lo suficiente, y tú eres suficiente. El élder Gary E. Stevenson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, nos recordó: “Al comparar nuestras vidas, aparentemente corrientes, con la representación retocada y perfeccionada de la vida de los demás, tal como se muestran en las redes sociales, pueden surgir en nosotros sentimientos de desánimo, envidia e incluso fracaso”1.
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No te expongas a la negatividad. Si hay algo que te hunde constantemente, haz clic en “no me gusta”, “dejar de seguir” o “eliminar como amigo”. Las redes sociales no deberían dejarte deprimido. Haz clic en “seguir”, “me gusta” o “mejores amigos” a las personas y cosas que te harán una persona mejor y enriquecerán tu vida.
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Procura amar, animar e inspirar a los demás. En lugar de utilizar las redes sociales para aparentar, intenta publicar cosas que ayuden a los demás a sentirse amados e importantes. Comparte lo bueno. ¡Ten en cuenta a las personas que parece que necesitan un amigo y tiéndeles la mano para compartir con ellos un mensaje edificante!
El élder Stevenson dijo también: “Como nos recordó la hermana Bonnie L. Oscarson […], el éxito en la vida no depende de cuántos “me gusta” recibamos ni cuántos amigos o seguidores tengamos en las redes sociales; pero sí tiene que ver con relacionarnos con los demás de formas significativas y con aportar luz a sus vidas”2.
En definitiva, ese debería ser nuestro objetivo al usar las redes sociales.
Recuerda que si vemos las redes sociales a través de la lente del Evangelio y procuramos usarlas de maneras positivas, no nos quedaremos atascados en pensamientos de comparación o desánimo. En vez de ello, saldremos de las redes sociales sintiéndonos edificados y motivados para hacer el bien.