2022
Comprender mi propósito como mujer en la Iglesia
Agosto de 2022


Solo para versión digital: Jóvenes adultos

Comprender mi propósito como mujer en la Iglesia

El buscar respuestas me ayuda a seguir aprendiendo continuamente en cuanto a mi responsabilidad como mujer.

Tres mujeres de pie juntas se ríen

Fotografías con modelos

Hace unos años, mis compañeros de clase de la universidad y yo estábamos hablando acerca de las responsabilidades de los géneros en la sociedad, lo cual se convirtió de inmediato en una conversación sobre las funciones de los géneros dentro del Evangelio. Descubrí que a muchas hermanas en el Evangelio les resulta difícil saber cuáles son las responsabilidades de las mujeres en el Reino de Dios.

Después de aquella conversación, empecé a preguntarme también: ¿Cuál es mi función en la Iglesia? ¿Qué puedo contribuir yo?

A menudo he lidiado con preguntas como estas y, aunque no dispongo de todas las respuestas, al buscar la verdad he recibido impresiones que me han ayudado a entender más acerca de mi propósito en el evangelio de Jesucristo.

1. El Padre Celestial ama a todos Sus hijos.

Al comenzar a orar para recibir revelación sobre mi función como mujer, me sentía frustrada porque no sentía que estuviera recibiendo ninguna respuesta, pero en un momento en el que lo estaba pasando bastante mal, tuve este pensamiento: Estoy hablando de Dios. ¿De verdad creo que Él no me entiende? ¿De verdad creo que mi Padre Celestial ama a algunos de Sus hijos más que a otros?

A menudo se me recuerda que Dios ama a todos Sus hijos, hombres y mujeres, y confío en que hay una parte que yo debo desempeñar que es tan maravillosa e importante como la de cualquier otra persona. El Libro de Mormón declara: “… a nadie de los que a él vienen desecha [el Señor], sean negros o blancos, esclavos o libres, varones o mujeres […]; y todos son iguales ante Dios” (2 Nefi 26:33).

Esas verdades me ayudaron a centrar de nuevo mi fe y supe que si reconocía que Dios me ama de manera perfecta y que toda Su motivación en Su plan es el amor, yo sería capaz de entender mejor mi propósito divino.

2. La guía profética nos ayuda a ver con más claridad.

Los últimos años han conllevado muchos cambios bajo la dirección de profetas y apóstoles que han reiterado el valor de las mujeres en el evangelio de Jesucristo.  Las mujeres disponen de más oportunidades de prestar servicio en los templos y ser testigos de las ordenanzas, y sus voces se han amplificado aún más en los manuales, materiales y programas de la Iglesia, por ejemplo, en el nuevo programa Niños y Jóvenes.

Además, muchos líderes de la Iglesia han enseñado acerca de la importancia de las mujeres. Por ejemplo, en la Conferencia General de octubre de 2019, el presidente Russell M. Nelson dijo: “[M]is queridas hermanas, su habilidad para discernir la verdad del error, para ser las guardianas de la moral en la sociedad, es crucial en estos últimos días. Y dependemos de ustedes para enseñar a los demás a hacer lo mismo. Permítanme ser muy claro al respecto: si el mundo pierde la rectitud moral de sus mujeres, el mundo nunca se recuperará”1.

Al meditar en los mensajes recientes de nuestros líderes dirigidos a las hermanas en el Evangelio, me he dado cuenta de qué forma se obtiene una mayor comprensión sobre nuestro propósito.

3. Tenemos pleno acceso al poder del sacerdocio por medio de nuestra obediencia.

Cuando mi hermano menor fue ordenado al oficio de élder, se le dijo que el poder del sacerdocio provenía de la obediencia a los mandamientos de Dios. Al oír esas palabras, me di cuenta de algo con tanta fuerza que me quedé sin aire y abrí los ojos. Pensé: este principio también es verdadero para mí. Aunque no he sido ordenada a un oficio en el sacerdocio, siempre puedo vivir con dignidad para tener el poder del sacerdocio en mi vida.

La hermana Reyna I. Aburto, quien prestó servicio como Segunda Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro, enseñó:

Toda mujer recibe poder del sacerdocio al participar en las ordenanzas del sacerdocio y guardar los convenios correspondientes […].

“Cada mujer tiene acceso al poder del sacerdocio de acuerdo con sus convenios y su rectitud personal”2.

En pocas palabras, el sacerdocio es el poder de Dios y está al alcance de todos los que guarden los convenios que han hecho y cumplan los mandamientos. Si vivimos dignamente, Dios nos concederá Su poder para vencer las dificultades, poder para discernir la verdad. poder para hacer el bien, poder para finalmente llegar a ser como nuestros padres celestiales y vivir con Ellos. Todas esas bendiciones pueden ser nuestras al seguir a Jesucristo.

4. Ejercemos una influencia singular.

El presidente Nelson enseñó: “Mis queridas hermanas, sea cual sea su llamamiento, sin importar sus circunstancias, necesitamos sus impresiones, sus reflexiones y su inspiración. Necesitamos que hablen sin reservas y den su opinión en los consejos de barrio y de estaca […]. Casadas o solteras, ustedes, hermanas, poseen capacidades singulares y una intuición especial que han recibido como dones de Dios”3.

Crecí en una familia numerosa y siempre creí que la maternidad sería mi mayor contribución a la edificación del Reino del Señor. Sin embargo, mi esposo y yo nos enteramos hace poco de que nuestras posibilidades de agregar hijos a nuestra familia en esta vida son escasas. Nuestro trayecto por la infertilidad ha sido doloroso en extremo, pero la incertidumbre de los tratamientos y la carga emocional de tomar decisiones difíciles han sido particularmente devastadoras para el alma. En ocasiones, me he preguntado: ¿Cuál será mi influencia y función si no puedo ser madre en la manera que había previsto?

Durante este trayecto, me siento agradecida por otras mujeres fieles en mi vida, cuyas experiencias también han resultado ser diferentes de lo que habían previsto. Por medio de sus ejemplos, el mensaje del Padre Celestial para mí es este: “No esperes, no te preguntes si podrías o deberías haber hecho más o haber elegido algo diferente. Comienza desde donde te encuentres ahora, aprovecha las oportunidades para amar y servir a quienes te rodean”.

Al seguir la invitación del presidente Nelson de estudiar las maneras en que el poder del sacerdocio se aplica a las mujeres4, encontré otra enseñanza suya que a menudo me brinda consuelo: “El ayudar a otro ser humano a lograr su potencial celestial forma parte de la misión divina de la mujer”5.

Independientemente de si tengo hijos en esta vida o no, estoy cumpliendo con mi misión divina como mujer cada vez que ayudo a cualquiera de los hijos de Dios a progresar hacia su potencial celestial. Ejerzo una influencia singular al guardar mis convenios de “llorar con los que lloran” y de “consolar a los que necesitan de consuelo” (Mosíah 18:9). Habrá —y siempre las ha habido— oportunidades de servir y amar a los que me rodean.

Mi comprensión de mi función como mujer en la Iglesia de Jesucristo sigue aumentando. Todavía no es completa, pero gracias a los destellos que ya he recibido sobre mi propósito e influencia, creo que mi propósito es, y seguirá siendo, maravilloso, importante y de valor infinito a los ojos de Dios y de los míos.

Notas

  1. Russell M. Nelson, “Tesoros espirituales”, Liahona, noviembre de 2019, pág. 78.

  2. Reyna I. Aburto, “Endowed with Priesthood Power” (discurso pronunciado en la Conferencia para mujeres de la Universidad Brigham Young, 2 de mayo de 2019), womensconference.byu.edu; cursiva agregada en el original.

  3. Russell M. Nelson, “Una súplica a mis hermanas”, Liahona, noviembre de 2015, pág. 97.

  4. Véase Russell M. Nelson, “Tesoros espirituales”, pág. 77.

  5. Véase Russell M. Nelson, “El valor infinito de la mujer”, Liahona, enero de 1990, pág. 23.