“Sortear las dificultades en las relaciones interpersonales”, Liahona, enero de 2023.
Sortear las dificultades en las relaciones interpersonales
Las pruebas familiares se pueden superar si estamos dispuestos a buscar la ayuda del Señor para cambiar y mejorar.
Sortear los desafíos de nuestras relaciones familiares puede ponernos a prueba hasta nuestros límites emocionales. Como psicoterapeuta, he visto muchas situaciones desgarradoras, pero también he sido testigo de bendiciones en la vida de aquellos que afrontaron sus pruebas familiares buscando la ayuda del Señor para mejorar su comunicación, aumentar su amor y comprensión y trabajar juntos para hacer cambios importantes. Con la ayuda del Señor, hallaron fortaleza para progresar por medio de sus problemas.
La comunicación semejante a la de Cristo puede brindar amor y comprensión
Tom y Joan (los nombres se han cambiado) habían perdido a sus cónyuges. La esposa de Tom había fallecido de cáncer y el esposo de Joan, debido a la adicción, se había marchado para involucrarse en otras relaciones. Tom y Joan se conocieron en una conferencia de adultos solteros y estaban deseando casarse.
Ambos tenían hijos menores de quince años. Sus familias habían hecho varias salidas juntas y tanto Tom como Joan podían ver posibles problemas si combinaban las dos familias, así que acudieron a terapia para obtener algunas ideas sobre cómo comunicarse de manera saludable y poder sortear este nuevo capítulo de su vida.
Les sugerí que repasaran el mensaje del presidente M. Russell Ballard, Presidente en Funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, sobre los consejos familiares: “Los hijos necesitan desesperadamente padres que estén dispuestos a escucharlos, y el consejo familiar puede brindar un tiempo durante el cual los miembros de la familia puedan aprender a comprenderse y amarse unos a otros”1.
Para sus consejos familiares, decidieron la siguiente agenda:
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Definir el problema.
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Aportar ideas.
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Elaborar un plan.
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Poner el plan en acción.
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Evaluar el éxito del plan la semana siguiente y renegociar el plan si fuera necesario.
Además de deliberar en consejo como familia, Tom y Joan aprendieron que cuando hay mucho estrés en las relaciones familiares, también puede ser necesario aprender a mejorar la comunicación individual.
Tom y Joan aprendieron varias técnicas que los ayudaron a mejorar su comunicación y su relación con sus hijos.
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Los padres se mantuvieron unidos para encontrar soluciones a los problemas con los hijos.
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Si un hijo tenía dificultades para completar sus tareas diarias, uno de los padres pasaba tiempo con él, analizando el día y trabajando juntos para completar las tareas.
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Pasaban tiempo cada semana profundizando su relación con cada hijo.
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Establecieron con anticipación que harían “pausas” cuando el cerebro “emocional” (gritos) tomara el control del cerebro “racional” y centrado en las soluciones (análisis).
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Cada vez que había una lucha de poder entre el padre o la madre y un hijo, el progenitor, cuando se sentía inspirado a hacerlo, se retiraba y regresaba más tarde para intercambiar ideas sobre una nueva solución.
A medida que la familia hacía todo lo posible por abordar los problemas de relaciones complicados de maneras apropiadas y saludables —comunicándose acerca de sus desafíos y trabajando juntos en ellos—, Tom y Joan pudieron ver un progreso importante tanto en sus hijos como en ellos mismos.
El entendimiento y el amor nos unen más
A medida que los hijos se convierten en adultos, no siempre toman las decisiones que desearíamos que tomaran. ¿Cómo manejamos esas situaciones? ¿Cómo podemos mantener, o incluso fortalecer, nuestras relaciones para que podamos seguir siendo un apoyo y una influencia recta en su vida?
Terry y Bruce acudieron a mi consulta poco después de que Terry y su hijo, Seth, discutieran por teléfono. Seth llevaba tres años fuera de casa, en la universidad. Había tenido una enfermedad grave y aún no tenía el alta médica. Debido a su enfermedad, no había servido en una misión. Terry y Bruce no sabían cómo estaba el testimonio de Seth, ni siquiera si asistía a la Iglesia. Les preocupaba que Jolyn, la nueva novia de Seth, no fuera la clase de influencia que deseaban en la vida de Seth. Los padres estaban angustiados por el camino que estaba siguiendo.
Al hablar de lo que podían hacer, analizamos la parábola de la oveja perdida. Probablemente, el pastor escuchó el balido de la oveja antes de encontrarla, amarla y llevarla de vuelta al redil (véase Lucas 15:6). Terry y Bruce reconocieron que no podían cambiar a Seth, pero decidieron tratar de escucharlo, amarlo e invitarlo a ir a casa. No podían escoger por él a su esposa ni el camino de su vida, pero sí podían recordarle el amor que su familia sentía por él y por el Evangelio.
Terry llamó a Seth y se disculpó por la discusión. Se limitó a escuchar mientras Seth le decía que se sentía avergonzado porque no había servido en una misión y se preguntaba cómo podía salir en citas con una joven de la Iglesia. Invitaron a Seth y a Jolyn a casa durante unas vacaciones.
Seth y Jolyn fueron y las hermanas de Seth recibieron con amor a la pareja. A los padres les encantaba tener a Seth en casa y así se lo dijeron. Terry y Bruce se conectaron más a menudo con Seth. Terry le enviaba mensajes de texto varias veces a la semana, la familia tenía una videoconferencia cada domingo y el papá de Seth pasó tiempo jugando al golf y pescando con él. Sucedió lentamente, pero Seth volvió a integrarse en la familia. Con el tiempo, Seth decidió que el camino escogido por Jolyn no era el adecuado para él. Más tarde se casó con una mujer maravillosa a quien bautizó.
Terry y Bruce encontraron a su oveja perdida al escuchar, amar e invitar a Seth de nuevo al redil.
Trabajar juntos en el cambio puede fortalecer las relaciones y fomentar el crecimiento
Marie y su esposo, David, llevaban muchos años casados y eran miembros respetados de su comunidad, pero un día, Marie se enteró, sin que David lo supiera, de que él había mantenido una relación con otra mujer.
Marie acudió a mi oficina sintiendo una mezcla de ira, dolor y tristeza. Mientras sollozaba contando su historia, sabía que debía decirle a David cómo se sentía, pero no con enojo, para que el Espíritu estuviera con ellos.
Después de prepararse con espíritu de oración, le dijo a David que lo amaba, pero que estaba desolada al descubrir su relación con otra mujer. Tendrían que reunirse con el obispo y considerar qué iba a pasar con su matrimonio. David no quería perder a su esposa ni a su familia, y con la ayuda del obispo comenzó el proceso del arrepentimiento.
Marie sabía que había cosas que cada uno de ellos tendría que hacer para sanar individualmente y como matrimonio. Marie le pidió a David que se quedara con sus padres por un tiempo mientras ella aclaraba sus sentimientos. Pasó tiempo en el templo pidiéndole ayuda al Señor y siguió acudiendo a terapia, fortaleciendo sus habilidades de comunicación y aprendiendo a establecer límites adecuados.
Juntos, Marie y David:
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Leían las Escrituras cada noche.
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Oraban.
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Compartían los acontecimientos de cada día.
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Tenían una cita una vez a la semana.
Se comunicaban más abiertamente: Marie decía lo que pensaba y David escuchaba. Comenzaron a hablar entre ellos como lo hacían cuando estaban recién casados.
Marie dijo que no era solo David quien había cambiado: también ella lo había hecho. Se sentía más fuerte y más segura de sí misma. David permaneció arrepentido y regresó a casa.
Incluir al Señor en su vida cotidiana aportó mayor confianza y amor a su relación. Ambos sintieron que el esfuerzo por superar ese desafío con la ayuda del Señor los había fortalecido.
Las palabras de Cristo nos guiarán
Al lidiar con relaciones familiares difíciles, ruego que todos nos acordemos de sentarnos en consejo con el Señor. A veces, Él nos enseñará qué hacer; otras veces, podremos elegir: “… no conviene que yo mande en todas las cosas” (Doctrina y Convenios 58:26). Sin embargo, habrá otras ocasiones en las que deberemos entregarnos al Señor. Si mantenemos una perspectiva eterna, las riquezas de la eternidad serán nuestras “y todas las cosas obrarán juntamente para [n]uestro bien” (Doctrina y Convenios 90:24).