¿Cómo puedo sentir el amor de Dios cuando lucho contra la depresión?
Lucho con depresión clínica, pero saber cuánto me aman el Padre Celestial y Jesucristo me da gozo y esperanza.
Al crecer, me di cuenta de que siento atracción hacia personas del mismo sexo, lo que al principio me llevó a tener muchos pensamientos negativos sobre mí. Esa experiencia y muchos desafíos de mi vida influyeron en mi lucha actual contra la depresión clínica.
Amo a mi Salvador y siempre he tenido un fuerte testimonio del Evangelio de Jesucristo y sé que es posible hallar paz, gozo y descanso al vivir el Evangelio. Sin embargo, debido a que tengo problemas de salud mental, puede ser difícil para mí sentir la paz y el gozo prometidos en cada circunstancia.
Estoy comprometido con Jesucristo y con mis convenios, pero ver mi vida a través del lente de la depresión puede hacer que todo parezca imposible, y a menudo me pregunto:
“¿Cómo puedo sentir el gozo de vivir el Evangelio y verme a mí mismo como el Padre Celestial y el Salvador me ven?”.
Decidí buscar respuestas y sanación en el ejemplo del Salvador.
Poner al Señor en primer lugar
Mientras estudiaba para encontrar respuestas, pensé en los momentos de mi vida en los que he sentido la oscuridad de la depresión. Me di cuenta de que recordar al Salvador y vivir como Él es la seguridad a la que me aferro cuando tengo más dificultades.
El élder Quentin L. Cook, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “Es evidente que tenemos un Padre Celestial que nos conoce y nos ama personalmente y entiende nuestro sufrimiento a la perfección. Su Hijo, Jesucristo, es nuestro Salvador y Redentor”.
Nada me brinda más esperanza que simplemente recordar al Salvador y que Él y el Padre Celestial entienden todo por lo que estoy pasando. Así que, cuando me siento triste, trato de hacer de Ellos mis primeros y últimos pensamientos todos los días. Trato de asegurarme de que me esfuerzo por conectarme con Ellos, especialmente en los momentos difíciles.
Meditar sobre Su carácter
Cuando estudio las Escrituras, me encanta leer acerca del carácter de Cristo. Eso me ayuda a profundizar mi relación con Él y con el Padre Celestial. En el Libro de Mormón, se describe a Cristo como compasivo (véase 3 Nefi 17:6), solidario (véase 2 Nefi 4:20) y como la verdadera luz y vida (véase 3 Nefi 11:11).
Uno de mis títulos favoritos del Salvador es Intercesor. Debido a mi fe en Él y en Su Expiación, Él puede abogar por mi causa ante el Padre e interceder por mí (véase Moroni 7:28).
Las Escrituras continúan enseñándome cuánto me aman el Padre Celestial y Jesucristo, y eso me da la paz que estoy desesperado por encontrar en mis momentos más difíciles.
Conocer mi identidad divina
El presidente Russell M. Nelson nos recordó tres verdades importantes sobre nosotros mismos: primero, que somos hijos de Dios; segundo, que somos hijos del convenio; y tercero, que somos discípulos de Jesucristo.
Conocer estas verdades me ha ayudado a encontrar mi lugar en la Iglesia y a sentir el amor perfecto de Dios.
Debido a que experimento atracción hacia personas del mismo sexo, durante mucho tiempo no estuve seguro de cómo podría encontrar mi lugar en la Iglesia de Jesucristo. No sé cómo saldrán muchas cosas en mi vida.
Sin embargo, centrarme en mi identidad divina me llena de mucha paz. Recuerdo lo mucho que el Padre Celestial me ama perfectamente y eso lo cambia todo para mí.
Debido a mi identidad divina, sé que nunca estoy solo.
Cambiar mi enfoque
Estoy tratando de superar mi depresión tratando de llegar a conocer a mi Salvador. Cuando me centro en Su amor, encuentro la felicidad que Él me promete. Aunque no todos los días son brillantes, todavía puedo aferrarme a Su luz sempiterna todos los días, con la esperanza de que mañana será mejor.
Como dijo el élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles:
“Si buscamos gozo, si buscamos motivos para regocijarnos y seguir felizmente al Salvador, los hallaremos.
“Rara vez encontramos algo que no buscamos.
“¿Están buscando gozo?
Podemos ser felices, y el Evangelio de Jesucristo es para todos, incluso si luchamos contra la depresión o cualquier otro desafío. Eso es lo que el venir a Cristo hace por nosotros. Cuando aprendemos acerca de Él y lo seguimos, podemos sentir Sus promesas de gozo, paz y descanso.
Jesucristo es mi verdadera felicidad, y también puede ser la tuya.