¿De qué forma hablas sobre el templo?
La manera en que hablamos sobre el templo importa.
Recuerdo que estaba entusiasmada por recibir mi investidura cuando me estaba preparando para salir a la misión. También recuerdo que ese entusiasmo se transformó en preocupación y confusión después de que algunos miembros de mi familia me dieron advertencias vagas en cuanto a asistir por primera vez.
Sabía que sus intenciones eran sinceras y trataban de ayudarme a tener una buena experiencia, pero me habría gustado que, en vez de enfocarse en advertirme que el templo me resultaría poco familiar, me hubieran ayudado a prepararme de maneras edificantes y correctas.
Con eso en mente, a continuación hay cuatro cosas a considerar al hablar con quienes se preparan para ir al templo por primera vez:
1. Céntrate en las verdades en vez de centrarte en las opiniones
Cuando alguien a quien amamos va a asistir al templo por primera vez, es natural que queramos contarle nuestras propias experiencias, pero debemos asegurarnos de que lo que digamos se centre en las verdades del Evangelio y no en nuestras propias opiniones.
La información correcta permite que nuestros seres queridos se centren en el Salvador y no estén predispuestos a sentirse de cierta manera en cuanto a sus experiencias en el templo. El presidente Russell M. Nelson dijo: “[L]a buena inspiración se basa en la buena información”1.
Puedes obtener información correcta (¡e incluso imágenes!) para compartir sobre el templo en el curso de preparación para el templo, las Escrituras y Templos.LaIglesiadeJesucristo.org. A veces puede que nos pongamos nerviosos sobre qué compartir, pero si utilizamos los recursos en lugar de nuestras opiniones, no tenemos que preocuparnos por compartir demasiado.
Si brindamos información correcta sobre el templo, ofrecemos una perspectiva más esclarecedora en cuanto a él. Las opiniones a menudo se basan en sentimientos y experiencias que hemos tenido, mientras que la información del Evangelio permite que tu ser querido tenga su propia experiencia en el templo.
2. Piensa en las palabras que utilizas
¿Qué descripciones del templo han quedado en tu mente? Por ejemplo, el presidente Monson dijo: “Cada [templo] se erige como un faro para el mundo”2.
Podemos escoger palabras que brinden esperanza y luz a quienes amamos y se están preparando para su experiencia en el templo. Podemos evitar calificativos negativos sobre el templo (como “raro” o “extraño”) y usar descripciones positivas centradas en Cristo (como “paz” y “esperanza”).
Me resulta útil pensar en las numerosas ilustraciones hermosas que he visto del interior del templo y, a veces, las comparto con amigos o familiares que se están preparando para entrar en él3. ¿Qué sentimientos, emociones y palabras vienen a tu mente cuando ves esas imágenes? Trata de hablar acerca del templo de una forma edificante.
3. Encuentra respuestas en los recursos del Evangelio
Debido a nuestro amor y profundo respeto por el templo, es fácil sentirse atemorizados de hablar sobre el templo. Puede que nos sintamos nerviosos y no sepamos qué está bien decir. Sé que me he encontrado atrapada en la costumbre de decirles a amigos y a familiares curiosos que no podemos hablar de lo que sucede en el templo.
Sin embargo, a medida que he servido más en el templo y he estudiado más acerca de él, ¡me di cuenta de que podemos decir más cosas de lo que pensaba!4.
Por ejemplo, podemos comentar que “[l]a investidura es un ‘don’”5. La investidura del templo es un don de bendiciones sagradas de Dios para cada uno de nosotros y entre esas bendiciones se encuentran:
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“Mayor conocimiento sobre los propósitos y enseñanzas del Señor.
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Poder para hacer todo lo que Dios quiere que hagamos.
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Guía y protección divinas al servir al Señor, nuestras familias y los demás.
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Mayor esperanza, consuelo y paz.
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Bendiciones que se prometen ahora y para siempre”6.
También podemos hablar sobre los convenios que hacemos en el templo. Lo hermoso del templo es que nos permite acercarnos más a Dios y fortalecer nuestra relación con Él mediante promesas adicionales. Estos convenios son:
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“La ley de la obediencia [que incluye esforzarse por guardar los mandamientos de Dios].
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La ley de sacrificio [la cual significa hacer todo lo posible a fin de apoyar la obra del Señor y arrepentirse con un corazón quebrantado y un espíritu contrito].
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La ley del Evangelio [que es la ley superior que Él enseñó mientras estuvo en la tierra].
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La ley de castidad [que significa que tenemos relaciones sexuales únicamente con la persona con la que estamos legal y legítimamente casados de acuerdo con la ley de Dios].
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La ley de consagración [que implica dedicar nuestro tiempo, nuestros talentos y todo con lo que el Señor nos haya bendecido con el fin de edificar la Iglesia de Jesucristo en la tierra]”7.
Al comunicar mensajes positivos sobre el templo, ayudamos a nuestros seres queridos a sentirse bienvenidos y listos para asistir por primera vez. Podemos ayudarlos a esperar con anhelo fortalecer su relación con Jesucristo por medio de los convenios del templo.
4. Cuéntales experiencias positivas
Lo que más aprendí acerca del templo es que, con la información correcta, no es para nada extraño. De hecho, la mayor parte de la información y bendiciones que recibimos en el templo (si no toda), es similar a lo que se nos enseña cada día en el Evangelio.
A través de mis experiencias, aprendí que el temor no viene del Señor. Si evitamos hablar del templo o tratamos de hablar sobre él con advertencias o preocupaciones vagas, el adversario tiene mayor poder para distorsionar la belleza del templo. En lugar de cortar nuestras conversaciones diciendo: “Sigue volviendo y con el tiempo mejorará”, podemos comentar las experiencias positivas que tenemos cuando asistimos al templo.
Si nos sentimos temerosos de responder preguntas sobre el templo, eso puede ser una invitación del Señor a que estudiemos más acerca del templo. Esto no solo nos bendecirá a nosotros, sino que también bendecirá a quienes nos rodean. La intención del Señor es que el templo nos bendiga, no que nos asuste.
Recuerda las palabras del presidente Nelson: “El hacer convenios y recibir las ordenanzas esenciales en el templo, así como el procurar acercarse más a Él allí, les bendecirá la vida de maneras como ningún otro tipo de adoración puede hacerlo”8. Cuanto más hablemos positivamente de la casa del Señor, más seguiremos guiándonos unos a otros para regresar e invitar esas bendiciones a nuestra vida.