2021
Los convenios, los cocodrilos y ustedes
Abril de 2021


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Los convenios, los cocodrilos y ustedes

De un discurso pronunciado en Ensign College, en Salt Lake City, Utah, EE. UU., el 13 de octubre de 2020. Lee el texto completo en ensign.edu.

La hermana Sharon Eubank explica cómo evitar con seguridad los cocodrilos que acechan en la vida, y cómo ayudar a otras personas a evitarlos también.

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un cocodrilo bajo el agua

A veces, cuando viajo, las personas me dan algo que es importante para ellas. Hace poco estuve en casa de alguien, y me regaló un cocodrilo de madera que había tallado. Está pintado de una manera hermosa. Tiene uñas y ojos blancos y está hecho de madera teñida de verde.

Lo pongo donde puedo verlo todos los días. Permítanme decirles por qué guardo ese cocodrilo. Me recuerda a algo que es significativo para mí, y espero que también sea significativo para ustedes.

Enfrentarse a los cocodrilos de la vida

Puede que algunos de ustedes conozcan el río Mara, de Kenia. Muchos tipos de animales cruzan el río en ciertas épocas del año para llegar a los dulces pastos del otro lado.

Pero el río es también el hogar de cocodrilos del Nilo de 5 metros (15 pies) de largo. A los cocodrilos les encanta la migración de las manadas y siempre están al acecho de su próxima comida.

A menudo, los animales inexpertos como los antílopes no creen que los cocodrilos, que pasan desapercibidos, supongan una amenaza. Se asoman al río y ven a un animal de aspecto inocente flotando entre las plantas, así que se lanzan y comienzan a cruzar el río. No se dan cuenta de lo rápido que pueden moverse los cocodrilos y de lo fuerte que son sus mandíbulas cuando agarran algo.

A veces nosotros somos el antílope y Satanás es el cocodrilo. En nuestra inexperiencia para cruzar el agua, vemos a los cocodrilos en el río, pero no los reconocemos como peligros. Los ignoramos y nos metemos en la corriente.

Y normalmente, una manada nos sigue pensando que si nosotros nos metimos, debe estar bien meterse también. Satanás espera hasta que todos se meten en aguas profundas, y entonces ataca.

Nuestro Padre Celestial sabe que somos inexpertos y, aun así, es probable que necesitemos cruzar ríos, metafóricamente hablando, en nuestra vida. Él no necesariamente saca a los cocodrilos de nuestras vidas, pero sí nos ofrece ayuda para llegar a la otra orilla del río.

Hoy quiero hablar de tres de esas ayudas del Padre Celestial.

Las cebras y los ñus experimentados = Las Escrituras

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estampida de ñus

La primera ayuda que Él nos ofrece son aquellos que han cruzado con éxito el río antes que nosotros. A menudo, ustedes verán a los antílopes arreando a lo largo de las orillas con cebras y ñus. Las cebras y los ñus cruzan el río mucho más a menudo que los antílopes. Si pudieran comunicarse con los antílopes, tendrían cosas que contar, pero puede que los antílopes no siempre estén interesados.

¿Dónde están escritas las experiencias de las personas que han cruzado el río con éxito? En las Escrituras.

Bueno, podrían decir: “Eso es verdad, hermana Eubank, pero las Escrituras no abarcan las cosas que están pasando en mi vida”.

Alma estuvo a punto de ser comida de cocodrilo

Permítanme dar un ejemplo sobre Alma, hijo. Pasó su juventud haciendo exactamente lo contrario de lo que sus padres querían que hiciera. Se rebeló contra Dios, dejó de seguir los mandamientos, intimidó a buenas personas y se burló de ellas. Y entonces sucedió algo un día. Se le apareció un ángel. En palabras de Alma:

“… me martirizaba un tormento eterno […].

“Sí, me acordaba de todos mis pecados e iniquidades, por causa de los cuales yo era atormentado con las penas del infierno; sí, veía que me había rebelado contra mi Dios […].

“Sí, y había asesinado a muchos de sus hijos, o más bien, los había conducido a la destrucción” (Alma 36:12–14).

En esencia, Alma se lanzó al agua como un antílope ignorante y luego intimidó a otros antílopes que estaban dudando en meterse en el agua con él. Y cuando todos quedaron atrapados en la corriente, los cocodrilos los rodearon y comenzaron a acercarse. Alma quedó atrapado. Unas poderosas mandíbulas lo rodearon y no había vuelta atrás. Era comida de cocodrilo.

“Y aconteció que mientras así me agobiaba este tormento […], también me acordé de haber oído a mi padre profetizar […] concerniente a la venida de un Jesucristo, un Hijo de Dios, para expiar los pecados del mundo.

“Y al concentrarse mi mente en este pensamiento, clamé dentro de mi corazón: ¡Oh Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia de mí […]!

“Y he aquí que cuando pensé esto, ya no me pude acordar más de mis dolores; sí, dejó de atormentarme el recuerdo de mis pecados” (Alma 36:17–19).

La lección de estas Escrituras que se aplica a todos los problemas modernos a los que se enfrentan es esta: Jesús puede arrancar un antílope herido de las mandíbulas de un cocodrilo y devolver a ese antílope la salud y la seguridad.

Es imposible, dicen ustedes. No es lógico ni práctico.

Pero es verdad.

Ocurrió en mi propia vida. Tengo cicatrices, pero estoy entera. Este es el milagro del arrepentimiento y del perdón, de eso se trata el Evangelio. Le sucedió a Alma, y puede sucederles a ustedes. El Señor Dios no recordará más sus pecados, y serán libres. Nunca es demasiado tarde para ustedes si claman para que Jesucristo tenga misericordia de ustedes y abandonan sus pecados.

Todos necesitamos leer las historias de las cebras metafóricas y los ñus y los antílopes rescatados, y están escritas para nosotros en las Escrituras. Las necesitamos porque cometemos muchos errores, y nos llevan hacia el arrepentimiento y el perdón de Jesucristo.

Los barcos = Los convenios

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un remo junto a un barco

La segunda ayuda que el Señor nos da para cruzar el agua es un barco. El barco nos saca del agua, y nos rodea de una capa protectora que mantiene alejados a los cocodrilos. Los barcos pueden tener velas para atrapar el viento o motores para moverlos río arriba, y timones que facilitan mucho la dirección.

Hace un par de años, salí con una amiga en un pequeño kayak.

Queríamos cruzar el océano donde pescaban los barcos de langosta y visitar una pequeña isla. No teníamos mucha experiencia con los barcos, pero rápidamente nos dimos cuenta de que los pedales de la embarcación accionaban un pequeño timón. El timón era una pequeña aleta en la parte trasera que dirigía el kayak en la dirección que queríamos.

Llegamos a la isla y nos lo pasamos muy bien explorando, pero luego el agua empezó a agitarse y pensamos que debíamos volver a tierra firme. De modo que nos subimos y empezamos a cruzar de nuevo el canal, pero de repente era muy difícil dirigir el barco.

Tardé un rato en darme cuenta de que había olvidado bajar el timón después de llegar a la isla. Eso me mostró lo importante que puede ser esa pequeña aleta.

Nuestros convenios son como los barcos. Nos rodean con una capa protectora mientras cruzamos el río y nos mantienen fuera del agua agitada y lejos de los cocodrilos. Cuando nos esforzamos por mantener nuestros convenios del bautismo y del templo, el Espíritu Santo (al igual que esa pequeña aleta en la parte trasera del barco) puede guiarnos, dirigirnos, hacia aguas tranquilas.

Pero tenemos que recordar al Espíritu Santo y no olvidarnos de que Él forme parte de nuestra vida. Nuestra navegación es terrible sin Su ayuda.

Proverbios 3:5–6:

“Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.

“Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”.

Ruego que no subestimen sus convenios. Son mucho más poderosos de lo que creemos. Puede que piensen que sus promesas son solo un pequeño bote de remos, pero con el tiempo se convertirá en un transatlántico que puede rescatar a cientos de personas.

Por mucho que sus convenios tengan que ver con ustedes mismos, también tienen que ver con los demás.

La vista sobre el río = Las palabras de los profetas

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vista de un paisaje africano

La tercera ayuda es la vista desde arriba. Desde nuestro sitio con vistas privilegiadas en la orilla del río, es casi imposible ver a los astutos cocodrilos que se esconden, pero desde arriba se pueden ver fácilmente.

Los profetas pueden ser como un pequeño dron. El Señor les muestra las cosas desde un ángulo diferente, y ellos nos informan sobre la ubicación y el movimiento de los cocodrilos en nuestra vida.

Amós 3:7 es tan cierto en nuestros días como lo ha sido durante miles de años: “Porque no hará nada Jehová el Señor sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”.

En la conferencia general, los profetas comparten con nosotros la visión desde arriba. Algo que escuché del presidente Nelson en una conferencia general anterior fue que Israel no es llamado a ser mejor que todos los demás, no es llamado a ser el único pueblo “escogido” que puede ser salvo, sino que es llamado a ser una bandera, un estandarte para otras personas, para mostrarles dónde se está recogiendo Israel.

Todos los que están dispuestos a dejar que Dios prevalezca en su vida están siendo reunidos para encontrar a su Dios.

Jesús llama a todas las personas a Él: “Ven, sígueme”. Cuando entran en las aguas del bautismo, cuando toman la Santa Cena o reciben sus investiduras en el templo, toman sobre ustedes el nombre de Jesucristo. Pueden convertirse en Su estandarte.

Su trabajo como estandarte es:

  • Señalar a las personas las experiencias de las Escrituras que pueden enseñarles lo que deben hacer.

  • Ayudarles a preparar y construir sus propios barcos del convenio.

  • Escuchar las direcciones que vienen de la vista de más arriba.

Esto no se trata solamente de ustedes. Se trata de las personas a las que pueden ayudar a cruzar hacia un lugar seguro.

Doy mi testimonio de que Dios los conoce; conoce su nombre, sus miedos y también sus esperanzas y fortalezas. Testifico que tienen trabajo que hacer. Levántense y sean un estandarte a las naciones. Que el Señor los bendiga a medida que se esfuercen.

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